BRICS y otro banco político internacional
Al disfuncional mundo de la ayuda externa se está por agregar una fuente más de fondos controlados por políticos...
21 de Julio de 2014
Al disfuncional mundo de la ayuda externa se está por agregar una fuente más de fondos controlados por políticos que serán prestados a otros políticos o corporaciones cercanas al poder. Bajo condiciones favorables y en nombre del crecimiento, por supuesto.
Estamos hablando del nuevo banco de desarrollo que anunciaron esta semana los países BRICS —Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica— que contará con US$50.000 millones. También se anunció un nuevo fondo de reservas de US$100.000 millones que se usará en caso que entre un país miembro en crisis financiera.
Estas versiones BRICS del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI) competirán con tales agencias multilaterales. Sin importar que el mundo esté lleno de agencias nacionales e internacionales de desarrollo, pues una meta principal del banco de los BRICS es eludir el control de los países ricos y las condiciones supuestamente estrictas que estos imponen.
Es verdad que los intereses geopolíticos de los países ricos influyen fuertemente en las decisiones del Banco Mundial y del FMI. Pero eso sucede con toda agencia de préstamos oficiales cuyos clientes son gobiernos. No existen razones para pensar que los BRICS —cuyos gobiernos sufren de altos niveles de corrupción y falta de transparencia— vayan a ser mas exitosos que el FMI y el BM a la hora de promover el desarrollo.
Lo grave es que el récord de las agencias multilaterales, así como las bilaterales, es pésimo. La experiencia de seis décadas en que se gastaron millones de millones de dólares revela que no existe relación alguna entre el crecimiento y la ayuda externa. En el peor de los casos, cuando las políticas y las instituciones de los países recipientes son dañinos al crecimiento, la ayuda externa los empobrece porque apoya a los malos gobiernos. Este fue el caso de la Africa sub-sahariana, receptora de la mayor ayuda externa per cápita y donde, hacia mediados de la década pasada, se encontraron 31 países sin capacidad de pagar su deuda externa.
Tampoco existe relación entre la ayuda internacional y las reformas económicas. Los países que se reforman lo hacen por factores ajenos a la ayuda externa. Numerosos estudios confirman que en la práctica las condiciones que se aplican a los préstamos no han funcionado. Se ignoran con regularidad e igual se sigue prestando. Eso sucedió no solo con los países africanos durante décadas, sino también con Rusia tras la caída del comunismo, y con países en cada continente.
Para los prestamistas oficiales, siempre hay intereses políticos y, dado que se está usando dinero público, el incentivo es de gastar sin que importe demasiado si los proyectos son viables. ¿Alguien duda que podría haber presión de la China o de Brasil para que el banco de los BRICS conceda préstamos al régimen venezolano? ¿O que el gobierno brasileño pueda usar esos fondos para favorecer a una empresa brasileña importante en algún proyecto poco transparente en la región?
El record del FMI no es mejor. En teoría, hace préstamos de corto plazo, mientras se mejora una economía en particular. En la práctica, crea dependencia de sus créditos, lo cual puede durar décadas. El papel que ha jugado durante las crisis financieras ha sido lamentable. Sus rescates masivos a países, en rigor, han rescatado a banqueros e inversionistas, pasando así la cuenta a los contribuyentes. Cuando la Argentina entró en default la década pasada —tras recibir un rescate masivo del FMI— el Fondo perdió toda su credibilidad, especialmente cuando tal evento no desató una crisis financiera internacional como advertía el FMI que ocurriría sin su intervención.
Estamos hablando del nuevo banco de desarrollo que anunciaron esta semana los países BRICS —Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica— que contará con US$50.000 millones. También se anunció un nuevo fondo de reservas de US$100.000 millones que se usará en caso que entre un país miembro en crisis financiera.
Estas versiones BRICS del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI) competirán con tales agencias multilaterales. Sin importar que el mundo esté lleno de agencias nacionales e internacionales de desarrollo, pues una meta principal del banco de los BRICS es eludir el control de los países ricos y las condiciones supuestamente estrictas que estos imponen.
Es verdad que los intereses geopolíticos de los países ricos influyen fuertemente en las decisiones del Banco Mundial y del FMI. Pero eso sucede con toda agencia de préstamos oficiales cuyos clientes son gobiernos. No existen razones para pensar que los BRICS —cuyos gobiernos sufren de altos niveles de corrupción y falta de transparencia— vayan a ser mas exitosos que el FMI y el BM a la hora de promover el desarrollo.
Lo grave es que el récord de las agencias multilaterales, así como las bilaterales, es pésimo. La experiencia de seis décadas en que se gastaron millones de millones de dólares revela que no existe relación alguna entre el crecimiento y la ayuda externa. En el peor de los casos, cuando las políticas y las instituciones de los países recipientes son dañinos al crecimiento, la ayuda externa los empobrece porque apoya a los malos gobiernos. Este fue el caso de la Africa sub-sahariana, receptora de la mayor ayuda externa per cápita y donde, hacia mediados de la década pasada, se encontraron 31 países sin capacidad de pagar su deuda externa.
Tampoco existe relación entre la ayuda internacional y las reformas económicas. Los países que se reforman lo hacen por factores ajenos a la ayuda externa. Numerosos estudios confirman que en la práctica las condiciones que se aplican a los préstamos no han funcionado. Se ignoran con regularidad e igual se sigue prestando. Eso sucedió no solo con los países africanos durante décadas, sino también con Rusia tras la caída del comunismo, y con países en cada continente.
Para los prestamistas oficiales, siempre hay intereses políticos y, dado que se está usando dinero público, el incentivo es de gastar sin que importe demasiado si los proyectos son viables. ¿Alguien duda que podría haber presión de la China o de Brasil para que el banco de los BRICS conceda préstamos al régimen venezolano? ¿O que el gobierno brasileño pueda usar esos fondos para favorecer a una empresa brasileña importante en algún proyecto poco transparente en la región?
El record del FMI no es mejor. En teoría, hace préstamos de corto plazo, mientras se mejora una economía en particular. En la práctica, crea dependencia de sus créditos, lo cual puede durar décadas. El papel que ha jugado durante las crisis financieras ha sido lamentable. Sus rescates masivos a países, en rigor, han rescatado a banqueros e inversionistas, pasando así la cuenta a los contribuyentes. Cuando la Argentina entró en default la década pasada —tras recibir un rescate masivo del FMI— el Fondo perdió toda su credibilidad, especialmente cuando tal evento no desató una crisis financiera internacional como advertía el FMI que ocurriría sin su intervención.
Así como el Banco Mundial y el FMI son instituciones politizadas, las de los BRICS serán mas de lo mismo. Deberíamos estar cerrando las agencias multilaterales, no abriendo nuevas.
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@VasquezIan
Sobre Ian Vásquez
Ian Vásquez es el director del Centro para la Libertad y Prosperidad Global de Cato Institute. Es miembro de la Sociedad Mont Pelerin y ha sido nombrado como miembro por este período del Consejo de Relaciones Exteriores. Sus artículos son publicados también en el sitio web en español del Instituto Cato.