La óptica china en relación a las masivas protestas en Hong Kong
Mientras miles de manifestantes inundan el centro de Hong Kong para oponerse a los esfuerzos de Pekín...
07 de Octubre de 2014
Mientras miles de manifestantes inundan el centro de Hong Kong para oponerse a los esfuerzos de Pekín por controlar el futuro político de la 'Región Administrativa Especial' (S.A.R.), existe creciente preocupación respecto de cómo se resolverá la situación.
Para el pueblo hongkonés, el asunto es sencillo. Bajo los términos de la Ley Básica, negociada entre la República Popular China y el gobierno británico cuando Hong Kong aún era una colonia, el Partido Comunista Chino se comprometió a mantener las instituciones que convirtieron a Hong Kong en un éxito -con prensa libre, un sistema judicial independiente, libertades civiles y el respeto por la sociedad civil- por cincuenta años tras la cesión de 1997.
Este programa, conocido como 'Un País, Dos Sistemas', fue calificado de esta manera como medio para asegurar la continuidad de la prosperidad de Hong Kong, pero también para ser eventualmente tenido en cuenta para su implementación en Taiwan.
Dado que Hong Kong no ha llevado a cabo elecciones bajo dominio británico (algo hipócrita, en la perspectiva de Pekín), la cuestión de cómo deberá elegirse a su jefe ejecutivo debía ser contenida en la Ley Básica. Se acordó una transición gradual, en la que Hong Kong implementaría una política de sufragio universal para elegir a un jefe ejecutivo.
En 2014, al momento de la preparación para los comicios de 2017, el plan para el sufragio universal fue revelado. Pekín se aferró a la carta del acuerdo -habríá elecciones para jefe ejecutivo en las cuales todo ciudadano de Hong Kong podría votar, pero el rango de candidatos posibles debería ser aprobado por Pekín.
La situación se exacerbó cuando Pekín emitió un documento oficial sobre Hong Kong que esencialmente minaba la Ley Básica acordada para gobernar el territorio. El documento reafirmaba la política de 'Un País, Dos Sistemas', pero enfatizaba que 'como Estado unitario, el gobierno central chino tiene jurisdicción completa sobre la totalidad de las regiones administrativas, incluyendo la HKSAR [Hong Kong Special Administrative Region, o Región Administrativa Especial de Hong Kong]'. El mensaje era claro: se permitiría a Hong Kong elegir entre una gama de aspirantes que Pekín debiera aprobar, y Pekín no tenía intención alguna de comprometerse con este tema.
La furia ciudadana resultante en Hong Kong condujo a una caminata de estudiantes y, luego, a protestas; las autoridades respondieron con gas lacrimógeno, spray de pimienta y movilizando a las fuerzas de policía. Cuando todo falló a la hora de dispersar a las multitudes, la fuerza policial de Hong Kong en su mayoría se retiró. La pregunta es, qué sucederá cuando Hong Kong regrese al trabajo este jueves, después del Día Nacional de China.
Pocos esperaban que las autoridades chinas retrocedieran (en contraposición a C.Y. Leung y las autoridades de Hong Kong). Es importante reconocer que el presidente chino -y, a la sazón, Secretario General del Partido Comunista Chino-, Xi Jinping, aún se encuentra transitando un período de transición. Siendo el primer líder chino que asume el poder sin la bendición de un líder revolucionario como lo fueron Mao Tse Tung o Deng Xiaoping, su legitimidad política dentro del Partido Comunista se ha visto más sospechada que la de sus predecesores. Más aún, su prerrogativa anticorrupción ha incomodado a muchos dentro del PC local (lo cual se vio agravado por el hecho de que, probablemente, la mayoría de los acusados por cargos de corruptela haya sido señalado también por ser rivales políticos de Jinping).
El documento oficial sobre Hong Kong y la resolución decidida por el Comité en Ejercicio del Congreso Nacional del Pueblo de China reiteraron que Pekín tiene todo el derecho de mantener a Hong Kong en línea, lo cual ofrece a Jinping poco margen para el compromiso -si es que acaso se propone hacerlo.
Por otra parte, Hong Kong es uno de los centros financieros más grandes del mundo. Cualquier cosa que desestabilice al territorio o comprometa su credibilidad podría poner en juego su posición internacional. Como centro financiero mundial, Hong Kong continúa siendo una fuente de importancia en la inversión extranjera directa hacia China, proporcionando más de la mitad de la cantidad invertida en todo el 2013. Hong Kong también ha sido fuente primordial para el financiamiento de capital, ya sea en forma de ofertas públicas iniciales para firmas privadas (IPOs), para bonos, o para préstamos.
