Falta de respeto a la Constitución Nacional
La convocatoria de Máximo Kirchner a confrontar con su Señora Madre en las próximas elecciones...
18 de Septiembre de 2014
La convocatoria de Máximo Kirchner a confrontar con su Señora Madre en las próximas elecciones, es una falta de respeto a la sociedad y a la República Argentina. Confieso desconocer cuáles son los antecedentes del Señor Máximo Kirchner, ni sus méritos -si es que exhibe alguno-, para ocupar un sitial de privilegio frente a un micrófono en nombre y representación de un partido político; nada menos que del partido en control del gobierno. Quisiera creer que no le da ese derecho el solo hecho de ser el hijo de la Señora Presidente. Digo, porque ello no solo hablaría mal del hijo, sino peor de la madre que lo tolera.
Es cierto que no fue sólo Máximo Kirchner quién alentó a la oposición a dirimir las próximas elecciones contra la Presidente. Tras su imprevista aparición en la arena política, elocuentes voces del oficialismo se apuraron en respaldar sus dichos. El Diputado Andrés Larroque, por caso, no sólo insistió en el argumento sino que ha ido más allá, cuestionando la 'legitimidad' del próximo comicio si no se compite contra la actual Presidente de la Nación. En una línea similar se anotaron los Senadores Carlos Kunkel y Aníbal Fernández.
Lo de Máximo Kirchner ya es, de por sí, grave; pero mucho más lo es el hecho de que legisladores surgidos del voto popular en plena vigencia del estado de derecho cuestionen la 'legitimidad' de un próximo gobierno, solo por respetar y no violar las leyes de la República.
Es cierto que no fue sólo Máximo Kirchner quién alentó a la oposición a dirimir las próximas elecciones contra la Presidente. Tras su imprevista aparición en la arena política, elocuentes voces del oficialismo se apuraron en respaldar sus dichos. El Diputado Andrés Larroque, por caso, no sólo insistió en el argumento sino que ha ido más allá, cuestionando la 'legitimidad' del próximo comicio si no se compite contra la actual Presidente de la Nación. En una línea similar se anotaron los Senadores Carlos Kunkel y Aníbal Fernández.
Lo de Máximo Kirchner ya es, de por sí, grave; pero mucho más lo es el hecho de que legisladores surgidos del voto popular en plena vigencia del estado de derecho cuestionen la 'legitimidad' de un próximo gobierno, solo por respetar y no violar las leyes de la República.
Es manifiesto que el Señor Máximo Kirchner prioriza los intereses de su madre y de un sector del partido político al que ella pertenece, por sobre los intereses de la República. De otro modo, no se comprende que convoque a una nueva reforma constitucional, solo para que su madre pueda ser nuevamente candidata. Lo propio le cabe al Senador de la Nación Aníbal Fernández, quién declaró que la Constitución Nacional permite la reforma de la propia Carta Magna y acicateó a la oposición, sentenciando que aquélla 'tiene miedo' de competir contra la mandataria. 'Si hablan tan mal de Cristina Fernández, ¿por qué no la dejan competir?, modifiquemos la constitución, el artículo 30 dice que se puede', sostuvo.
Un Senador de la República debiera estar en perfecto conocimiento de que la Constitución Nacional no se reforma por capricho ni para permitir a un candidato que ya ha cumplido con sus dos mandatos un nuevo intento. La ligereza del planteo y el desprecio por el Estado de derecho y la Constitución no solo asombra sino que, además, invita al desconcierto. Un Senador -más que nadie- debiera velar por el respeto y la defensa de nuestra Carta Magna; nunca exigir su reforma con el objeto de acomodarla a las necesidades de su jefe político y/o de su hijo.
Desgraciadamente, se advierte que esta gente no ha entendido aún, pese a estar hace más de 10 años al frente del gobierno, lo que es vivir en un Estado de derecho. Por cierto que no ha sido éste un episodio aislado; fue, apenas, uno más. Hasta aquí, se han desobedecido sentencias judiciales, tanto locales como internacionales; se ha intentado destituir jueces y fiscales por el solo hecho de cumplir con su labor, y se ha defendido a muchos otros por todo lo contrario. Pero hablar abiertamente de reformar la Constitución para tan solo acomodarla a las necesidades de una persona, y sostener que, si así no sucediere, el próximo gobierno carecerá de 'legitimidad', pareciera exceder todo lo previsible. Cuanto menos, en un Estado de derecho. En un país donde últimamente ha reinado la ficción, daría la sensación de que algunos creen estar en esa isla imaginaria que ilustraba el sketch del inolvidable Alberto Olmedo, cuando personificó al 'dictador de Costa Pobre'. Allí, uno de los protagonistas colocaba a su líder la banda con la leyenda 'tus amigos'... y se cumplía tan solo sus deseos.
Aunque les cueste aceptarlo, la Constitución Nacional no ha dejado de ser la norma suprema de la Nación, y a ella debemos someternos todos los habitantes de la República. Quienes se crean en posición de ignorarla o de configurarla a la medida de sus necesidades y/o caprichos, sencillamente se equivocan. Las urnas se lo harán saber, y la Justicia cobrará sus deudas. Todo a su debido tiempo.
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@DrRobertoJ
Sobre Roberto Porcel
Es Abogado en la República Argentina, especialista en Derecho Comercial y experto en temas relativos a la falsificación marcaria. Socio en el Estudio Doctores Porcel, fundado en 1921. Los textos del autor en El Ojo Digital pueden consultarse en http://www.elojodigital.com/categoria/tags/roberto-porcel.