ECONOMIA INTERNACIONAL: MANUEL HINDS

Brasil: lecciones surgidas de los errores de Dilma Rousseff y Lula Da Silva

Cientos de miles de ciudadanos salieron a protestar este domingo próximo-pasado en todo Brasil.

17 de Marzo de 2015

Cientos de miles de ciudadanos salieron a protestar este domingo próximo-pasado en todo Brasil. Las multitudes llevaban pancartas que rezaban 'Fuera Dilma'. En rigor, la motivación abierta de los manifestantes es protestar contra la corrupción que se ha destapado en las operaciones de la empresa petrolera estatal Petrobras durante los años de la bonanza del petróleo y otros productos primarios. Aunque la Presidente Rousseff fue la titular de esa empresa durante los años de los peores actos de corruptela, ella no ha sido mencionada en ninguno de esos eventos —por lo menos todavía. Sin embargo, muchos altos dirigentes de su partido han sido mencionados.

Diferente a otros líderes latinoamericanos, Rousseff ha tomado una actitud madura frente a este problema, apartándose como le corresponde ya que los casos de corrupción están en manos del ministerio público y el poder judicial. Ella sabe que no puede hacer nada sino abstenerse de dificultar la investigación y colaborar en la ella, si es que se lo piden.

No caben dudas frente a que ha sido la corrupción la variable que ha disparado la furia de las masas. Sin embargo, detrás de ella, existe un creciente estado de frustración en el pueblo brasileño por la rápida devaluación de la moneda, la fuga de capitales, el aumento de la tasa de inflación y la contracción económica que está sufriendo el país. Lo trágico para ella es que aunque sí puede estabilizar la tasa de cambio y la inflación, no hay mayor cosa que pueda hacer para revertir en el corto plazo la contracción económica que el país está exhibiendo.

Pero la ciudadanía entiende que sí puede hacerlo porque, durante diez años, la propia Dilma Rousseff y su partido vendieron a los brasileños la idea de que las altas tasas de crecimiento de los años del boom de los productos primarios se debía al genio económico del ahora ex-presidente Lula -en realidad, solo se trató de suerte. Esto se muestra claramente en la gráfica 1, que compara las tasas de crecimiento de los precios de los productos primarios en los mercados internacionales con las tasas de crecimiento del PIB desde 1990 hasta 2013. Como se ve en la gráfica, cuando los precios de dichos productos suben, la tasa de crecimiento del PIB ha subido, y cuando estos precios han bajado, el crecimiento también ha sido negativo. Lula tuvo la fortuna de haber arribado al poder en enero de 2003, exactamente cuando el boom de productos primarios comenzó, y de haber salido en 2011, cuando esos precios comenzaron a bajar. Ciertamente que pasó por la crisis de 2008-09, pero para 2010 los precios otra vez estaban subiendo y con ellos el PIB nuevamente. Dilma tuvo la mala suerte de asumir el mando cuando estos precios comenzaron a bajar otra vez. Todavía no han dejado de bajar. Así como Lula nada hizo para que el crecimiento subiera; Dilma nada puede hacer para que el crecimiento aumente, al menos no en el corto plazo.

 

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Fuente: International Financial Statistics del Fondo Monetario Internacional


Por otro lado, Dilma sí tiene la culpa de varias otras cosas. La primera es haberse dejado engañar con respecto al crecimiento de los años de Lula, creyendo que era cierto que el país crecía así debido a Lula imprimía mucho dinero y lo gastaba a manos llenas. El país crecía porque entraban muchos dólares por el boom de los productos primarios. Cuando disminuyeron esos precios, Dilma creyó que había que imprimir todavía más dinero. Lo hizo, con las consecuencias que se ven en la gráfica 2: la moneda se comenzó a devaluar a tasas cada vez más rápidas, de tal forma que solo en lo que va del año el real se ha devaluado 23 por ciento. Es decir, los precios de todo lo importado han subido 23 por ciento del 31 de diciembre para acá. Si la devaluación siguiera a este ritmo, la moneda se devaluaría más del 100 por ciento en el año.

 

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Fuente: International Financial Statistics del Fondo Monetario Internacional y OANDAS

La gráfica 3 muestra otro efecto de la impresión de dinero: la tasa de inflación está subiendo bien rápidamente, siguiendo a la tasa de devaluación. Todavía está al 7 por ciento pero, dada la tasa de devaluación, muy pronto llegará a estar muy por encima de 10 por ciento. Este ha sido el primer error grave de Dilma. No darse cuenta de que al imprimir dinero lo que iba a lograr era devaluar la moneda y causar inflación.

 

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Fuente: International Financial Statistics del Fondo Monetario Internacional

La gráfica 4 muestra otra dimensión más de lo equivocada que ha estado Dilma en su política de imprimir más y más dinero y devaluar la moneda. En la gráfica, las tasas de apreciación de la moneda (lo opuesto a la devaluación) se comparan con las tasas de crecimiento de la producción industrial. En ella se ve que la producción ha subido cuando la moneda se ha apreciado, y que ha bajado cuando la moneda se ha devaluado. Es decir, el tiro le ha salido por la culata al gobierno de Brasil. Ese ha sido el segundo error grave de Dilma. El no darse cuenta de que imprimir dinero no solo le llevaría a devaluaciones e inflación, sino que también comprimiría la demanda y eso reduciría la producción del país.

 

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Fuente: International Financial Statistics del Fondo Monetario Internacional

Pero el error más grande fue de Lula, que no aprovechó la gran bonanza del boom para invertir en educación y salud para que, al terminar el boom, hubiera más capital humano para promover el crecimiento del país sobre bases firmes, no la suerte de tener o no precios altos de los productos primarios. En vez de ello, otorgó subsidios para el consumo, que fueron populares políticamente, pero ese consumo ya pasó, y hoy la gente se encuentra que de eso no quedó nada, que no le enseñaron a pescar para poder salir de la pobreza. Y eso los tiene furiosos. Más, quizás, que la corrupción de Petrobras.

Esta es una lección que nuestros gobernantes deben aprender. La única fuente sostenible de desarrollo es la educación.


 

Publicado originalmente en Diario Hoy (El Salvador)
Sobre Manuel Hinds

Economista y consultor económico, Hinds se desempeñó como Ministro de Hacienda de El Salvador entre 1994 y 1999. Se le considera el padre de la dolarización, tras haber propuesto la idea en su país. Es autor de Playing Monopoly with the Devil: Dollarization and Domestic Currencies in Developing Countries (publicado por Yale University Press en 2006) y co-autor con Benn Steil de Money, Markets and Sovereignty (Yale University Press, 2009). Hinds también es columnista de El Diario de Hoy de El Salvador. En 2010, obtuvo el Premio Hayek del Manhattan Institute.