POLITICA | OPINION: YAMIL SANTORO

La izquierda versus los Derechos Humanos

'¿Qué pasa en Venezuela?', es una pregunta que varios se han hecho en estos días al ver fotografías de estudiantes ensangrentados...

18 de Febrero de 2014
'¿Qué pasa en Venezuela?', es una pregunta que varios se han hecho en estos días al ver fotografías de estudiantes ensangrentados, videos de policías pateando cabezas de manifestantes, reportes de muertos, censura de medios televisivos como NTN24 e, incluso, bloqueos de Twitter. Mejor oírlo de parte de un ciudadano venezolano:

'Nos están matando, y ustedes lo saben'. 'Cristina Kirchner (...), ¿cómo puede Usted decepcionarme de una manera tan brutal avalando lo que está pasando en mí país?'.
 
El pasado viernes, distintos espacios nos dispusimos a convocar a una movilización frente a la Embajada de Venezuela en Buenos Aires, a fin de reclamar por el respeto de los Derechos Humanos, exigiendo que se garanticen las libertades fundamentales del pueblo venezolano, y se ponga fin a la brutal represión perpretada por el gobierno de Nicolás Maduro. La marcha, convocada para las 18:00 horas- apuntaba a ser una manifestación pacífica de protesta, acompañada de la presentación de un petitorio al Embajador, sin interrumpir el tránsito en ningún momento y dejar de lado cualquier tipo de agresión.
 
La Embajada venezolana respondió a nuestra convocatoria impulsando una contramarcha a las 16:00 horas, a fin de deslegitimar la protesta, polarizar el planteo y desdibujar el reclamo. En concreto, existió una manifestación en reclamo del respeto de los Derechos Humanos en Venezuela por parte de múltiples organizaciones, algunas políticas y otras ciudadanas, que incluyó a Una Voz por Venezuela, Jóvenes Unión PRO, y el Partido Liberal Libertario, entre otras. Contra esta marcha -de carácter humanitario-, se manifestó el pankirchnerismo de izquierda con la presencia estelar de los miembros de Quebracho, Marea Popular, Kolina, y JP Evita
 
La situación del viernes me produjo -por primera vez en muchos años de participación política- una profunda tristeza. En cierta oportunidad, una chica desconsolada preguntaba, a los gritos: '¿Qué festejan?' al otro grupo. No pude encontrar una respuesta que me trajera paz: se habían movilizado en contra de un reclamo sin banderas partidarias, a favor de los DDHH.
 
Lo que está sucediendo en Venezuela excede con creces el debate izquierda-derecha. Pero sí se debate si caso toleraremos que un gobierno, por exhibir un discurso que resulta 'simpático' para algunos, abuse de su pueblo y atropelle los derechos humanos y las libertades individuales. La posición que hoy adopta la izquierda no la diferencia de la adoptada antes por aquellos que justificaban la represión y la violencia de Estado en la década del setenta. Cuesta creer que, entrado el siglo XXI, continúe vigente esa patética visión que distingue entre 'asesinos buenos' y 'asesinos malos'. Preocupa pensar que existan personas dispuestas a legitimar la violencia contra quien piense distinto; esto se vio el viernes.
 
Venezuela ha comprado voluntades durante años, procurando establecer un blindaje internacional que le permitiera profundizar sus atropellos sobre los derechos individuales sin tener que rendir cuentas. A fines de 2013, el gobierno de Nicolás Maduro abandonó los organismos internacionales de DD.HH. dependientes de la Organización de Estados Americanos (OEA). Casualmente, huyeron del seno de los organismos el día que siguió a la presentación, por parte de la oposición democrática venezolana, de pruebas del fraude perpetrado en las últimas elecciones presidenciales. Ni hablar de la manipulación de la muerte de Hugo Chávez o sobre las incompatibilidades de índole legal que objetan la presencia de Maduro en el cargo. Pero, para muchos, los Derechos Humanos han sido un negocio antes que una causa, conforme lo expone Luis Gasulla en su obra 'El negocio de los Derechos Humanos'; esto los ha puesto en evidencia.
 
En las próximas horas, el líder de la oposición, Leopoldo López, presentará un petitorio pidiendo por el cese de las hostilidades contra la población civil, el desmantelamiento de los cuerpos paramilitares, y que se respete el derecho a la protesta de todos los ciudadanos. Asimismo, se apersonará para entregar la lista de reclamos, a pesar de que la Administración Maduro ha resuelto encerrarlo por vía de una orden de arresto. Se trata de un líder político que debió pasar a la clandestinidad en 'democracia'.

 
Lo que está sucediendo nos convoca a TODOS, más allá de cualquier bandera política. Nos corresponde, a la totalidad de los actores, acordar que la violencia y la represión de la disidencia JAMAS deberán formar parte de la arena política.

 
 
Sobre Yamil Santoro

De profesión Abogado, ejerce como Secretario de Organización Política en Juventud Unión PRO Nacional.