La marihuana cotiza en Wall Street
Nora Volkow (máxima autoridad estadounidense el terreno de la salud pública) ha sabido preguntárselo...
11 de Marzo de 2018
Nora Volkow (máxima autoridad estadounidense el terreno de la salud pública) ha sabido preguntárselo: '¿Hacia dónde vamos con este "experimento social" de la marihuana libre'.
La marihuana cotiza en las grandes ligas del capital productivo y financiero: una de las productoras de cannabis medicinal y de marihuana recreativa lo hace, ya, en el Nasdaq (espacio de cotización de firmas tecnológicas y farmacéuticas). The Cronos Group -tal es su denominación corporativa- compite junto a Apple, Microsoft, Starbucks en la búsqueda de capitales en mercados bursátiles. Contando con US$ 1.500 millones como capital, se apresta a trabajar para el mercado de la marihuana recreativa en los Estados Unidos de América, a punto de 'inaugurarse'. Nasdaq es el sitio donde las organizaciones de la nueva economía van a parar. El lanzamiento en Wall Street es una señal más para los inversores de que el cannabis es un rubro en el que el criterio capitalista de obtención de beneficios puede invertir.
El estreno se produjo el martes 4 en el Nasdaq: firmas como GW Pharmaceuticals -directamente emparentadas con el segmento del cannabis- desarrolla un tratamiento para la epilepsia, precisamente, empleando derivados del cannabis. Cronos comercializa cannabis para uso medicinal en Alemania, y dedica gran parte de su agenda corporativa en el establecimiento de extensas áreas dedicadas a la producción en Australia o Israel, además de Canada. Su próximo objetivo serán los Estados Unidos de América, algunos de cuyos estados ya han consolidado la legalidad absoluta de la sustancia.
El Nasdaq, sin embargo, es un mercado con más liquidez, al que acuden las firmas emergentes que precisan dotarse de capital desde el cual financiar su crecimiento, y mucho más visible para captar inversores dispuestos a arriesgar su dinero en esta nueva aventura de negocio -pese a la públicamente conocida reticencia de Donald Trump. Las acciones de Cronos se precipitaron apenas en un 2% durante el estreno. Luego, cobraron fuerza, cerrando la semana con una apreciación del papel de casi el 20%. En el mercado de Toronto, el impulso fue incluso mayor esta semana: habiendo subido un 40% la cotización de las acciones desde el día lunes. Acumula una apreciaron del 1.400% desde su estreno en enero de 2015.
Otra de las compañías canadienses que cotiza en Toronto y que está dedicada directamente a la marihuana es Canopy Growth. La multinacional Constellation Brands, controlante -entre otras marcas- de la productora de cerveza Corona, pagó el año pasado US$ 190 millones por hacerse con una participación en esta sociedad. Los analistas del banco de inversión Cowen & Co proyectan que el mercado de la marihuana moverá US$ 50.000 millones hacia 2026, frente a los US$ 6.000 millones de 2016.
Se espera, en paralelo, que Canadá legalice el cannabis con uso recreativo este verano. Hace poco, habíamos apuntado que el primer ministro canadiense Justin Trudeau anunció, en consonancia con el crecimiento de los conglomerados de producción y comercialización, que se legalizaría el consumo con fines recreativos, por vía de la apertura de tiendas. Incluso los niños de más de 11 años podrán tener hasta 5 grs. de marihuana.
Los grupos médicos de Canadá se oponen por razones de salud pública pero, ahora mismo, es lícito preguntarse -incluso remitiéndonos a nuestra experiencia en la Argentina- que su opinión ya poco interesa. Abiertamente, los consejos de la comunidad médica son descartados.
