INTERNACIONALES: L. COFFEY & N. DEBEVOISE

Cómo puede Estados Unidos impedir que ISIS eche raíces en Afganistán

Conforme la integridad territorial del 'califato' de ISIS en Irak y Siria se diluye...

24 de Abril de 2018

Conforme la integridad territorial del 'califato' de ISIS en Irak y Siria se diluye, el núcleo terrorista se exhibe ahora concentrado en su grupo de contingencia en Afganistán, conocido como Estado Islámico en Khorasan, o IS-K, a los efectos de mantener vigentes sus operaciones. En la provincia septentrional de Jowzjan, el IS-K se ha mostrado reclutando activamente a combatientes vinculados a al-Qaeda, al Talibán, y al Movimiento Islámico de Uzbekistán.

Pero tales grupos terroristas en suelo afgano a duras penas se muestran unificados. A medida que ISIS intenta involucrarse allí, la competencia entre numerosos grupos se verifica en crecimiento, con cada uno de ellos intentando hacerse de una fuente de militantes. Precisamente, este crecimiento de organizaciones militantes dota de mayor relevancia a la novedosa y agresiva estrategia de la Administración Trump.

Soldado de EEUU en AfganistánUn componente crítico de esta estrategia puede rastrearse en la misión estadounidense originaria de 2001, esto es, el denegar a terroristas la posibilidad de contar con un resguardo geográfico desde el cual planificar atentados terroristas. Asimismo, involucra a la medida -tomada más recientemente- de hacer responsable a Paquistán frente al rol que ha desempeñado con miras a desestabilizar la región. Uno de los cambios más significativos en la nueva estrategia ha sido la eliminación de las inaplicables restricciones que impusiera la Administración Obama de cara al empleo del poder aéreo.

En la Era Obama, Estados Unidos solo permitía el empleo de ataques aéreos cuando las fuerzas estadounidenses o de la coalición se hallaban ante la inminencia de ser atacadas. Ahora, bajo las nuevas directivas políticas, los comandantes en el terreno cuentan con mayor autoridad a la hora de emplear raíds aéreos -toda vez que lo consideren necesario. Los efectos de este cambio ya han dado lugar a un obvio resultado.

Desde la época en que la estrategia para Afganistán fue revelada, entre agosto de 2017 hasta el 31 de diciembre de 2017, Estados Unidos ejecutó un aproximado de dos mil ataques aéreos contra el Talibán y contra grupos vinculados. La cifra remite a un total que, combinados, los ataques son más que los registrados en todo 2015 y todo 2016. Casi un cuarto de estas operaciones aéreas (455) tuvieron lugar en diciembre, comparándose ello con las escasas 65 para igual período del año anterior. En un comentario relacionado, en el mes de noviembre de 2017, fuerzas americanas y de la coalición condujeron operaciones conjuntas que retornaron un resultado devastador para los laboratorios de producción de drogas pertenecientes al Talibán. Estas operaciones conjuntas destruyeron al menos 25 laboratorios y, según se ha informado, consignaron pérdidas superiores a los US$20 millones para ese espectro.

En lo que significó el desarrollo más reciente, que tuvo lugar el 9 de abril de este año, uno de los cabecillas más poderosos de Afganistán, Qari Hekmatullah, fue asesinado en la provincia norteña de Fayab, por un ataque aéreo estadounidense. Anteriormente, Hekmatullah había revistado como miebro del Talibán, pero decidió abandonarlo para dedicarse al liderato de la rama norte del IS-K. Tras mudar su filiación, Hekmatullah había logrado sobrevivir a numerosos intentos del Talibán para eliminarlo, desde el norte de Afganistán. Hekmatullah probó tener una notable resiliencia contra aquellos intentos, y siguió desempeñando un rol crítico a la hora de reclutar militantes para el núcleo IS-K. 

El deceso de Hekmatullah sobreviene en una instancia de renovada presión militar contra el IS-K por parte de fuerzas de operaciones especiales pertenecientes a los Estados Unidos y a Afganistán. De acuerdo a OTAN, estos factores han contribuído a reducir al IS-K a un grupo declaradamente aislado, carente de liderazgos. Esta novedosa estrategia para Afganistán consigna una brisa de aire fresco en lo que ya se conoce como la guerra más larga para el gobierno estadounidense. Y, precisamente, este renovado enfoque podría ser exactamente lo que hacía falta, no solo a efectos de impedir que ISIS se establezca confortablemente en este país, sino también para quebrar, de manera definitiva, lo que ha sido percibido como un empate en materia de seguridad. Variable que ha logrado ampliar la duración del conflicto.

La Administración Trump deberá mensurar incrementablmente este éxito en Afganistán, respaldándose en datos concretos que emerjan del terreno, y también prestando la debida atención al futuro. Conforme alguna vez un comandante talibán mencionara'Ustedes [Occidente] son dueños de los relojos; pero nosotros somos los dueños del tiempo'. 

Sería inteligente ponderar aquella expresión y desactivar cualquier expectativa cortoplacista vigente, a criterio de favorecer una perspectiva más realista que contemple la verdadera naturaleza de este extendido conflicto.



Artículo original, en inglés, en éste link

* Desarrollado con la colaboración de Nathaniel DeBevoise

 

Sobre Luke Coffey

Desarrolla artículos relacionados con la relación especial entre Estados Unidos y Gran Bretaña, en la Fundación Heritage (Washington, D.C.). Se concentra específicamente en temas de Seguridad y Defensa, incluyendo el rol de la OTAN en la Unión Europea y en materia de seguridad transatlántica. Previo a desempeñarse en Heritage, Coffey sirvió en el ministerio de defensa británico como consejero especial al entonces secretario de Defensa, Liam Fox. Sus trabajos también son publicados en español en el sitio web The Daily Signal.