Cuando no hace de hombre fuerte de la política, Vladimir Putin es afecto a divertirse. Existen incontables fotografías que lo retratan -casi siempre, con el torso desnudo-, montando a caballo, revoleando a un oponente de Judo... y hasta ¿arriba de un tiburón blanco? Bueno; en rigor, al menos una de esas fotografías debió haber sido confeccionada por mano del Photoshop.
En cualquier caso, el lector entenderá a qué voy.
Rusia enfrenta hoy una seria amenaza terrorista contra los Juegos de Invierno -que inauguraron el pasado viernes-, de parte de terroristas daguestaníes y chechenos. Muchos de estos grupos se encuentran afiliados al principal núcleo extremista de la región, el Emirato del Cáucaso, regenteado por Doku Umarov.
Y he aquí la revelación de interés: Umarov mantiene lazos con al-Qaeda.
Los rusos arrestaron recientemente a un puñado de cómplices de los ataques de diciembre en Volgogrado -dos hermanos de Daguestán que asistieron a los atacantes suicidas con ataques ejecutados en estaciones de ómnibus y tren de la ciudad.
Ambos podrían ser miembros del grupo terrorista daguestaní 'Vilayat Dagestan', que se ha atribuído los ataques con explosivos.
Los arrestos son buena noticia, fundamentalmente debido a dos razones. Primero: se trata de una oportunidad para obtener inteligencia de parte de estos nefastos actores, en lo que tiene que ver con el grupo en sí, su red y la información que dispongan acerca de cualquier próximo ataque por ser llevado a cabo.
Mi opinión es que los rusos se comportarán con impaciencia -recurriendo al eufemismo- a la hora de obtener respuestas de estos muchachos, con los Juegos ya en desarrollo.
Uno podría calificar a este escenario como una "bomba de tiempo": Usted necesita respuestas, y las necesita ahora mismo.
La otra buena noticia que surge de la captura de los sospechosos y su remoción de las calles, es que no estarán en condiciones de realizar ataques futuros contra Sochi u otros objetivos rusos.
Pero también se ha informado que las autoridades del país se encuentran en busca de un par de "viudas negras", nombre empleado para designar a las mujeres o esposas de yijadistas muertos que se vengan ejecutando ataques suicidas. Estas 'viudas negras' son letales, y fueron protagonistas de los peores ataques terroristas en la Federación Rusa en años recientes.
Una de las viudas negras podría, incluso, haber traspasado uno de los 'anillos de acero' de los servicios de seguridad rusos que protegen Sochi.
Desde luego, no se trata de que Sochi fue elegida como ciudad anfitriona durante la pasada semana: el anuncio fue hecho en 2007. Lo cual obsequió a los terroristas tiempo más que suficiente para desarrollar una célula durmiente en la ciudad, con anticipación. La insurgencia del Cáucaso Norte contra Moscú data de, al menos, dos décadas.
Lo que resulta igualmente perturbador es la preocupación de que los rusos no acepten la ayuda externa que podría ser útil para mantener el desarrollo de los Juegos en un ambiente seguro. Estados Unidos, por ejemplo, ha ofrecido asistencia. Y lo propio han hecho otras naciones. Pero no queda claro si los rusos simplemente se muestran poco receptivos a las ofertas, o si prefieren ocuparse del tema en soledad.
A pesar de que la clave para combatir al terrorismo es la cooperación internacional.
Con algo de fortuna, los funcionarios rusos abandonarán su orgullo y el devaluado estado de las relaciones entre Rusia y EE.UU., permitiendo que podamos ayudarles a hacer de los Juegos Olímpicos un evento con mayor seguridad, de tal suerte que el foco de la atención pueda volver a centrarse en las increíbles hazañas de los atletas en el hielo y la nieve. Precisamente, aquello que hemos estado aguardando con ansias durante años.
Traducción al español: Matías E. Ruiz | Artículo original en inglés, en http://blog.heritage.org/2014/02/09/russia-safe-winter-olympics/