España: Pablo Iglesias ('Podemos') y el momento de arrojar las piedras
Afirma el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) de Madrid que el Partido Popular y el PSOE...
13 de May de 2015
Afirma el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) de Madrid que el Partido Popular y el PSOE están perdiendo un porcentaje importante de sus electores -lo cual era predecible, dados los escándalos de corrupción. Pero, afortunadamente, parece que los neocomunistas de Podemos sólo alcanzarán en torno a un 15% de los votos en las elecciones del 24 de mayo próximo.
Pablo Iglesias, el líder de Podemos, lo barruntaba. Por eso, presuntamente, se sintió feliz cuando el ideólogo Juan Carlos Monedero, un chavista incorregible, se separó de la dirección del grupo. Era demasiado franco. Se le veía excesivamente la boina guevarista. Es preferible ocultar esos rasgos.
Podemos, en consecuencia, ha presentado un programa de gobierno mucho más moderado de lo que se anticipaba. El cambio de actitud no es porque Pablo Iglesias y sus compañeros hayan admitido que sus propuestas económicas eran una ruinosa imbecilidad que precipitaría a España en la catástrofe -algo que les trae sin cuidado-, sino porque se acercan las elecciones y la franca mayoría de los españoles no respalda posiciones radicales antisistema.
Cuando se les pregunta a los electores en qué punto se sitúan en una escala de 0 a 10, donde 0 es la extrema izquierda y 10 la extrema derecha, el 75% se coloca en el centro, entre 4 y 7. Es decir, en un abanico que va desde las posiciones tradicionales del centro izquierda a las de centroderecha, hasta hoy ocupado por el PSOE y el Partido Popular.
Eso significa que los votos están en esa zona del electorado, y Pablo Iglesias y Podemos van en busca de ellos, disfrazándose de moderados. Naturalmente, creerles sería un acto demencial. El verdadero Pablo Iglesias no es el que ahora se viste de otra cosa, sino el que envidia el manicomio venezolano y sugiere, a media lengua, como hizo en la televisión oficial caraqueña, que quisiera para España algo similar a lo que él y sus asociados contribuyeron a crear en ese desdichado país.
En América suelen decir que, 'quien se quema con leche, llora cuando ve a la vaca'. Esa leche nos ha quemado antes. Fidel Castro aseguró que repudiaba el comunismo y que celebraría elecciones pluripartidistas en 18 meses. De esto hace la friolera de 56 años. Más adelante aclaró la contradicción: aseguró que era marxista-leninista desde su juventud y que se moriría siéndolo. Lo ocultó para poder hacerse con el gobierno.
Los comunistas admiten las elecciones libres -esa ordinariez liberal- cuando no les queda más remedio. Pero, apenas pueden, las cancelan y se acogen al modelo de partido único y ausencia total de libertades. Ese sistema de palo, calabozo y paredón es el que prefieren. Así ha sido a lo largo de la historia.
Antes de las primeras elecciones, en 1988, un Hugo Chávez conmovedoramente humilde le dijo al periodista Jorge Ramos de Univisión que él era un demócrata a carta cabal y sólo estaría en el poder durante un periodo presidencial. Incluso, calificó al gobierno de los Castro como una dictadura.
Todo era una cortina de humo. Desde que llegó a la presidencia se dedicó febrilmente a crear una tiranía colectivista, utilizando para ello los recursos populistas del clientelismo sufragados por un río de petrodólares.
Como podía preverse, con esa política Chávez demolió cruelmente al país durante 15 años y, si no sigue en Miraflores, es porque se le ocurrió la estupidez de tratar de curarse un cáncer en Cuba, en lugar de ir a Estados Unidos, a Brasil o a la propia España.
Sin embargo, cuando llegó a la presidencia, una de las primeras barbaridades que hizo aquel falso demócrata preelectoral, fue escribirle una reveladora carta al asesino Iván Ilich Ramírez -alias el 'Chacal'-, terrorista venezolano adiestrado en Cuba, preso en Francia por sus múltiples crímenes. La carta muestra el oportunismo de los chavistas desde el primer párrafo, bastante ridículo, por cierto. Dice textualmente:
'Nadando en las profundidades de su carta solidaria pude auscultar un poco los pensamientos y los sentimientos, es que todo tiene su tiempo: de amontonar las piedras, o de lanzarlas… de dar calor a la revolución o de ignorarla; de avanzar dialécticamente uniendo lo que deba unirse entre las clases en pugna o propiciando el enfrentamiento entre las mismas, según la tesis de Iván Ilich Ulianov. Tiempo de poder luchar por ideales y tiempo de no poder sino valorar la propia lucha… Tiempo de oportunidad, del fino olfato y del instinto al acecho para alcanzar el momento psicológico propicio en que Ariadna, investida de leyes, teja el hilo que permita salir del laberinto…'.
El señor Pablo Iglesias, un chavista confeso, está en la etapa de almacenar las piedras. Más adelante, si engañara a los españoles y ganara las elecciones, encontrará el momento de lanzarlas.
Esperemos que eso jamás suceda.
Seguir en
@CarlosAMontaner
Sobre Carlos Alberto Montaner
Es escritor y periodista. Sus trabajos son publicados en los periódicos más reconocidos de América Latina. Su blog, en: elblogdemontaner.com.