Más mentiras acerca de los White Helmets o Cascos Blancos
Acaso es buena idea reubicar en Occidente a miembros de un grupo terrorista?
¿Cuándo un grupo terrorista resulta no ser un grupo terrorista? En apariencia, la respuesta es que deja de serlo, cuando aterroriza a alguien que es un enemigo de los Estados Unidos. El ejemplo reciente y más prominente es Mujaheddin e Khalq (MEK), un culto marxista iraní homicida que se cobró la vida de cinco ciudadanos estadounidenses en los años setenta, como parte de su campaña contra el gobierno del Shah. Fue removido de la lista de terroristas del Departamento de Estado en 2012 por la entonces Secretario de Estado Hillary Rodham Clinton, luego de que el grupo prometió no volver a asesinar ciudadanos americanos pero, en realidad, porque se había comprado el respaldo de prominentes políticos que incluyeron a Elaine Chao, Rudy Giuliani, Newt Gingrich, y John Bolton. También contó con el apoyo tras bambalinas del Mossad israelí y de la CIA, agencias de inteligencia que habían utilizado los servicios del núcleo para operaciones que tenían por fin asesinar a iraníes y dañar la infraestructura de Teherán. Alguien muy arriba en el gobierno federal estadounidense, acaso Hillary o el ex presidente Barack Obama en persona, debieron haber decidido que los terroristas que solo quitan la vida de iraníes merecían una "tarjeta para salir de prisión", al estilo del Monopoly, de parte del Departamento de Estado.
Y existen otros ejemplos sobre el cínico doble estándar que emerge del conflicto sirio, incluyendo el etiquetar a rebeldes que operan contra el gobierno de Damasco como "luchadores por la libertad" cuando, en rigor, se aliaran con el núcleo al-Nusra, vinculado a al-Qaeda, o incluso con ISIS. Con frecuencia, estos elementos han recibido entrenamiento y armas de parte de Washington, solo para darse vuelta y unirse o bien a al-Nusra o a ISIS como voluntarios, entregándole sus armas a estas organizaciones.
Pero quizás no exista fraude mayor que el referido a los White Helmets o Cascos Blancos. La reciente cobertura mediática se deriva del documental The White Helmets, que fuera producido por el mismísimo grupo de referencia, y que comparte un muy convincente relato que se promociona como "la historia de héroes de la vida real que portaban una esperanza inasequible". Se trata de una impresionante pieza de propaganda y, como tal, se ha hecho acreedora a numerosos premios, incluyendo el Oscar al Mejor Documental Corto el pasado año -en tanto los mismísimos Cascos Blancos han sido nominados para el Premio Nobel de la Paz. Yendo más al punto, sin embargo, es el hecho innegable de que el documental sirvió para moldear la percepción que el público tiene de lo que sucede en Siria, describiendo al gobierno de Damasco en términos estrictamente negativos.
Hollywood y el congreso estadounidense suelen describir al grupo de la siguiente manera: "los Cascos Blancos son un grupo de voluntariado imparcial y no gubernamental que se involucra en rescates y tratamiento médico para todos aquellos que han acusado el impacto de los combates en Siria. El gobierno sirio desprecia al grupo porque asiste a las víctimas de los combates, los cuales son, o bien rebeldes o bien personas que residen en zonas controladas por esos rebeldes. Recientemente, cuando el Ejército Sirio cercó el accionar de los afiliados a Cascos Blancos que aún operaban en el país, el gobierno israelí, asistido por los Estados Unidos, escenificó una evacuación humanitaria de emergencia para las familias de los miembros del grupo hacia Israel y, de ahí, a Jordania".
Virtualmente la totalidad de los medios de comunicación y su cobertura de los Cascos Blancos es falsa pero, por lejos, el relato más ridículo que hace al Exodo de Siria provino de la cadena británica BBC, la que alguna vez tuvo la reputación de ejercer integridad periodística, y que ahora se ha convertido en lo peor de la propaganda pro-gubernamental en toda su historia. La lectura de sus artículos se vuelve aún peor que hacer lo propio con los escritos publicados por el Washington Post, que viene a ser el principal órgano para las denominadas fake news y para un falso periodismo que presume ser una fuente respetable de noticias en los Estados Unidos. Y será hora de aceptar la realidad: Donald Trump tiene razón en ese sentido. Casi la totalidad de los medios masivos de comunicación miente de manera recurrente por estas horas, pero lo cierto es que algunas fuentes son peores que otras. Las personas suelen quejarse de Fox News, pero ha de decirse que CNN se esmera en empeorar cuando se trata de sesgar sus coberturas, tal como sucede con la cadena MSNBC.
