Aldo Ducler, el Señor Enigma en la Democracia de Baja Intensidad
El deceso de Aldo Ducler -nebuloso e intocable financista del establishment político doméstico...
El deceso de Aldo Ducler -nebuloso aunque ciertamente eterno financista del establishment político vernáculo-, registrado tras una inconclusa caminata por el microcentro de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, ha preocupado y conmovido, respectivamente, a dirigentes políticos de peso y a analistas políticos. En simultáneo, la novedad de su desaparición física ha compartido un sinnúmero de reacciones tan coloridas como contrapuestas.
En una columna del año 2001 (desarrollada para el matutino Página 12), Felipe Yapur se refirió a la exposición ofrecida por Juan Miguel Ponce Edmonson, ex conductor de INTERPOL México, a la comisión investigadora de lavado de dinero de la Honorable Cámara de Diputados de ese entonces:
Para los Editores de Página 12 -que, años más tarde, terminaron haciendo a un lado la ética periodística para apostar a triple o nada en favor del oficialismo kirchnerista-, hubiese sido en extremo difícil anticipar los eventos de éste 2017. En la actualidad, Ducler es sindicado por medios de prensa como declaradamente instrumental de cara a la llegada de Néstor y Cristina Kirchner a la conducción del gobierno nacional. El timing del fallecimiento del financista político resulta por demás inconveniente para algunos. La noticia golpeó con la fuerza de una maza, por ejemplo, a Alberto Fernández, flamante adquisición del peronista Florencio Randazzo como jefe de campaña: la identidad de Fernández figura en un papel inicialado por el difunto y que éste entregara a la Unidad de Información Financiera (UIF) a cargo de Mariano Federici, en compañía de su hijo Juan Manuel, apenas 48 horas antes de morir. De acuerdo al contenido de ese paper, el ex jefe de Gabinete del nestorismo habría sido partícipe responsable -siempre de acuerdo al documento- de la operatoria que remató con la fuga de los fondos obtenidos por la Provincia de Santa Cruz en concepto de regalías petroleras; prolegómeno en donde sobresalen, complementariamente, maniobras cuyo fin ulterior era consolidar la apropiación de YPF para los Kirchner.
En el proceso, los nervios parecieron jugarle una mala pasada a Alberto Fernández: el pasado 3 de junio, el mencionado fustigó el escrito de Ducler, refiriéndose a la 'calaña' del financista. En la desmentida, el flamante promotor electoral de Randazzo sentenciaría: 'La única referencia en mi vida que tuve con ese señor [Ducler] fue cuando durante la campaña de [Eduardo] Duhalde aparece una información que decía que había manejado fondos del cártel de Juárez y [que] éstos habían ido a parar a la campaña', dijo ante La Nación. Curiosidad: Fernández se aferró a la espinosa variable de la narcopolítica para ofrecer explicaciones, sin que nadie le consultara por ese tema específicamente. Otro aspecto igualmente notable: el ex jefe de Gabinete K, de la mano de sus recientes declaraciones, parece ignorar la ya antigua investigación de INTERPOL México cifrada renglones más arriba -o bien descarta las conclusiones de Ponce Edmonson por completo. El ex jefe de Gabinete de Néstor apuntaría luego (también en relación a Aldo Ducler): 'No lo conozco'. El sentido común forzaría a creerle pero, infortunadamente, allí están los antecedentes de la Fundación Duhalde Presidente -Fernández era el titular de esa creación, que patrocinaba la fórmula Duhalde-Ramón 'Palito' Ortega. De acuerdo a la investigación mexicana, Ducler gestionó el giro de fondos para aquella fundación.
Una somera concatenación de los referidos protagonistas ayudaría a certificar una hipótesis de por sí inconveniente, a saber, que el Estado argentino ha sido infiltrado definitivamente por cárteles de la droga de proyección transnacional. La muerte de Aldo Ducler (enfermo cardíaco de años) compele a cualquier analista serio a ponderar con la debida seriedad este escenario, que viene a ejercitar una discernible simbiosis con el alarmante estado de parálisis y la corruptela que caracterizan al Poder Judicial de la Nación en su conjunto -servirá, a tal efecto, repasar 'La Hermandad de la Justicia'. A la postre, el Affaire Odebrecht -cuyos actores centrales ya trabajan a destajo para ocultar- también pone de suyo a la hora de subrayar el carácter de 'baja intensidad' que bien se ha ganado la democracia doméstica. Incluso la Cancillería Argentina, ahora bajo la tutela del ignoto Jorge Faurie, también ha sido capturada por el más funesto elemento -cuestión que será explorada con la debida profundidad en un próximo trabajo.
En la caída del telón, el espectro de analistas argentinos ni siquiera ha merodeado el rol central -y acaso más importante- de Aldo Ducler en lo concerniente al BCCI (Bank of Credit and Commerce International), en donde el financista oficiaba de principal albacea para el concierto local. Fundado por el obscuro hombre de negocios paquistaní Agha Hasan Abedi, el BCCI funcionó durante dieciocho años en más de setenta países, bajo el formato de un esquema de fachada bancario-financiera a la cual recurrían poderosos señores de la droga, políticos corruptos y el peor elemento del espionaje internacional. En pocas líneas, la gama de servicios de la institución se resumía en operaciones de lavado/blanqueo de activos y puesta a disposición de fondos para operaciones de inteligencia (siempre evaluándose las necesidades y perfil de cada cliente, claro está). La abstracción bautizada como M.A. Bank ('Mercado Abierto'), regenteada por Ducler, funcionaba como apéndice doméstico del BCCI.
Pero la omisión de los vínculos entre Ducler y el BCCI a nadie debería sorprender: mejor no prestar atención al elefante parado en el centro del bazar. Acaso sea más recomendable entretenerse con relatos menores, como YPF o aquel 'vuelto' del Banco de Santa Cruz.
Es Analista en Medios de Comunicación Social y Licenciado en Publicidad. Es Editor y Director de El Ojo Digital desde 2005.