Uruguay: José Mujica llevó a cabo fallido acto contra Tabaré Vázquez, y amenazó con quedarse
Conforme estaba anunciado, se concretó el auto homenaje que el presidente uruguayo José Mujica...
27 de Febrero de 2015
Conforme estaba anunciado, se concretó el auto homenaje que el presidente uruguayo José Mujica organizó en su propio honor.
Al salir de la Torre Ejecutiva, se asistió al asombro, indisimulable fastidio y decepción de Mujica al ver que la plaza estaba prácticamente vacía; que 'su pueblo' lo había condenado a decir su discurso en soledad, y que ni siquiera las autoridades máximas estaban en sus lugares. Su planificado acto contra Tabaré Vázquez, para medir sus fuerzas, había fracasado.
Vale la pena analizar la intervención que hizo Mujica queriendo plagiar al Papa Francisco, en un discurso donde buscó mostrarse como una suerte de guía espiritual. Hagamos, pues, una breve reseña de su anestésico discurso, el cual no nos sorprendió, pues es más de lo que venimos escuchando en reiteración en su audición en M24, con la diferencia de la vulgaridad con que se expresa diariamente y la 'fineza' del léxico que empleó al leer lo que le habían redactado.
Se advirtió que el mandatario no había leído su discurso a consciencia, conforme se le notó nervioso y extraviado en su lectura. Entre tanto nervio y tanta soledad, anunció lo que nos faltaba: 'No me voy; estoy llegando'.
El presidente expresó que los uruguayos dejaron de ser 'la Suiza de América para ser definitivamente latinoamericanos'. 'Muchos otros arrimaran lo suyo y continuarán el camino de lucha', agregó. Con retórica cuasipapal, Mujica amenazó a la sociedad con la posibilidad de quedarse y volver. En su exposición, dirigióse al pueblo uruguayo: 'Es tiempo de agradecerte a ti por el honor que me regalaste', afirmó. Luego, hizo un repaso de su vida, desde la infancia hasta el día de hoy. Recordó su escuela, los tiempos de jugar con el trompo y el balero.
Fastidiando otra vez con su pasado criminal y terrorista, afirmó: 'Sufrimos e hicimos sufrir, pero seguimos vivos, templados'. En la visión del ex presidente, su pasado como guerrillero parece ser un galardón digno de reconocimiento y admiración.
Cínicamente, diría luego el mandatario: 'Nos terminamos jugando todo, como tantos otros. Sufrimos e hicimos sufrir y somos conscientes. Pagamos precios enormes'. Luego se remitió al presente, declamando ser un hombre 'mucho más humilde', 'republicano', 'sobrio' y 'liviano de equipaje'. Dijo haber aprendido de la adversidad y que hoy estima la vida 'como una entrega y un valor para defender por encima de todas las cosas'. 'Al cabo de tanto trajín, supimos que la lucha que se pierde es la que se abandona', sostuvo.
'Querido pueblo: gracias por abrazos, por tus críticas, por tu cariño y sobre todo gracias por tu hondo compañerismo cada una de las veces que me sentí solo en el medio de la Presidencia', agregó el presidente, desató la ovación de la pobre concurrencia que se había acercado a la Plaza.
'Si tuviera dos vidas, las gastaría enteras para ayudar tus luchas, porque es la forma más grandiosa de querer la vida que he podido encontrar a lo largo de mis casi 80 años', recordó el presidente, emocionado. Ya en el tramo final de su discurso, el mandatario saliente volvió a dirigirse directamente al pueblo: 'No me voy, estoy llegando. Me iré con el último aliento y, donde esté, estaré por ti'.
Tras buscar e intentar provocar los aplausos, José Mujica deambuló por el espacio exclusivo para los encumbrados gobernantes y su entorno, a sabiendas de que su acto contra Tabaré Vázquez no había salido como el lo había soñado y perversamente planificado.
Al pueblo uruguayo -que ya pensaba librarse de la pesadilla de su presencia política- le queda ahora el sabor amargo de la amenaza de su regreso; más teniendo en cuenta de que Mujica solo descendió dos escalones de su actual posición.
