Brasil: la corrupción arranca desde arriba
A comienzos de julio, el ex presidente brasileño Luiz Inácio 'Lula' da Silva fue sentenciado...
A comienzos de julio, el ex presidente brasileño Luiz Inácio 'Lula' da Silva fue sentenciado a casi diez años de prisión. Se trata del capítulo más dramático, al día de la fecha, de los escándalos de corrupción pública que han enviado a la nación más grande de América del Sur al caos político.
Los delitos por los cuales Lula fue hallado culpable -incluyendo lavado de dinero y el aceptar sobornos en la forma de una propieadad junto al mar, a cambio de favores políticos- ciertamente son significativos. Más importante, sin embargo, es que ilustran el modo en que élites del sector público del Brasil (y también del privado) han estado comportándose -bastante mal, al parecer. Este fue el caso en oportunidad del boom de las materias primas que diera inicio más de una década atrás -misma época en que el Partido de los Trabajadores, de Lula, se hallaba en el cénit de su poder.
Lula debe ahora hacer frente a cargos adicionales de corrupción, que podrían impedirle presentarse para cargos electivos en el futuro, por ejemplo, como presidente en 2018. Mientras tanto, la sucesora de Lula (elegida por él a dedo), Dilma Rousseff, fue sometida a proceso de juicio político y removida del poder, luego de un escándalo de desprolijidades presupuestarias que buscó implementar medidas con el fin de obtener votos, para consolidar su victoria de reelección en los comicios de 2014.
El capitalismo de amigos y la corruptela han afectado a la totalidad de la clase política del Brasil. Michel Temer, quien asumiera la presidencia tras ser removida Rousseff, también se ha visto comprometido en alegatos vinculados a corrupción. El matutino estadounidense New York Times informa que Temer hace frente hoy al mismo prospecto de 'ser removido de su cargo, y enviado a prisión'.
Hasta el momento, los únicos héroes que emergen de este drama de larga duración han sido jueces y fiscales. El magistrado Sergio Moro, quien preside la mayor investigación sobre corrupción de todas (denominada 'Operación Lava-Jato'), se ha convertido en una suerte de héroe popular para la ciudadanía brasileña que busca contar con un gobierno transparente.
Aún cuando, en un notorio y desafiante tweet, el ex presidente culpó por la corrupción al sector privado, lo cierto es que él ha sido sentenciado por cargos de corrupción pública tras un juicio justo. Al sentenciar a prisión a Lula, el juez le recordó que nadie está por encima de la ley.
El Indice de Libertad Económica (preparado por el think tank estadounidense The Heritage Foundation) ha registrado una caída recurrente en el puntaje de Brasil, durante los años en que Lula fue elegido, y ese proceso le valió al país pasar de una calificación de economía 'mayormente libre' a una 'no-libre'.
Una razón fundamental para explicitar aquella caída es el debilitamiento del Estado de Derecho. Será necesario contar con muchos más como Moro -comprometidos con sus principios- para restaurarlo.
Artículo original en inglés, en http://dailysignal.com/2017/07/25/corruption-brazil-starts-top/
Es Analista en temáticas de Libertad Económica y Crecimiento en el Centro para Comercio Internacional y Economía (CITE). Responsable de tareas de investigación, desarrollo y análisis del Indice de Libertad Económica (desarrollado en conjunto entre la Fundación Heritage y The Wall Street Journal). Sirvió durante 25 años en el Departamento de Estado, desempeñándose en el servicio exterior en las embajadas de los Estados Unidos en México, Portugal, Francia, Panamá y Haití.