Venezuela: el enfermo de América
La terrible situación que atraviesa Venezuela, que amenaza convertirse...
14 de Julio de 2016
La terrible situación que atraviesa Venezuela, que amenaza convertirse en la peor tragedia humanitaria del continente, no es fácil de explicar. El origen económico es claro: se dilapidaron recursos cuando el ciclo de materias primas iba al alza, y se destruyó el resto de la capacidad productiva. Una especie de enfermedad holandesa, pero recargada. Y el origen político también es claro, Hugo Chávez destruyó la institucionalidad para poder gobernar de la manera en que lo hizo y, ahora, no existen mecanismos para controlar a un incapaz como Nicolás Maduro.
Lo inexplicable es el motivo por el cual Venezuela continúa deteriorándose -y sin que nadie busque salida. Es posible imaginar muchas posibilidades: renuncia presidencial, juicio político, presión internacional, movilización popular. Sin embargo, ninguna de éstas logra avanzar. Acaso el mejor modo de comprender lo que sucede en Venezuela es recurrir a la metáfora del cuerpo enfermo.
Venezuela tiene un virus que la consume por dentro -su nombre es Cuba. La íntima relación que Hugo Chávez construyó con los Castro se transformó después del intento de golpe de 2002 en un intercambio abierto de capacidades militares por petróleo. Cuba proveyó desde entonces los expertos necesarios para que Chávez pudiera olvidarse de cualquier riesgo proveniente de su Ejército o de la población. Quienes controlan las fuerzas armadas venezolanas y los cuerpos de seguridad e inteligencia son cubanos. Y su interés es extraer la mayor cantidad posible de recursos para mantener funcionando la tragedia económica que es Cuba.
Pero cualquier cuerpo enfermo, infectado con virus, suele provocar reacciones inmunes para defenderse. Venezuela no lo ha logrado, y creo que ésa es la segunda parte de la explicación. La oposición venezolana no ha sido capaz de organizarse de forma efectiva para presentar una alternativa viable a la población y a la comunidad internacional. Sin ello, no hay solución que pueda plantearse. Por si hubiera duda, los casos de Irak y Libia deberían despejarla. No importa qué tan terrible sea un dictador, si se le remueve sin tener alternativa lista, lo que sigue es el caos y décadas de miseria. De ninguna manera se sugiere que la solución en Venezuela pase por un ataque externo; solo se recurre a estos ejemplos, como casos extremos.
Y no se requiere uso de la fuerza; bastaría con presión política internacional, desde la OEA (donde ya no aguantan a Maduro), Mercosur, EE.UU. Bastaría, si hubiese cómo sustituir a Maduro. Pero al menos desde acá no se ve la unidad necesaria para ello. Uno podría equivocarse, pero se percibe a Henrique Capriles de un lado, a Leopoldo López en otro y, ahora, a Henry Ramos Allup en otra dirección.
Es probable que esta percepción sea errónea, y que la oposición venezolana esté unida -pero no lo creo así. Si éste fuera el caso, y si hubiese un núcleo político interno en el cuál recargarse, la presión externa permitiría negociar la salida de Maduro, y eso no sucede. Del otro lado, sí existe unidad: los cubanos controlan, y Maduro es su títere.
La magnitud de la tragedia venezolana no la hemos aquilatado. Han destruído su capacidad productiva, pero más que eso, han destruído el tejido social indispensable para funcionar pacíficamente. El camino de polarización seguido por Chávez ha llegado donde tenía que llegar, a enfrentar a la sociedad. De ese enfrentamiento vive el virus, que sigue saqueando a Venezuela para mantener viva a Cuba.
La misma Cuba que negocia con Barack Obama, por cierto.
La misma Cuba que negocia con Barack Obama, por cierto.
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@MacarioMX
Sobre Macario Schettino
Se desempeña como Profesor de la División de Humanidades y Ciencias Sociales del Tecnológico de Monterrey, en Ciudad de México. Es colaborador editorial y financiero del matutino El Universal. Publica periódicamente en el sitio web del think tank estadounidense The Cato Institute, en español.