Rusia amplía sus tácticas de intimidación en Ucrania
El vicepresidente estadounidense Joe Biden, quien viajara a Ucrania el pasado lunes en el marco de una visita de dos días para expresar...
El vicepresidente estadounidense Joe Biden, quien viajara a Ucrania el pasado lunes en el marco de una visita de dos días para expresar el apoyo de EE.UU. al gobierno de Kiev, ha acusado a Rusia de respaldar a las fuerzas irregulares que tomaron el este de Ucrania. Sin embargo, Biden no ofreció gran cosa, amén de los US$50 millones en ayuda para el combate contra la corrupción. Estados Unidos también prometió el envío de una fuerza simbólica -basada en cuatro compañías de paracaidistas- a las naciones vecinas inscriptas en la OTAN, para los próximos meses -lo cual difícilmente podría calificarse de maniobra disuasiva.
No obstante, vale apuntar que la hora de los gestos simbólicos ha quedado atrás. Existe consenso frente a que las fuerzas especiales rusas (comandos spetznaz) -portando uniformes que evitan identificarlas- se encuentran orquestando violentas actividades de índole separatista en Ucrania oriental. Biden advirtió que Moscú se enfrentaría a más sanciones y a más aislamiento si continúa interfiriendo en territorio ucraniano. El primer ministro ruso, Dmitry Medvedev, replicó a la amenaza estadounidense, afirmando que más sanciones conducirían al fortalecimiento de la economía de la Federación Rusa.
Firmados el 17 de abril, los Acuerdos de Ginebra fracasaron en su objetivo de desactivar la tensión en el este de Ucrania. El convenio llamó a abandonar la totalidad de los edificios públicos del gobierno y las plazas de la rusoparlante región de Donbass tomados. A pesar del llamamiento, los paramilitares bajo control de Moscú rehusaron dejar vacnates los edificios gubernamentales abandonados en, al menos, nueve localidades de la región del Donetsk.
Exhibiendo claras señales de tortura, los cuerpos de dos hombres -incluyendo el de Volodymyr Rybak, miembro designado del partido Batkyvshchina ('Madre Patria'), aparecieron en cercanías de Slavyansk. Las autoridades ucranianas culpan a las fuerzas pro-rusas por los secuestros de los individuos luego ultimados.
La frágil tregua de Ginebra se vio quebrantada el próximo-pasado domingo de Pascuas, apenas tres días después de haber sido firmado. Una confrontación armada entre bandas organizadas bajo control ruso y grupos pro-ucranianos tuvo lugar en un puesto de control en los extramuros de Slavyansk y, tras la consiguiente lucha, tres hombres perdieron la vida.
Moscú y Kiev se culparon mutuamente por el incidente: Kiev tildó al enfrentamiento de provocación, puesta en práctica por las fuerzas especiales rusas, mientras que el ministro ruso de Relaciones Exteriores acusó a Kiev de fallar a la hora de proteger a los rusos étnicos ante la amenaza del espectro ultranacionalista, incrementando los temores ante la potencial invasión por parte de Moscú.
El pasado jueves, el presidente ruso Vladimir Putin -en un programa televisado de preguntas y respuestas- reconoció que la Federación Rusa empleó a sus fuerzas especiales en Crimea previo al referéndum del 16 de marzo -postura que las autoridades rusas habían desmentido previamente.
Putin se refirió a Ucrania oriental con el viejo término imperial de “Novorossiya” (Nueva Rusia), alimentando la perspectiva de la ocupación y posterior anexión; e incluso invocó poderes otorgados a su persona por el parlamento moscovita -a la sazón, una simple escribanía del poder-, tendiente al uso de la fuerza contra su vecino eslávico del este. Putin también declamó que el gobierno ucraniano, con el que Joe Biden está tratando actualmente- es ilegítimo.
No hay señales de que el escenario en Ucrania disminuya la tensión en el futuro cercano. El pasado lunes, por ejemplo, militantes armados tomaron el edificio central de policía en la localidad de Kramatorsk. Se citaron informes de que separatistas pro-rusos están intimidando, acosando y secuestrando periodistas, incluyendo al ciudadano estadounidense Simon Ostrovsky.
En tanto las potenciales occidentales convocan a Rusia para que limite la escalada y a criterio de que remueva a sus tropas de la frontera, queda claro que Moscú desea desestabilizar Ucrania, traer a porciones del territorio ucraniano a la órbita de Moscú, y evitar que Ucrania se sume a la OTAN y a la Unión Europea. Otras naciones otrora pertenecientes al ex bloque comunista soviético podrían situarse próximamente en la mira de Vladimirovich.
Hasta el momento, la anexión de Crimea ejecutada por Putin se ha enfrentado a una débil respuesta occidental, en tanto el episodio ha servido para incrementar la popularidad del presidente ruso en su país. A menos que los Estados Unidos de América y sus aliados en Occidente hallen la combinación adecuada entre sanciones y diplomacia coercitiva, habrá escasas chances de que Moscú abandone el sendero de la intimidación, la intervención y la agresión contra sus vecinos.
Traducción al español: Matías E. Ruiz | Artículo original en inglés, en http://blog.heritage.org/2014/04/23/russia-expanding-intimidation-tactics-eastern-ukraine/
Analista Investigador Senior, dedicado a Estudios de Rusia y Eurasia en la Fundación Heritage, Washington, D.C. Sus artículos pueden leerse en español en el sitio web Heritage Libertad.