Si China realmente desea desafiar a los Estados Unidos de América en lo que a liderazgo financiero global respecta, deberá depender de un Hong Kong con buena salud para que el territorio pueda proporcionar el expertise y el recurso humano entrenado -y demostrar que está dispuesta a permitir que la ciudad funcione de modo independiente, y no simplemente como una extensión del Partido Comunista Chino.
Complementariamente -y como se apuntara previamente-, Hong Kong es visto como un caso emblemático para analizar a Taiwan. Cualquier resolución insatisfactoria del escenario hongkonés -no digamos una resolución sangrienta-, heriría de gravedad las relaciones entre los estrechos, precisamente antes de las elecciones de 2016 en la isla, en las que ni el Kuomintang ni el Partido Demócrata-Progresista buscarán presentar a un titular. Un fracaso abyecto del modelo 'Un País, Dos Sistemas' en Hong Kong beneficiaría, con toda probabilidad, al Partido Demócrata-Progresista de Taiwan, que ha venido respaldando la independencia taiwanesa con solidez.
Finalmente, la experiencia de la Plaza Tiananmen de veinticinco años atrás ciertamente no es una que el liderazgo político chino desee repetir. Mientras que el puño de China sobre el Internet y las comunicaciones en redes sociales podría limitar la difusión de cualquier represión sangrienta en Hong Kong, el resto del mundo se muestra hoy mucho más conectado de lo que estaba en 1989. Las sanciones al comercio de alta tecnología -vigentes desde Tiananmen- solo se verían reforzadas en el caso de que Pekín ordene montar una represión violenta.
Para Xi Jinping, las próximas semanas se encontrarán entre las más cruciales desde su llegada al cargo.
Traducción al español: Matías E. Ruiz | Artículo original en inglés, en http://dailysignal.com/2014/10/02/view-china-hong-kongs-massive-demonstrations/
Foto de portada: manifestante se vuelve hacia sus compañeros en una marcha en Hong Kong, para pedirles que recen por el territorio, mientras la policía local comienza su avance. Crédito: Frank Li/Newscom
Para el pueblo hongkonés, el asunto es sencillo. Bajo los términos de la Ley Básica, negociada entre la República Popular China y el gobierno británico cuando Hong Kong aún era una colonia, el Partido Comunista Chino se comprometió a mantener las instituciones que convirtieron a Hong Kong en un éxito -con prensa libre, un sistema judicial independiente, libertades civiles y el respeto por la sociedad civil- por cincuenta años tras la cesión de 1997.
Este programa, conocido como 'Un País, Dos Sistemas', fue calificado de esta manera como medio para asegurar la continuidad de la prosperidad de Hong Kong, pero también para ser eventualmente tenido en cuenta para su implementación en Taiwan.
Dado que Hong Kong no ha llevado a cabo elecciones bajo dominio británico (algo hipócrita, en la perspectiva de Pekín), la cuestión de cómo deberá elegirse a su jefe ejecutivo debía ser contenida en la Ley Básica. Se acordó una transición gradual, en la que Hong Kong implementaría una política de sufragio universal para elegir a un jefe ejecutivo.
En 2014, al momento de la preparación para los comicios de 2017, el plan para el sufragio universal fue revelado. Pekín se aferró a la carta del acuerdo -habríá elecciones para jefe ejecutivo en las cuales todo ciudadano de Hong Kong podría votar, pero el rango de candidatos posibles debería ser aprobado por Pekín.
La situación se exacerbó cuando Pekín emitió un documento oficial sobre Hong Kong que esencialmente minaba la Ley Básica acordada para gobernar el territorio. El documento reafirmaba la política de 'Un País, Dos Sistemas', pero enfatizaba que 'como Estado unitario, el gobierno central chino tiene jurisdicción completa sobre la totalidad de las regiones administrativas, incluyendo la HKSAR [Hong Kong Special Administrative Region, o Región Administrativa Especial de Hong Kong]'. El mensaje era claro: se permitiría a Hong Kong elegir entre una gama de aspirantes que Pekín debiera aprobar, y Pekín no tenía intención alguna de comprometerse con este tema.
