Caso Nisman: ¿pasaportes uruguayos involucrados?
El flamante ministro de Relaciones Exteriores uruguayo, Rodolfo Nin Novoa...
24 de Marzo de 2015
El flamante ministro de Relaciones Exteriores uruguayo, Rodolfo Nin Novoa, declaró recientemente que el gobierno en Montevideo maneja información referente al involucramiento de la República Islámica de Irán y Hezbolá en la región, en particular en territorio de la República Oriental del Uruguay. Asimismo, Nin Novoa agregó que esa información 'es privada'.
Así como el asesinato del fiscal Alberto Nisman ha mutado en un vulgar espectáculo farandulero en la Argentina, en el cual emergen personajes novedosos casi con rigor diario -o bien vinculados al gobierno argentino-, existen indicios de que Montevideo no estaría ajeno a los hechos. De tal suerte que las declaraciones de Nin Novoa así lo confirman.
En el lado argentino, los medios y el gobierno en Buenos Aires la emprenden con creciente virulencia contra la figura del fiscal asesinado; los esfuerzos oficiales se orientan, claramente, a intentar demostrar que el magnicidio bordea el ajuste de cuentas -acaso explicándose el hecho a partir de motivaciones económicas. Sin embargo, nada está más lejos de la realidad. A contramano de ello, destaca la imperiosa necesidad del gobierno argentino por contar con dinero fresco, cualquiera fuere su procedencia. Y si los fondos provienen de Teherán, pues -en la óptica de la Casa Rosada- bienvenidos sean.
Adicionalmente, no debe perderse de vista el esfuerzo montado por la Administración Fernández de Kirchner por embarrar la cancha. Escenario en donde hace su aparición el conductor televisivo Marcelo Tinelli, quien ya ha ofrecido a una de las mujeres del círculo intimista de Alberto Nisman participar de la emisión 'Bailando'. Con todo, a analistas políticos y a gobiernos extranjeros interesados en el caso, los aspectos centrales pasan por los motivos del homicidio, relacionados casi exclusivamente a la necesidad de Cristina Kirchner por salvaguardar la relación comercial con los iraníes. Por su parte, elementos afines a Teherán logran afianzarse tanto en Montevideo como en Buenos Aires, operando con impunidad. La pregunta que por estas horas sobrevuela los pasillos del poder en Montevideo es: ¿cómo podría tolerarse que Buenos Aires se convierta en una casa segura para agentes iraníes? Estos explotan para su propio beneficio sus contactos con el gobierno argentino, y luego cruzan sin control al Uruguay. ¿Con qué documentación lo hacen? ¿Quién les facilita documentación y pasaportes?
El gobierno de la República Oriental del Uruguay no pueden tolerar esta realidad; mucho menos, convertirse en cómplice del mismo, por omisión. En vistas de su cercanía geográfica, el Uruguay termina compartiendo límites ribereños con un Estado patrocinador del terrorismo internacional.
Los conceptos vertidos por el Canciller Nin Novoa permiten preguntarse si acaso el gobierno en Montevideo está en condiciones de confirmar o desmentir si se utilizaron pasaportes uruguayos a los efectos de completarse la etapa final del homicidio del fiscal argentino. Complementariamente, ¿se permitió que individuos emigraran desde el Uruguay hacia la Argentina, portando pasaportes uruguayos? ¿Se emplearon esos mismos documentos para que el ejecutor o los ejecutores del magnicidio regresaran luego hacia Montevideo y, a posteriori, embarcar hacia geografías más lejanas?
En cualquier caso, servicios de información occidentales comienzan a evaluar con seriedad la eventual participación -directa o indirecta- de personal de inteligencia vinculada al Ejército Argentino, hoy en control del general César Milani -íntimo de la ex ministro de Defensa Nilda Garré. En tal hipótesis de trabajo, el protagonismo central de operativos de la ex Secretaría de Inteligencia argentina y de la Policía Federal de este país también estarían bajo la lupa, conforme ya puede certificarse la concreción de una 'zona liberada' entre el 17 y el 18 de enero de 2015.
En definitiva, queda en manos del gobierno de la República Oriental del Uruguay aclarar -en forma pública y sin maquillaje retórico alguno- si ciudadanos extranjeros efectivamente dispusieron de pasaportes uruguayos para cruzar libremente a la Argentina desde Uruguay, para luego -empleando la misma documentación- regresar a Carrasco y, desde allí, abandonar el país.
