PASO 2017: Cambiemos y el costumbrismo de mantener viva la amenaza
El conato de interpretaciones que las Primarias Abiertas y Obligatorias -esa onerosa encuesta nacional...
El conato de interpretaciones que emerge de las Primarias Abiertas y Obligatorias -esa onerosa y extendida encuesta nacional o, si se quiere, primera vuelta electoral- en la Provincia de Buenos Aires procederá a diluírse, conforme las cifras establecen que el consorcio Cambiemos consolidó un primer objetivo táctico irrenunciable en las mesas de arena, esto es, enviar señales de tranquilidad a los mercados. En las primeras ruedas de cotización de este lunes, el dólar estadounidense se movía hacia la baja en relación al peso argentino. Es que la estabilidad del dólar y de las tasas de interés -amén de cualquier ponderación política- constituyen los verdaderos cimientos para la todavía flamante Administración Macri, que se ha aferrado al gradualismo para poder potenciar un ambicioso plan de obra pública en el territorio bonaerense. En la provincia más populosa del país (los encuestadores y timbreros del gobierno bien lo saben), mucho tuvo que ver la comprobación in situ de que, por primera vez en décadas, alguien -en este caso, María Eugenia Vidal- prometió hacer, y lo hizo.
Gracias a una decisión estratégicamente cuestionable de parte del Presidente y su team de campaña -que oportunamente fuera criticada desde este espacio-, Cristina Elisabet Fernández sumó oxígeno para mantenerse en pie, al menos hasta las Legislativas de octubre. Aún cuando era taxativamente predecible que, de haberse presentado Elisa Carrió en la Provincia de Buenos Aires en lugar del ignoto Bullrich, la ex presidente hubiese sido atropellada sin piedad en las urnas y, con mucha anticipación, ella ya estaría desfilando por Comodoro Py. No obstante, el ADN cambiemita no escasea en planteos tácticos de naturaleza suicida: Carrió fue presentada en la Ciudad Autónoma con la misión exclusiva de salvar la ropa del cuestionado alcalde Horacio Rodríguez Larreta, necesitado de dejar a Martín Lousteau fuera de competencia de cara a 2019. En ajedrez, casi podría certificarse que Mauricio Macri optó por sacrificar dos torres para rescatar a un peón: Cambiemos (o acaso deba decirse PRO) no puede permitirse perder la Ciudad a manos de otro subsistema político; ello consignaría un doloroso y significativo puntapié. Adicionalmente, Larreta no tiene una buena relación con el Presidente, pero éste entiende que no tiene otro dignatario a quien recurrir para mantener la casa matriz bajo control.
Infortunadamente, la proposición Cambiemos habrá de notificarse ahora mismo: su prerrogativa de no desconectar con premura el respirador artificial de la viuda de Kirchner sirve solo como estrategia perentoria. Al aproximarse el final de 2017, el cúmulo de inversores extranjeros todavía interesados en aterrizar en la Argentina pondrá sobre la mesa una exigencia primordial, a saber, que CFK no se haga de una banca en el Senado. En el peor de los casos, si llegara a la Cámara Alta, ella no deberá contar con poder de fuego como para impedir el funcionamiento de la Gestión. En paralelo, un reclamo común entre empresarios estadounidenses y europeos es que el país aún conoce poco de libertad económica y de respeto por la propiedad privada: las usurpaciones y tomas de empresas continúan a la orden del día, lo cual certifica que el espectro privado sigue cargando sobre sus hombros la morigeración de la emergencia habitacional y del desempleo, haciéndose cargo de la totalidad de las costas. Un caso puntual (de público conocimiento) remite al tramiterío judicial engorroso que padece cualquier ciudadano particular con su vivienda usurpada por 'okupas'; allí, el sistema judicial sigue, inexplicablemente, privilegiando los derechos del delincuente -haciendo caso omiso a títulos de propiedad y demorando hasta el hartazgo todo procedimiento de desalojo. El grueso de los analistas político-económicos domésticos siguen sin tomar nota de esta realidad que se ya ha hecho carne entre los argentinos, pero lo cierto es que el inversor extranjero sí lo hace. Se le dice 'Estado de Derecho', y difícilmente alguien invierta alegremente en una nación que celebra la constitución de 'cooperativas de trabajadores' que tienen origen en un ilícito. Otro detalle que a nadie escapa, en la Ciudad Autónoma al menos: por años, Horacio Rodríguez Larreta declamó que no podía atender la problemática de la seguridad urbana, porque no contaba con poder de policía para hacerlo. Hoy, lo tiene en su novedosa 'Policía de la Ciudad', pero sus elementos ni siquiera pueden ofrecer soluciones para los denominados 'cuidacoches'. La defensa de Larreta cae, por propio peso: apunta que le sería necesario contar con una legislación especial tratada por la Legislatura -ignorando que los delitos comisionados en flagrancia, como ser la extorsión o la amenaza, no requieren de leyes adicionales, sino que imponen la intervención inmediata de las fuerzas del orden. Nuevamente: todo remite a las innumerables carencias que caracterizan a la dirigencia política argentina a la hora de definir conceptos como Estado de Derecho o protección de la propiedad. Y son precisamente esas carencias las que consolidan el estatus de la República Argentina como Estado gangsteril que, en el mejor de los casos, se conforma con la inversión golondrina, no genuina. Porque la mentalidad nacional opera solo con el cortoplacismo como único norte.
En tanto la Gestión Cambiemos ha obtenido un suculento cheque ciudadano este domingo de PASO en no pocas provincias argentinas, no puede soslayarse que esa misma ciudadanía exigirá, después de octubre, que el comentado Cambio deje de ser un escuálido eslogan propagandístico, para volverse concreto en todos los aspectos que colorean la cotidianeidad. Seguridad, condenas ejemplares contra el delito, libertad económica en medio de una economía verdadera y creíblemente competitiva -que involucre incentivos para las PyMEs y una sensible reducción de impuestos-, una justicia independiente, y una reducción sustancial en el tamaño del Estado Nacional, siguen siendo hoy los grandes temas pendientes.
Resta ver si el Presidente Macri y su consorcio cambiemita están a la altura de las circunstancias o si, por el contrario, se ocuparán de construir una nueva decepción.
Es Analista en Medios de Comunicación Social y Licenciado en Publicidad. Es Editor y Director de El Ojo Digital desde 2005.