¿Por qué deben ser escuchados los médicos, en una época de relativismo cultural, de políticos que administran su agenda desde el eslogan 'Cuanto peor, mejor' a efectos de tomar el poder y mantenerlo? ¿Por qué habría alguien de escuchar a la comunidad médica y científica, cuando es preferible -en la óptica de los líderes- sumarse e las ganancias pingües del negocio? En simultáneo, reconocidos traficantes internacionales de droga respaldan toda iniciativa pro-marihuana, por cuanto se disparará el consumo en los mercados globales, y porque emergen, en el proceso, una serie de submercados que gustan de estos cambios:
a) el submercado comercial: dedicado a administrar los medios de producción;
b) el político: emparentado con el pensamiento de la 'nueva izquierda', que tiene en las drogas y su uso libre uno de los objetivos para dar lugar al desmoronamiento de la denominada cultura 'antigua';
c) el espectro del narcotráfico: que competirá siempre con superioridad de condiciones, conforme ya sucede en la República Oriental del Uruguay.
El proceso de legalización del consumo de marihuana está siendo llevado adelante en los Estados Unidos de manera progresiva -estado por estado. Ya nueve territorios han autorizado el consumo recreativo; en 29, ya ha sido autorizado para fines médicos.
El cannabis medicinal como caballo de Troya
Dejarle a alguien un 'presente griego' alude a aquello que encubre un engaño y una trampa. Surge desde la Odisea de Homero y en La Eneida de Virgilio, en donde, con la meta de tomar Troya manu militari -cuyas fortificaciones resultaban imposibles de tomar-, a los troyanos se les obsequia un gigantesco presente en forma de caballo. Pero éste se hallaba repleto de soldados en su interior, y éstos logran hacerse del control de la ciudad, desde adentro.
Durante la noche, los guerreros emergieron del seno del enorme caballo, aniquilaron a los centinelas y facilitaron el ingreso del ejército griego; ello dio lugar a la caída definitiva de Troya. Quienes promocionaron el engaño de los troyanos afirmaban que el caballo era, en rigor, un obsequio de los dioses. Así, pues, la credulidad firmó la muerte de Troya.
Dados los enormes intereses económicos y geoestratégicos hoy en juego, el cannabis -portador de efectos euforizantes y alucinatorios para sus consumidores regulares- puede perfectamente consignar nuestro Caballo de Troya, en relación a la promoción/construcción/generación de una epidemia mayor, que -al igual que en Troya- abra el camino para el ingreso en el consumo de otras drogas. Ya estamos frente a una epidemia de consumo de drogas en general (con la marihuana y el alcohol como ejes) y ciertas actitudes, e incluso ciertas vacilaciones conceptuales en individuos con poder de decisión que, en rigor, son verdaderamente preocupantes.
En principio, la confusión es la primer vía de entrada, conforme se confunde aviesamente al cannabis medicinal (uso de uno de los químicos del cannabis) con el 'porro'. Se instala en la opinión pública y en las familias que el 'porro' de marihuana no comporta efecto adverso ni deterioro alguno en la salud de las personas.
La normalización del consumo de drogas -ya desde hace tiempo estamos transitando esa fase- pasa por la liberalización de la marihuana, minimizando sus efectos; continúa con una furibunda crítica hacia todo sistema asistencial existente, proponiéndose modificarlo todo para favorecer una 'educación' temprana para niños en lo que respecta al 'uso racional' de drogas (desde la escuela primaria). Esa misma agenda deposita esmero en silenciar los padecimientos que trae el consumo, repudiándose los estudios sobre el cerebro humano que certifican ese efecto pernicioso. De esta manera, van integrándose las piezas de ese gigantesco caballo de Troya: sobre la base de un mix de intereses económicos e ideológicos. Habrá de subrayarse -una vez más- que la totalidad de estos movimientos cuentan con patrocinadores e importantes fundaciones que los avalan -a diferencia de los años ochenta y noventa, en donde el grueso de las fundaciones existentes respaldaban con ahínco el financiamiento de programas preventivos. Hoy, ya no es así.
Pero, ¿qué hay de la salud pública?
Estos cambios de política podrían desencadenar una amplia gama de los sistemas sanitarios y sociales en nuestro país. ¿Quién pagará la fiesta de discapacidades? El consumo de cannabis está emergiendo como uno entre muchos factores que pueden afectar el desarrollo del cerebro y la función mental. La adolescencia representa un período crítico del desarrollo neurológico caracterizado por una marcada poda sináptica y por el aumento de la mielinización. En esta fase, el consumo de cannabis opera generando notorios trastornos en el aprendizaje y un profundo deterioro de la función cognitiva, precipitándose un envejecimiento cerebral prematuro.