En Montevideo, la opinión generalizada entiende que tal aclaración no admite mayores demoras; de igual manera, la oposición política deberá estar atenta a las pistas y demandar las explicaciones respectivas. Desde acontecido el homicidio de Alberto Nisman, el mundo ha comenzado a mirar con mayor interés hacia el Río de la Plata.
Así como el asesinato del fiscal Alberto Nisman ha mutado en un vulgar espectáculo farandulero en la Argentina, en el cual emergen personajes novedosos casi con rigor diario -o bien vinculados al gobierno argentino-, existen indicios de que Montevideo no estaría ajeno a los hechos. De tal suerte que las declaraciones de Nin Novoa así lo confirman.
En el lado argentino, los medios y el gobierno en Buenos Aires la emprenden con creciente virulencia contra la figura del fiscal asesinado; los esfuerzos oficiales se orientan, claramente, a intentar demostrar que el magnicidio bordea el ajuste de cuentas -acaso explicándose el hecho a partir de motivaciones económicas. Sin embargo, nada está más lejos de la realidad. A contramano de ello, destaca la imperiosa necesidad del gobierno argentino por contar con dinero fresco, cualquiera fuere su procedencia. Y si los fondos provienen de Teherán, pues -en la óptica de la Casa Rosada- bienvenidos sean.
Adicionalmente, no debe perderse de vista el esfuerzo montado por la Administración Fernández de Kirchner por embarrar la cancha. Escenario en donde hace su aparición el conductor televisivo Marcelo Tinelli, quien ya ha ofrecido a una de las mujeres del círculo intimista de Alberto Nisman participar de la emisión 'Bailando'. Con todo, a analistas políticos y a gobiernos extranjeros interesados en el caso, los aspectos centrales pasan por los motivos del homicidio, relacionados casi exclusivamente a la necesidad de Cristina Kirchner por salvaguardar la relación comercial con los iraníes. Por su parte, elementos afines a Teherán logran afianzarse tanto en Montevideo como en Buenos Aires, operando con impunidad. La pregunta que por estas horas sobrevuela los pasillos del poder en Montevideo es: ¿cómo podría tolerarse que Buenos Aires se convierta en una casa segura para agentes iraníes? Estos explotan para su propio beneficio sus contactos con el gobierno argentino, y luego cruzan sin control al Uruguay. ¿Con qué documentación lo hacen? ¿Quién les facilita documentación y pasaportes?
El gobierno de la República Oriental del Uruguay no pueden tolerar esta realidad; mucho menos, convertirse en cómplice del mismo, por omisión. En vistas de su cercanía geográfica, el Uruguay termina compartiendo límites ribereños con un Estado patrocinador del terrorismo internacional.
Los conceptos vertidos por el Canciller Nin Novoa permiten preguntarse si acaso el gobierno en Montevideo está en condiciones de confirmar o desmentir si se utilizaron pasaportes uruguayos a los efectos de completarse la etapa final del homicidio del fiscal argentino. Complementariamente, ¿se permitió que individuos emigraran desde el Uruguay hacia la Argentina, portando pasaportes uruguayos? ¿Se emplearon esos mismos documentos para que el ejecutor o los ejecutores del magnicidio regresaran luego hacia Montevideo y, a posteriori, embarcar hacia geografías más lejanas?
En cualquier caso, servicios de información occidentales comienzan a evaluar con seriedad la eventual participación -directa o indirecta- de personal de inteligencia vinculada al Ejército Argentino, hoy en control del general César Milani -íntimo de la ex ministro de Defensa Nilda Garré. En tal hipótesis de trabajo, el protagonismo central de operativos de la ex Secretaría de Inteligencia argentina y de la Policía Federal de este país también estarían bajo la lupa, conforme ya puede certificarse la concreción de una 'zona liberada' entre el 17 y el 18 de enero de 2015.
En definitiva, queda en manos del gobierno de la República Oriental del Uruguay aclarar -en forma pública y sin maquillaje retórico alguno- si ciudadanos extranjeros efectivamente dispusieron de pasaportes uruguayos para cruzar libremente a la Argentina desde Uruguay, para luego -empleando la misma documentación- regresar a Carrasco y, desde allí, abandonar el país.
En Montevideo, la opinión generalizada entiende que tal aclaración no admite mayores demoras; de igual manera, la oposición política deberá estar atenta a las pistas y demandar las explicaciones respectivas. Desde acontecido el homicidio de Alberto Nisman, el mundo ha comenzado a mirar con mayor interés hacia el Río de la Plata.
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