ESTADOS UNIDOS: ANA QUINTANA

Cómo puede Estados Unidos mejorar su relación con América Latina

Durante gran parte del siglo pasado, América Latina ha sido rara vez...

25 de May de 2015

Durante gran parte del siglo pasado, América Latina ha sido rara vez tema de interés para la política exterior de Estados Unidos. A pesar de ello y, en apariencia, la controversial política del presidente estadounidense Barack Obama frente a Cuba ha devuelto interés sobre la región. Pero los días de Obama en la Oficina Oval están contados. ¿Cómo tratará el próximo ocupante de la Casa Blanca a los vecinos de EE.UU. al sur? A continuación, una aproximación basada en cinco pasos que el próximo presidente estadounidense deberá tomar para conducir las relaciones con Latinoamérica por una senda positiva.


Apoyar una política de derechos humanos hacia Cuba, respaldada por principios.

El presidente Obama sorprendió a muchos al anunciar su intención de normalizar relaciones con el régimen de los Castro. Mientras que la Administración obsequió a La Habana una cornucopia de concesiones -desde remover a Cuba del listado de Estados Patrocinadores del Terrorismo hasta apoyar el final del embargo -parece ser que no ha exigido nada a cambio. Todo lo ofertado, al día de la fecha, remite a la expresión de deseos.

La Casa Blanca insiste en que la aproximación comercial con Cuba terminará conduciendo a la democracia. Un breve repaso de la historia rápidamente desacredita tal noción. Los regímenes comunistas en los satélites soviéticos cateron debido a debilidades económicas y a una oposición interna respaldada por gobiernos occidentales. Cuando líderes pro-libertad tales como Lech Walesa y Vaclav Havel emergieron, Estados Unidos puso en marcha políticas para apoyar sus esfuerzos. Como resultado, naciones como República Checa son ahora democracias prósperas y libres.

El próximo presidente estadounidense debería moldear su política cubana basado en estas experiencias. Rara vez se presenta la oportunidad única de defender en simultáneo los principios democráticos y de reforzar la seguridad nacional de EE.UU. El futuro mandatario americano debe reconocer que la libertad no fluye luego de normalizar relaciones con una dictadura. Al contrario, esa fluidez emerge cuando las semillas del cambio político florecen y son apropiadamente nutridas.


Reevaluar la 'Estrategia Estadounidense para Aproximación en América Central' de la Administración Obama.

En respuesta a la crisis humanitaria del pasado verano septentrional en la frontera sur, la Administración Obama desarrolló la absurdamente sobrevaluada 'UEstrategia Estadounidense para Aproximación en América Central'. Este requerimiento de US$ 1.000 millones triplica los actuales niveles de asistencia externa para naciones en las que existe escasa rendición de cuentas gubernamental. La abrumadora mayoría de los fondos requeridos se dedicarían a asistencia para desarrollo económico -un área comprometida por la malversación y la corrupción. Mientras tanto, la estrategia convoca a no incrementar los fondos para el Departamento de Defensa, agencia principal en lo que hace a interdicción marítima y aérea contra el narcotráfico.

Estados Unidos no puede permitirse ignorar las condiciones de seguridad en franco deterioro que acusa la región. Esto no significa que el futuro presidente debería apoyar ciegamente el incremento en la asistencia externa. Subsisten preguntas en relación a la capacidad de estos gobiernos para emplear efectivamente esta asistencia, y de cara a la voluntad política de éstos para implementar y sostener reformas en pos del Estado de derecho. Sin el compromiso de los gobiernos de América Central, el incremento de la asistencia retornará efectos nulos a la hora de mejorar las condiciones allí.


Promover el reclamo de resultados responsables en las negociaciones de Colombia con el grupo terrorista FARC.

Veinte años atrás, Colombia se aproximaba al status de Estado fallido, gracias a la depredación ejecutada por las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia), una organización designada como terrorista a nivel mundial. Ahora, en 2015, el gobierno colombiano se encuentra a pasos de derrotar por completo al grupo. Con todo, durante los últimos tres años, Bogotá se ha involucrado en 'conversaciones de paz' conciliatorias. Los negociadores de las FARC han, básicamente, extorsionado para lograr concesiones del gobierno colombiano, emitiendo un conjunto de exigencias que remitían a impunidad para crímenes de guerra y al status legal para poder llegar a cargos públicos a través del voto. En el ínterim, las FARC han violado el cese al fuego y continuaron con sus actividades ilegales, que van desde el tráfico de narcóticos hasta los secuestros extorsivos. Más recientemente, las FARC masacraron a diez soldados colombianos. Infortunadamente, la Casa Blanca le ha otorgado al gobierno colombiano su aprobación.

