El error de Barack Obama: involucrarse en el tema Hiroshima
La Historia se revive a diario en Asia. Miles de años de invasiones, ocupaciones...
La Historia se revive a diario en Asia. Miles de años de invasiones, ocupaciones y sometimiento, constituyen la base de las percepciones en la época actual.
La calamidad que predomina para muchos a este respecto remite a intento precipitado del Japón en el siglo XX de imponer una Esfera de Co-Prosperidad en el Area de Influencia de Asia, sobre sus vecinos.
Todo remite a la Segunda Guerra Mundial, o 'La Guerra' -conforme ha sabido llamarse- y la contribución del Japón a sus impresiones de recurrente y relevante influencia en el Japón moderno, particularmente en China y Corea del Sur.
El presidente estadounidense Barack Obama anunció que se trasladará a Hiroshima durante este mes de mayo. Ben Rhodes, Consejero Adjunto de Seguridad Nacional, comentó que Obama 'no reevaluará la decisión de emplear la bomba atómica (...) En lugar de ello, compartirá una visión de futuro, enfocada en nuestro futuro común'. Rhodes agregó que el viaje de Obama a Hiroshima pondrá el foco en 'la paz y la seguridad de un mundo sin armas nucleares'.
La influencia de 'La Guerra'en el Japón
El rol del Japón en la 'Guerra' aún influencia la opinión que el país tiene de sí mismo, hoy día. Por esta razón, desde 1945, el Japón ha sido el epítome de la nación amante de la paz, renunciando al uso de la guerra para la resolución de disputas internacionales, e imponiendo severas restricciones sobre sus fuerzas de defensa. El pacifismo japonés ha ganado tanto empuje, que los Estados Unidos incluso han arengado a su antiguo enemigo a asumir un rol más amplio a la hora de combatir las amenazas contra la seguridad, sean estas de orden regional como global.
El pasado año, cuando Washington y Tokio repasaron los linamientos de su alianza a los efectos de incorporar un rol de seguridad ampliado -aunque severamente restringido-, ello disparó preocupaciones en otro aliado crítico de EE.UU., Corea del Sur. Washington urgió a Seúl a enfocarse en el comportamiento benevolente del Japón en los último setenta años, antes que en la ocupación de 35 años que tuviera lugar en la primera mitad del siglo XX.
Estados Unidos suele ser acusado de exhibir una corta memoria. Pero la Segunda Guerra Mundial sigue siendo parte fundamental de la Historia, y medida para el sentido estadounidense de su constitución como país. Pearl Harbor dejó expuesto que el aislacionismo no era un modo viable para evitar los peligros del globo. Retirarse del mundo y aislarse no disuadía a los enemigos de EE.UU. Lo propio sucede hoy día.
La visión de Obama
En abril de 2009, Barack Obama describió su compromiso en conformidad con una visión de 'un mundo sin armas nucleares'. Pero el mundo, y la realidad, se entrometieron ese día con la prueba de un misil de largo alcance en Corea del Norte, cuyo objetivo sería atacar territorio continental de Estados Unidos con un arma nuclear. Desde aquel discurso, Pyongyang optimizó su arsenal nuclear y los medios para atacar, dejando en claro que su meta es amenazar a EE.UU.
Obama acaso no pida perdón por las acciones de Estados Unidos en la guerra, ni por el empleo de armas atómicas, y eso sería positivo pero, arribar sin una visita preliminar del primer ministro japonés a Pearl Harbor, el periplo de Obama parecería reafirmar la visión expresada por el Japón como víctima, dado su estatus único como la única nación que padeció un ataque nuclear. Enfocar la visita en los 'males' de las armas atómicas solo logrará contribuir a esta dinámica.
La historia de Hiroshima no se trata simplemente del empleo primigenio de armas atómicas. La decisión estadounidense de bombardear Hiroshima no fue un evento aislado, sino la culminación de una extraordinariamente brutal guerra de la cual pendía nada menos que el futuro del mundo.
Los horrores compartidos por la bomba atómica en Hiroshima no pueden ser discutivos con precisión o justicia, sino en el contexto de las millones de bajas americanas y japonesas que se evitaron tras el abrupto final de la guerra, que impidió la ineludible invasión terrestre del Japón.
Una expresión común entre los hombres que sirvieron en el lado estadounidense durante la Segunda Guerra fue 'el Golden Gate del 48', reflejando la visión de que la Guerra se hubiese extendido por, al menos, otros tres años. Los historiadores incluso analizan el ratio diario de bajas entre civiles a lo largo de la Asia ocupada que hubiese tenido lugar de extenderse la duración del conflicto.
Hiroshima es un reflejo de la tragedia que envuelve a la agresión y la guerra -no remite exclusivamente al empleo de un arma. Los poderes del Eje bien podrían haberse resumido en las cenizas acumuladas en el cénit de la Historia, pero los déspotas modernos siguen en pie.
Más importante que exigir el final de las armas nucleares, para Obama, más adecuado sería convocar a las naciones a oponerse a regímenes totalitarios que buscan extender su control sobre vecinos más débiles. El podio presidencial puede servir a este propósito -provisto que se utilice para articular la visión correcta.
Artículo original en inglés, en http://dailysignal.com/2016/05/10/why-obama-is-wrong-to-focus-on-hiroshima/