La furia ciudadana resultante en Hong Kong condujo a una caminata de estudiantes y, luego, a protestas; las autoridades respondieron con gas lacrimógeno, spray de pimienta y movilizando a las fuerzas de policía. Cuando todo falló a la hora de dispersar a las multitudes, la fuerza policial de Hong Kong en su mayoría se retiró. La pregunta es, qué sucederá cuando Hong Kong regrese al trabajo este jueves, después del Día Nacional de China.
Pocos esperaban que las autoridades chinas retrocedieran (en contraposición a C.Y. Leung y las autoridades de Hong Kong). Es importante reconocer que el presidente chino -y, a la sazón, Secretario General del Partido Comunista Chino-, Xi Jinping, aún se encuentra transitando un período de transición. Siendo el primer líder chino que asume el poder sin la bendición de un líder revolucionario como lo fueron Mao Tse Tung o Deng Xiaoping, su legitimidad política dentro del Partido Comunista se ha visto más sospechada que la de sus predecesores. Más aún, su prerrogativa anticorrupción ha incomodado a muchos dentro del PC local (lo cual se vio agravado por el hecho de que, probablemente, la mayoría de los acusados por cargos de corruptela haya sido señalado también por ser rivales políticos de Jinping).
El documento oficial sobre Hong Kong y la resolución decidida por el Comité en Ejercicio del Congreso Nacional del Pueblo de China reiteraron que Pekín tiene todo el derecho de mantener a Hong Kong en línea, lo cual ofrece a Jinping poco margen para el compromiso -si es que acaso se propone hacerlo.
Por otra parte, Hong Kong es uno de los centros financieros más grandes del mundo. Cualquier cosa que desestabilice al territorio o comprometa su credibilidad podría poner en juego su posición internacional. Como centro financiero mundial, Hong Kong continúa siendo una fuente de importancia en la inversión extranjera directa hacia China, proporcionando más de la mitad de la cantidad invertida en todo el 2013. Hong Kong también ha sido fuente primordial para el financiamiento de capital, ya sea en forma de ofertas públicas iniciales para firmas privadas (IPOs), para bonos, o para préstamos.
Si China realmente desea desafiar a los Estados Unidos de América en lo que a liderazgo financiero global respecta, deberá depender de un Hong Kong con buena salud para que el territorio pueda proporcionar el expertise y el recurso humano entrenado -y demostrar que está dispuesta a permitir que la ciudad funcione de modo independiente, y no simplemente como una extensión del Partido Comunista Chino.
Complementariamente -y como se apuntara previamente-, Hong Kong es visto como un caso emblemático para analizar a Taiwan. Cualquier resolución insatisfactoria del escenario hongkonés -no digamos una resolución sangrienta-, heriría de gravedad las relaciones entre los estrechos, precisamente antes de las elecciones de 2016 en la isla, en las que ni el Kuomintang ni el Partido Demócrata-Progresista buscarán presentar a un titular. Un fracaso abyecto del modelo 'Un País, Dos Sistemas' en Hong Kong beneficiaría, con toda probabilidad, al Partido Demócrata-Progresista de Taiwan, que ha venido respaldando la independencia taiwanesa con solidez.
Finalmente, la experiencia de la Plaza Tiananmen de veinticinco años atrás ciertamente no es una que el liderazgo político chino desee repetir. Mientras que el puño de China sobre el Internet y las comunicaciones en redes sociales podría limitar la difusión de cualquier represión sangrienta en Hong Kong, el resto del mundo se muestra hoy mucho más conectado de lo que estaba en 1989. Las sanciones al comercio de alta tecnología -vigentes desde Tiananmen- solo se verían reforzadas en el caso de que Pekín ordene montar una represión violenta.
Para Xi Jinping, las próximas semanas se encontrarán entre las más cruciales desde su llegada al cargo.
Traducción al español: Matías E. Ruiz | Artículo original en inglés, en http://dailysignal.com/2014/10/02/view-china-hong-kongs-massive-demonstrations/
Foto de portada: manifestante se vuelve hacia sus compañeros en una marcha en Hong Kong, para pedirles que recen por el territorio, mientras la policía local comienza su avance. Crédito: Frank Li/Newscom
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Sobre Dean Cheng
Analista e Investigador en la Fundación Heritage (The Heritage Foundation), Washington, D.C., en temas políticos y de seguridad. Como experto en capacidades militares y espaciales de la República Popular China, Cheng se ha especializado también en el estudio de la política exterior y de Defensa chinas, en particular sobre la relación de Pekín con el resto de Asia y con los Estados Unidos de América.