* Foto que acompaña la nota: la escasa concurrencia a la convocatoria de José Mujica. Crédito: El Ojo Digital (Montevideo)
Al salir de la Torre Ejecutiva, se asistió al asombro, indisimulable fastidio y decepción de Mujica al ver que la plaza estaba prácticamente vacía; que 'su pueblo' lo había condenado a decir su discurso en soledad, y que ni siquiera las autoridades máximas estaban en sus lugares. Su planificado acto contra Tabaré Vázquez, para medir sus fuerzas, había fracasado.
Vale la pena analizar la intervención que hizo Mujica queriendo plagiar al Papa Francisco, en un discurso donde buscó mostrarse como una suerte de guía espiritual. Hagamos, pues, una breve reseña de su anestésico discurso, el cual no nos sorprendió, pues es más de lo que venimos escuchando en reiteración en su audición en M24, con la diferencia de la vulgaridad con que se expresa diariamente y la 'fineza' del léxico que empleó al leer lo que le habían redactado.
Se advirtió que el mandatario no había leído su discurso a consciencia, conforme se le notó nervioso y extraviado en su lectura. Entre tanto nervio y tanta soledad, anunció lo que nos faltaba: 'No me voy; estoy llegando'.
El presidente expresó que los uruguayos dejaron de ser 'la Suiza de América para ser definitivamente latinoamericanos'. 'Muchos otros arrimaran lo suyo y continuarán el camino de lucha', agregó. Con retórica cuasipapal, Mujica amenazó a la sociedad con la posibilidad de quedarse y volver. En su exposición, dirigióse al pueblo uruguayo: 'Es tiempo de agradecerte a ti por el honor que me regalaste', afirmó. Luego, hizo un repaso de su vida, desde la infancia hasta el día de hoy. Recordó su escuela, los tiempos de jugar con el trompo y el balero.
Fastidiando otra vez con su pasado criminal y terrorista, afirmó: 'Sufrimos e hicimos sufrir, pero seguimos vivos, templados'. En la visión del ex presidente, su pasado como guerrillero parece ser un galardón digno de reconocimiento y admiración.
Cínicamente, diría luego el mandatario: 'Nos terminamos jugando todo, como tantos otros. Sufrimos e hicimos sufrir y somos conscientes. Pagamos precios enormes'. Luego se remitió al presente, declamando ser un hombre 'mucho más humilde', 'republicano', 'sobrio' y 'liviano de equipaje'. Dijo haber aprendido de la adversidad y que hoy estima la vida 'como una entrega y un valor para defender por encima de todas las cosas'. 'Al cabo de tanto trajín, supimos que la lucha que se pierde es la que se abandona', sostuvo.
'Querido pueblo: gracias por abrazos, por tus críticas, por tu cariño y sobre todo gracias por tu hondo compañerismo cada una de las veces que me sentí solo en el medio de la Presidencia', agregó el presidente, desató la ovación de la pobre concurrencia que se había acercado a la Plaza.
'Si tuviera dos vidas, las gastaría enteras para ayudar tus luchas, porque es la forma más grandiosa de querer la vida que he podido encontrar a lo largo de mis casi 80 años', recordó el presidente, emocionado. Ya en el tramo final de su discurso, el mandatario saliente volvió a dirigirse directamente al pueblo: 'No me voy, estoy llegando. Me iré con el último aliento y, donde esté, estaré por ti'.
Tras buscar e intentar provocar los aplausos, José Mujica deambuló por el espacio exclusivo para los encumbrados gobernantes y su entorno, a sabiendas de que su acto contra Tabaré Vázquez no había salido como el lo había soñado y perversamente planificado.
Al pueblo uruguayo -que ya pensaba librarse de la pesadilla de su presencia política- le queda ahora el sabor amargo de la amenaza de su regreso; más teniendo en cuenta de que Mujica solo descendió dos escalones de su actual posición.
* Foto que acompaña la nota: la escasa concurrencia a la convocatoria de José Mujica. Crédito: El Ojo Digital (Montevideo)
Seguir en
@
Sobre