El futuro de estas negociaciones interesa mucho a los Estados Unidos. Más allá de los altos niveles que hacen al intercambio comercial, desde el año 2000, casi US$ 10 mil millones en asistencia militar y económica fueron derivados al combate contra las FARC y versus la industria ilegal de narcóticos. El Plan Colombia está considerado como la empresa más exitosa de EE.UU. en materia de cooperación para la seguridad. Como tal, el próximo presidente deberá ser cauteloso ante cualquier acuerdo que garantice impunidad a las FARC, particularmente a miembros del grupo terrorista incluídos en la Lista de Ciudadanos Extranjeros Especialmente Designados del Departamento del Tesoro.


Prepararse para una crisis humanitaria en Venezuela.

Los actuales eventos en Venezuela han venido desarrollándose durante dos décadas. Un legado de mala administración socialista y corruptela ha destruído la otrora rica economía de este país, así como también su sistema político. Los rampantes índices de inflación y la caída en los ingresos petroleros han forzado a la nación más rica en petróleo del mundo a racionar el suministro eléctrico, los alimentos, y hasta el papel higiénico. La situación en materia de seguridad está tornándose incotrolable. Venezuela ahora exhibe el segundo índice más alto de homicidios, y es más probable que Usted sea secuestrado en Venezuela antes que en Afganistán, Colombia, Irak, Libia, Siria o Yemén. La presente crisis política complica la situación de igual modo. El pasado años, masivas protestas antigobierno conmovieron muchas ciudades venezolanas. Como resultado, los opositores políticos -incluídos miembros del gobierno- fueron encarcelados.

Existen pocas dudas de que Venezuela es un barril de pólvora, y que la crisis en ciernes comportará implicaciones para el Hemisferio Occidental. Las naciones de PetroCaribe -dependientes de los subsidios venezolanos al crudo- se muestran particularmente vulnerables. El apoyo del gobierno a actividades ilícitas y su íntima relación con Irán, Rusia y otros adversarios de los Estados Unidos ha hecho que otros aliados regionales copiaran esa conducta. El mitigar la crisis por venir deberá ser una prioridad.


Revitalizar la idea de un Area de Libre Comercio para las Américas.

Dos décadas atrás, el noble esfuerzo tendiente a crear un Area de Libre Comercio para las Américas dio inicio. Comenzado en la primer Cumbre de las Américas en 1994, el plan buscaba integrar las economías del continente. Conducida por Estados Unidos y respaldada por aliados regionales de Washington, la iniciativa fue obstruída por Hugo Chávez, desaparecido presidente de Venezuela, a mediados de los años 2000.

Desde entonces, América Latina se ha dividido, esencialmente, en dos grupos que siguen modelos diferentes de desarrollo económico. Por un lado, revistan las naciones de la Alianza Bolivariana, que siguieron a Venezuela. En estos países, un desarrollo económico centrado y dirigido por el Estado ha derivado en bajos niveles de libertad económica y niveles decrecientes de prosperidad. En otra esquina, revista el bloque de integración económica y comercial, la Alianza del Pacífico. Compuesta por Chile, Colombia, Costa Rica, México, Perú y, próximamente, Panamá, la AP se ha convertido en la estrella de las integraciones económicas exitosas. Estas naciones exhiben niveles elevados de libertad económica. Como resultado, los habitantes de tales países disfrutan de altos niveles de ingreso per capita, en tanto sus países se han vuelto más atractivos para los inversores extranjeros.

Sería fútil intentar revivir el FTAA (Area de Libre Comercio de las Américas) en este punto. Pero ello no significa que el principio del incremento de la integración económica deba perderse. Once de los veinte acuerdos comerciales de Estados Unidos fueron firmados con naciones de la América Latina. El próximo presidente de los EE.UU. debería agregar más países a esa lista. Adicionalmente, Estados Unidos debería trabajar con políticas de mercados abiertos en la región. En la actualidad, EE.UU. es apenas un Estado observador en la Alianza del Pacífico. Una membresía completa beneficiaría todos los involucrados.


Traducción al español: Matías E. Ruiz | Artículo original en inglés, en http://dailysignal.com/2015/05/23/5-steps-the-next-president-could-take-to-boost-our-relationship-with-latin-america/

 

Publicado originalmente en The National Interest
Sobre Ana Rosa Quintana

Es Investigadora Asociada sobre Asuntos Hemisféricos y Latinoamérica en la Fundación Heritage, Washington, D.C. Más puntualmente, se desempeña en el Centro Douglas y Sarah Alison para Políticas de Seguridad Nacional y Exterior -división del Instituto Shelby Cullom Davis para Estudios Internacionales