En la actualidad, brote psicótico y consumo de marihuana -especialmente en adolescentes y personas vulnerables- son ya parte de la realidad. Pero a nadie parece importarle.
Acaso estemos ingresando en una sociedad globalizada de expresionismo darwiniano, en donde solo se salvarán los más fuertes.
El estreno se produjo el martes 4 en el Nasdaq: firmas como GW Pharmaceuticals -directamente emparentadas con el segmento del cannabis- desarrolla un tratamiento para la epilepsia, precisamente, empleando derivados del cannabis. Cronos comercializa cannabis para uso medicinal en Alemania, y dedica gran parte de su agenda corporativa en el establecimiento de extensas áreas dedicadas a la producción en Australia o Israel, además de Canada. Su próximo objetivo serán los Estados Unidos de América, algunos de cuyos estados ya han consolidado la legalidad absoluta de la sustancia.
El Nasdaq, sin embargo, es un mercado con más liquidez, al que acuden las firmas emergentes que precisan dotarse de capital desde el cual financiar su crecimiento, y mucho más visible para captar inversores dispuestos a arriesgar su dinero en esta nueva aventura de negocio -pese a la públicamente conocida reticencia de Donald Trump. Las acciones de Cronos se precipitaron apenas en un 2% durante el estreno. Luego, cobraron fuerza, cerrando la semana con una apreciación del papel de casi el 20%. En el mercado de Toronto, el impulso fue incluso mayor esta semana: habiendo subido un 40% la cotización de las acciones desde el día lunes. Acumula una apreciaron del 1.400% desde su estreno en enero de 2015.
Otra de las compañías canadienses que cotiza en Toronto y que está dedicada directamente a la marihuana es Canopy Growth. La multinacional Constellation Brands, controlante -entre otras marcas- de la productora de cerveza Corona, pagó el año pasado US$ 190 millones por hacerse con una participación en esta sociedad. Los analistas del banco de inversión Cowen & Co proyectan que el mercado de la marihuana moverá US$ 50.000 millones hacia 2026, frente a los US$ 6.000 millones de 2016.
Se espera, en paralelo, que Canadá legalice el cannabis con uso recreativo este verano. Hace poco, habíamos apuntado que el primer ministro canadiense Justin Trudeau anunció, en consonancia con el crecimiento de los conglomerados de producción y comercialización, que se legalizaría el consumo con fines recreativos, por vía de la apertura de tiendas. Incluso los niños de más de 11 años podrán tener hasta 5 grs. de marihuana.
Los grupos médicos de Canadá se oponen por razones de salud pública pero, ahora mismo, es lícito preguntarse -incluso remitiéndonos a nuestra experiencia en la Argentina- que su opinión ya poco interesa. Abiertamente, los consejos de la comunidad médica son descartados.
¿Por qué deben ser escuchados los médicos, en una época de relativismo cultural, de políticos que administran su agenda desde el eslogan 'Cuanto peor, mejor' a efectos de tomar el poder y mantenerlo? ¿Por qué habría alguien de escuchar a la comunidad médica y científica, cuando es preferible -en la óptica de los líderes- sumarse e las ganancias pingües del negocio? En simultáneo, reconocidos traficantes internacionales de droga respaldan toda iniciativa pro-marihuana, por cuanto se disparará el consumo en los mercados globales, y porque emergen, en el proceso, una serie de submercados que gustan de estos cambios:
a) el submercado comercial: dedicado a administrar los medios de producción;
b) el político: emparentado con el pensamiento de la 'nueva izquierda', que tiene en las drogas y su uso libre uno de los objetivos para dar lugar al desmoronamiento de la denominada cultura 'antigua';
c) el espectro del narcotráfico: que competirá siempre con superioridad de condiciones, conforme ya sucede en la República Oriental del Uruguay.
