Chile: triúnfo del anticapitalismo
El año 2015, publiqué el libro intitulado La Tiranía de la Igualdad, trabajo que analizó...
24 de Noviembre de 2017
El año 2015, publiqué el libro intitulado La Tiranía de la Igualdad, trabajo que analizó y dejó en evidencia las falacias y errores del libro El Otro Modelo, que sirviera de hoja de ruta para el gobierno de Michelle Bachelet. El libro estuvo seis meses entre los más vendidos de Chile, cuestión inédita para un texto liberal, lo cual me llevó a prácticamente todos los medios de comunicación del país. Entre ellos, fui entrevistado por Beatriz Sánchez. Recuerdo perfectamente su falta de solidez intelectual, algo bastante común entre muchos periodistas cabe agregar, pero me impresionó su carisma.
Cuando se presentó como candidata, mi reflexión fue que sería tremendamente peligrosa para Chile. Era como una Bachelet, pero con mas energía y juventud, conforme compartí públicamente en numerosas ocasiones. Con el paso del tiempo, las encuestas empezaron a mostrar que tomaba fuerza. En varias charlas, advertí que no debíamos olvidar el gran resultado que Marco Enríquez-Ominami (ME-O) había alcanzado, mostrando que el país tenía ya dentro de sí el germen populista. Ahora, la izquierda filochavista chilena ha logrado trascender a una sola figura, convirtiéndose en un movimiento de peso con representación parlamentaria y que podría llegar al poder si hace las cosas bien. Detrás de todo esto, sin embargo, se esconde algo mucho más profundo sobre lo que alerté en mi libro La Fatal Ignorancia, publicado en 2009: en Chile, se acabó definitivamente el consenso en torno a mantener un modelo de economía social de mercado del tipo que predominó en las últimas décadas.
Razones para ello hay muchas, pero una evidente, que vengo repitiendo hace años, es que en Chile no ha habido un trabajo de penetración cultural e intelectual sistemático para defender las ideas de la sociedad libre. La hegemonía cultural, como la llamaba el marxista Antonio Gramsci, está en manos de la izquierda. Algunos indicadores corroboran esta impresión. El Índice de Mentalidad Capitalista Global desarrollado por los profesores Pal Czegledi y Carlos Newland que mide actitudes populares respecto al capitalismo, ha concluido que Chile se encuentra en la parte baja de la lista, junto a países como Argentina y Brasil. Ahora bien, si le creemos a Michael Porter, una cultura popular favorable al libremercado es imprescindible a la hora de consolidar prosperidad económica.
En Chile, esa cultura -que era más fuerte en los noventa- se ha debilitado dramáticamente, a manos de un discurso igualitarista auto flagelante en el que ha caído hasta la centroderecha. Así las cosas, la tesis de que la Nueva Mayoría no supo leer el descontento y de que la población no se opone a la modernización capitalista es, al menos, parcialmente incorrecta. Lo que vemos es que la mitad de los chilenos que fueron a votar lo hicieron por quienes quieren cambiar el sistema de mercado por la retroexcavadora de Bachelet —o la dinamita del Frente Amplio— y que su baja aprobación en las encuestas se debió en parte a que no fue lo suficientemente radical.
El desprestigio del mercado, lo vengo repitiendo hace más de diez años en este y otros espacios, terminará por acabar con el potencial de llegar al desarrollo de nuestro país. Una élite empresarial pasiva, muchas veces abusiva y otras acomplejada ha contribuido decisivamente a que esto ocurra. Se podrá decir que la izquierda perderá la elección de todos modos, que aún hay sectores moderados en la Nueva Mayoría o que el Frente Amplio se terminará fragmentando haciendo imposible llevar adelante su proyecto populista. Todo eso puede ser cierto, pero no cambia el hecho de que casi la mitad del país que vota lo hace por más estatismo y menos iniciativa privada. Ese es el gran triunfo de la izquierda y de Bachelet. Por cierto, el Frente Amplio no descansará hasta que haya llevado a cabo su asamblea constituyente, su liquidación del sistema de AFP, la terminación de las Isapres, etc.
Que lo consigan es otro asunto, pero el objetivo claramente es ese y la creciente mentalidad anticapitalista de un sector considerable en Chile podría terminar haciéndolo viable.
Que lo consigan es otro asunto, pero el objetivo claramente es ese y la creciente mentalidad anticapitalista de un sector considerable en Chile podría terminar haciéndolo viable.
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@AxelKaiser
Sobre Axel Kaiser
Director Ejecutivo de la Fundación Para el Progreso (Chile) y miembro de Young Voices (Berlín, Alemania). Publica regularmente sus trabajos en el sitio web en español de The Cato Institute.