Este lunes, los titulares de los medios internacionales refirieron que numerosos Estados del Golfo Pérsico -en Oriente Medio- interrumpieron, de súbito, sus relaciones diplomáticas con Qatar, Estado que limita con Arabia Saudita.
El medio estadounidense The Daily Signal conversó con Luke Coffey, director del Centro Allison para Política Exterior en el think tank estadounidense The Heritage Foundation, para profundizar sobre ciertos detalles.
Los titulares de los medios explicitan que numerosos Estados del Golfo Pérsico han interrumpido relaciones con Qatar. ¿Qué sucedió exactamente?
El Reino de Arabia Saudita, Los Emiratos Arabes Unidos, Bahrein, las islas Maldivas y Egipto han interrumpido todo vínculo diplomático con Qatar. La totalidad del transporte por vía terrestre, aérea y marítima entre Qatar y aquéllas naciones ha sido cercenado, y los diplomáticos qataríes que residen en esos países recibieron la orden de abandonarlos en un término de 48 horas.
Durante mucho tiempo, Qatar ha respaldado a grupos vinculados a la
Hermandad Musulmana, que son cuestionables facciones islamistas en Siria y Libia, y ese país suele ser ponderado a partir de sus confortables y cercanas relaciones con Irán -adversario primigenio de los Estados árabes suníes en el Golfo.
Esta no es la primera vez que algo similar tiene lugar, amén de haberse registrado antes en menor escala. En 2014, una serie de Estados árabes convocaron a sus embajadores ante Qatar, en protesta por el respaldo ofrecido por Doha al movimiento de la Hermandad Musulmana en Egipto.
Aquél episodio llevó ocho meses hasta que se llegó a una restauración de los vínculos diplomáticos. De tal suerte que este problema ha venido incubándose por demasiado tiempo, y parece ser que se ha alcanzado ahora el punto de quiebre entre los citados países y Qatar.
Estados Unidos, por su parte, conserva importantes instalaciones militares en Qatar. ¿Cómo afectará este escenario a las relaciones entre los Estados Unidos y el reino qatarí?
Es aún prematuro decir cómo esta nueva realidad diplomática afectará la relación entre estadounidenses y qataríes, si acaso ello sucederá. Las relaciones militares de los EE.UU. en la región han sido conocidas por su flexibilidad y pragmatismo.
En términos de convenios para estacionar aviones de combate y fuerzas estadounidenses en su territorio, Qatar ha sido un importante socio de EE.UU. en la región. La Base Aérea al-Udeid en Qatar es la mayor base aérea militar fuera de los Estados Unidos continental, y es un punto de lanzamiento crítico para la campaña aérea contra ISIS, por ejemplo.
En el corto plazo, la prohibición de transporte comercial aéreo y los embarques a Qatar impactarán de manera adversa en la capacidad estadounidense de mantener el aprovisionamiento de sus bases como comida y otros insumos. Ya mismo, existen informes que hablan de estantes vacíos allí, y mis contactos en Doha describen un escenario de pánico y de incertidumbre en las calles.
Estados Unidos podrá superar este desafío, pero con costos. Si las restricciones a los traslados continúan en el futuro, eventualmente Estados Unidos habrá de mensurar los beneficios de mantener la base, contra los costos que ello implica.
¿Son positivas estas novedades, desde la perspectiva americana?
Todo aquello que recorte apoyos para la Hermandad Musulmana en la región y que subraye el respaldo de parte de Qatar para más grupos extremistas en Siria y Libia es algo bueno, aunque no deberíamos subestimar el impacto que este asunto podría tener en lo que respecta a la estabilidad de la región en términos generales.
Los efectos de segundo y tercer orden de esto podrían ser profundos. ¿Se involucrará aún más Qatar en su relación con Irán? ¿Redoblará Qatar su respaldo por la Hermandad Musulmana? Todo esto aún está por verse.
Dicho esto, probablemente Estados Unidos decida no tomar partido. El Secretario de Estado Rex Tillerson ya ha dicho que 'ambas partes puedan trabajar para solucionar este problema'. Estados Unidos tiene intereses en la unidad árabe, a la luz de la amenaza iraní.
La maniobra sobreviene apenas dos semanas después de que el presidente Donald Trump visitara Arabia Saudita, oportunidad en la que alentó a líderes musulmanes a que purguen al elemento extremista islamista de sus tierras. ¿Acaso ese discurso pudo desempeñar un rol clave a la hora de motorizar la presente maniobra?
Aún no está claro qué tipo de impacto pudo tener la visita de Trump, pero no sería sorpresivo que la iniciativa estuviese conectada con la visita del mandatario estadounidense.
Es bien sabido que Estados Unidos comparte muchas de las preocupaciones, como ser las de Arabia Saudita y de los Emiratos Arabes Unidos de cara al respaldo que Qatar ha ofrecido a los movimientos de la Hermandad Musulmana en la región, y a su cuestionable apoyo para algunos de los grupos más obscuros de Siria.
Trump fue claro con su mensaje, al afirmar que EE.UU. está dispuesto a involucrarse con el Mundo Arabe contra estas amenazas comunes, luego de años de dudas y desprecio de parte del presidente Barack Obama hacia la región.