El proceso de legalización del consumo de marihuana está siendo llevado adelante en los Estados Unidos de manera progresiva -estado por estado. Ya nueve territorios han autorizado el consumo recreativo; en 29, ya ha sido autorizado para fines médicos.
El cannabis medicinal como caballo de Troya
Dejarle a alguien un 'presente griego' alude a aquello que encubre un engaño y una trampa. Surge desde la Odisea de Homero y en La Eneida de Virgilio, en donde, con la meta de tomar Troya manu militari -cuyas fortificaciones resultaban imposibles de tomar-, a los troyanos se les obsequia un gigantesco presente en forma de caballo. Pero éste se hallaba repleto de soldados en su interior, y éstos logran hacerse del control de la ciudad, desde adentro.
Durante la noche, los guerreros emergieron del seno del enorme caballo, aniquilaron a los centinelas y facilitaron el ingreso del ejército griego; ello dio lugar a la caída definitiva de Troya. Quienes promocionaron el engaño de los troyanos afirmaban que el caballo era, en rigor, un obsequio de los dioses. Así, pues, la credulidad firmó la muerte de Troya.
Dados los enormes intereses económicos y geoestratégicos hoy en juego, el cannabis -portador de efectos euforizantes y alucinatorios para sus consumidores regulares- puede perfectamente consignar nuestro Caballo de Troya, en relación a la promoción/construcción/generación de una epidemia mayor, que -al igual que en Troya- abra el camino para el ingreso en el consumo de otras drogas. Ya estamos frente a una epidemia de consumo de drogas en general (con la marihuana y el alcohol como ejes) y ciertas actitudes, e incluso ciertas vacilaciones conceptuales en individuos con poder de decisión que, en rigor, son verdaderamente preocupantes.
En principio, la confusión es la primer vía de entrada, conforme se confunde aviesamente al cannabis medicinal (uso de uno de los químicos del cannabis) con el 'porro'. Se instala en la opinión pública y en las familias que el 'porro' de marihuana no comporta efecto adverso ni deterioro alguno en la salud de las personas.
La normalización del consumo de drogas -ya desde hace tiempo estamos transitando esa fase- pasa por la liberalización de la marihuana, minimizando sus efectos; continúa con una furibunda crítica hacia todo sistema asistencial existente, proponiéndose modificarlo todo para favorecer una 'educación' temprana para niños en lo que respecta al 'uso racional' de drogas (desde la escuela primaria). Esa misma agenda deposita esmero en silenciar los padecimientos que trae el consumo, repudiándose los estudios sobre el cerebro humano que certifican ese efecto pernicioso. De esta manera, van integrándose las piezas de ese gigantesco caballo de Troya: sobre la base de un mix de intereses económicos e ideológicos. Habrá de subrayarse -una vez más- que la totalidad de estos movimientos cuentan con patrocinadores e importantes fundaciones que los avalan -a diferencia de los años ochenta y noventa, en donde el grueso de las fundaciones existentes respaldaban con ahínco el financiamiento de programas preventivos. Hoy, ya no es así.
Pero, ¿qué hay de la salud pública?
Estos cambios de política podrían desencadenar una amplia gama de los sistemas sanitarios y sociales en nuestro país. ¿Quién pagará la fiesta de discapacidades? El consumo de cannabis está emergiendo como uno entre muchos factores que pueden afectar el desarrollo del cerebro y la función mental. La adolescencia representa un período crítico del desarrollo neurológico caracterizado por una marcada poda sináptica y por el aumento de la mielinización. En esta fase, el consumo de cannabis opera generando notorios trastornos en el aprendizaje y un profundo deterioro de la función cognitiva, precipitándose un envejecimiento cerebral prematuro.
En la actualidad, brote psicótico y consumo de marihuana -especialmente en adolescentes y personas vulnerables- son ya parte de la realidad. Pero a nadie parece importarle.
Acaso estemos ingresando en una sociedad globalizada de expresionismo darwiniano, en donde solo se salvarán los más fuertes.