INTERNACIONALES: DANIEL KOCHIS

Las acciones de Moscú en Bielorrusia, motivo de preocupación

Las acciones motorizadas por Moscú en Bielorrusia -nación de la Europa Oriental...

27 de Agosto de 2017

Las acciones motorizadas por Moscú en Bielorrusia -nación de la Europa Oriental apenas más pequeña que el estado americano de Kansas- provocan hoy preocupación entre los países vecinos. Rusia planea la realización de ejercicios militares masivos para el próximo mes, tanto a desarrollarse en Bielorrusia como en Rusia misma, e incluso está construyendo un reactor nuclear en ese país, en cercanías de la frontera entre Lituania y Bielorrusia.

Como ex república soviética, Bielorrusia ha estado en control de un mandatario autocrático, el presidente Alexander Lukashenko, desde 1994. Lukashenko, quien ha sido denominado 'el último dictador europeo', controla a esa nación con mano de hierro. El instituto estadounidense Freedom House clasifica a Bielorrusia como una nación 'sin libertad', observando que 'se trata de un Estado autoritario en el que las elecciones son cuidadosamente administradas, y las libertades civiles son mínimas'.

Rusia, tropas, BielorrusiaEn junio pasado, el presidente estadounidense Donald Trump amplió las sanciones contra Lukashenko y contra otros miembros de la élite en control de Bielorrusia, a partir de acciones y políticas que buscan 'comprometer los procesos democráticos y las instituciones de Bielorrusia, persiguiéndose la violación de derechos humanos y la represión del disenso político, e involucrándose en corrupción pública'.

Bielorrusia es un aliado de Moscú, aún cuando las relaciones diplomáticas entre ambas naciones no deben analizarse en blanco y negro -por cuanto existen interdictos. Por largo tiempo, Bielorrusia ha coqueteado con Occidente, pero siempre se mantiene cercana a Moscú. Por momentos, Lukashenko ha buscado ganar margen en su relación con su vecino mayor situado al este -por ejemplo, negando la solicitud rusa de construir una base aérea en su territorio nacional.

Sin embargo, y a pesar de mantener algunas diferencias con el Kremlin, Bielorrusia sigue emparentada con Rusia. Hoy día, Bielorrusia es el único ex miembro de la URSS en donde el número de personas que cifran al ruso como idioma principal ha crecido desde la ruptura de la Unión de Repúblicas Socialistas. La cooperación en el ámbito militar es un componente crítico de la relación. En septiembre, las dos naciones encabezarán los ejercicios Zapad 2017, maniobras masivas en el distrito militar occidental de Rusia -el enclave de Kaliningrado-, y Bielorrusia.

El General Philip Breedlove, ex Comandante Supremo Aliado en OTAN, estima que cien mil soldados participarán de los ejercicios. Estas maniobras de carácter masivo consignan una seria amenaza para OTAN, especialmente para los países vecinos de Estonia, Latvia, Lituania y Polonia. Zapad significa 'Occidente', y Rusia tiene por costumbre utilizar ejercicios militares para enmascarar maniobras que, a posteriori, concreta en la práctica. El Brigadier General John Healy, de la Fuerza Aérea estadounidense, expresó recientemente que Rusia no está siendo transparente con los ejercicios Zapad, y que no ha invitado a observadores occidentales.

En abril pasado, el Ministro de Defensa de Estonia, Margus Tsahkna, explicitó preocupaciones frente al significativo número de tropas rusas que se mantendrán en Bielorrusia para monitorear los ejercicios, consignando que 'la llegada de tropas rusas a Bielorrusia es un viaje de ida'.

No obstante, los ejercicios Zapad no son la única razón que motoriza preocupaciones en relación a las acciones rusas en esa nación. Los Estados del Báltico también han compartido sus temores de cara a la construcción, por parte de Rusia, de un reactor nuclear en Astravets, Bielorrusia, apenas a doce millas de la frontera lituana, y a solo 24 millas de la capital lituana de Vilnius. En rigor, la planta nuclear enfriará sus reactores utilizando agua del Río Neris, mismo curso fluvial que provee de agua potable a ciudades lituanas como Vilnius y Kaunas.

El gobierno lituano explicita que Bielorrusia no ha llevado adelante estudios ambientales mínimos que ilustren sobre el impacto potencial del reactor, y que el proyecto debería ser detenido, porque el mismo 'no cumple con los estándares internacionales de protección ambiental y de seguridad nuclear', amén de otra miríada de razones. Una serie de errores y accidentes en el proceso de construcción del reactor subrayan el incremento de la preocupación, incluyéndose un informe que versa que un escudo de 330 toneladas para el reactor se ha desmoronado mientras era levantado. En junio, el primer ministro lituano Saulius Skvernelis calificó a la planta como 'una de las mayores amenazas contra nuestro país'.

Pero la amenaza del reactor de manufactura rusa no es meramente ambiental. Acaso lo más importante, el reactor que está siendo construído en Astravets es un proyecto político que, a futuro, consolidará la posición rusa en Bielorrusia, potenciando la dependencia de este país frente a Moscú, una vez que el proyecto se complete. Conforme lo apuntaran Giedrius Cesnakas y Justinas Juozaitis en un reciente paper, con toda probabilidad, Rusia buscará echar mano de la oferta de energía barata generada por el reactor, para nutrir divisiones políticas en la región, al evaluarse los procesos de adquisición de esa energía.

Los autores observan: 'Solo Lituania ha adoptado una ley que prohíbe la adquisición de energía a Ostrovets NPP, negando a Bielorrusia el empleo de su infraestructura energética, mientras que Polonia ha anunciado oficialmente que no comprará energía producida por Ostrovets NPP'. Asimismo, Rusia buscará reprimir los esfuerzos de las naciones del Báltico, de Finlandia y de Polonia, a criterio de consolidar su dependencia de la energía rusa, como ser la decisión de los Estados del Báltico -conocida en mayo- de conectar sus matrices energéticas (actualmente integradas con Bielorrusia y Rusia) con la de Polonia.

Al iniciar los ejercicios Zapad 2017, se espera que las acciones de Moscú en Bielorrusia concentren mayor atención, en tanto la preocupación de los aliados de Occidente en la región también se potenciará.



Artículo original en inglés, en http://dailysignal.com/2017/08/24/russian-actions-belarus-cause-concern/

 

Sobre Daniel Kochis

Es Analista de política exterior en la Fundación Heritage, en Washington, D.C. Su trabajo es publicado también en el sitio web The Daily Signal.