El artículo de la BBC fue dado en llamar "El Conflicto en Siria: Cascos Blancos, Evacuados por Israel". Despliega las siguientes afirmaciones, que provienen en forma directa de fuentes originadas en el gobierno de Tel Aviv al respecto de los Cascos Blancos, de sus actividades, y de la relación del grupo con algunos gobiernos, incluyéndose a la Gran Bretaña:
"Las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF) dijeron que ´habían completado un esfuerzo humanitario para rescatar a miembros de una organización civil y sus familias", argumentándose que existía un "riesgo de vida inmediato para sus vidas". La transferencia de los sirios desplazados a lo largo de Israel fue un gesto humanitario de excepción".
"Aún cuando Israel no se ha involucrado directamente en el conflicto sirio, las dos naciones se han exhibido en estado de guerra durante décadas. A pesar de la intervención, las IDF han declarado que "Israel continúa manteniendo una política de no-intervención en relación al conflicto armado en Siria".
"Declaraciones de parte del Secretario de Relaciones Exteriores Jeremy Hunt y de Penny Mordaunt, Secretario de Desarrollo Internacional, consignaron: "Los Cascos Blancos han sido objetivo de ataques y, debido a su alto perfil, hemos evaluado que, en estas circunstancias tan particulares, los voluntarios requerían proteccion inmediata. Honramos tributo al trabajo valiente y desinteresado que los voluntarios de los Cascos Blancos han relaizado, a criterio de rescatar a los sirios pertenecientes a todas las partes del conflicto".
"Su nombre oficial es Defensa Civil Siria, y dio inicio a comienzos de 2013, como una organización de voluntarios oriundos de varias actividades, incluyendo a electricistas y constructores. Rápidamente, su tarea principal se orientó hacia el rescate de civiles de zonas de guerra, en los escenarios posteriores a ataques aéreos, y afirma que sus voluntarios han salvados las vidas de más de cien mil personas durante la guerra civil".
El relato de la BBC bien pudo haber sido escrito por los propios Cascos Blancos, o por su departamento de prensa. O, alternativamente, por el Ministerio de Relaciones Exteriores del Estado de Israel. En primer lugar, los israelíes no se dedican a ofrecer gestos humanitarios. Asistieron en el rescate de los Cascos Blancos por pedido de Estados Unidos, porque la captura de esos elementos por parte de los sirios hubiese dado lugar a vergonzosas revelaciones relativas al modo en que el grupo fue financiado, y al parentesco que tenía con los terroristas. Y la negativa de Israel en torno de su involucramiento en Siria carece absolutamente de sentido, a menos que uno considere a la colaboración certificada con núcleos terroristas verificada por cada episodio de bombardeo y ataque con misiles, como "no-involucramiento".
De igual manera, los británicos se han involucrado en la mentira hasta el tuétano. El comentario compartido por Hunt y Mordaunt es una fabricación de cabo a rabo, en relación a lo que Cascos Blancos representa. Lo propio va para el relato de la BBC al respecto de cómo el grupo se desarrolló, datos que provienen de la mismísima división de propaganda de Cascos Blancos, conforme sería luego convenientemente amplificado por Hollywood y por los gobiernos estadounidense y británico.
Igual de importante que lo que se dijo sobre las actividades de los Cascos Blancos es la elusión de cualquier informe negativo creíble sobre el grupo. Las escenas cuidadosamente editadas del heroísmo bajo fuego que fueron filmadas y dadas a conocer al público mundial ocultan la relación de Cascos Blancos con Jabhat al-Nusra, núcleo afiliado a al-Qaeda, y su participación en la tortura y ejecución de oponentes "rebeldes". En efecto, Cascos Blancos solo opera en territorio controlado por rebeldes, lo cual los habilita para dar forma a la narrativa, tanto la que versa a lo que realmente es, como a lo que ocurre en el terreno en realidad.
Explotando el acceso que tienen ante los medios de comunicación occidentales, los Cascos Blancos se han convertido, de facto, en una fuente primaria de noticias sobre lo que sucede en grandes porciones de Siria, allí donde periodistas europeos y estadounidenses temen ir. Todo se trató de un esfuerzo más amplio de los "rebeldes" a los efectos de manufacturar noticias falsas o fake news que ilustren al gobierno de Damasco como involucrado en crímenes de guerra ejecutados en perjuicio de civiles -esfuerzo que condujo a numerosos ataques contra fuerzas e instalaciones gubernamentales por parte de los militares estadounidenses.
Los elementos de Cascos Blancos se traladan a sitios afectados por los bombardeos, acompañados por sus equipos de filmación. Una vez que llegan a esos sitios, sin la compañía de observadores occidentales, están capacitados para escenificar lo que se graba, a criterio de conformar a la narrativa que les conviente, que recurrentemente promociona relatos que versan sobre las atrocidades del gobierno contra civiles. Todo ello, con el objetivo de alentar una intervención militar en Siria y de consolidar un cambio de régimen en Damasco. Cascos Blancos propagó, por ejemplo, el relato ciento por ciento falso pero propagandísticamente efectivo del empleo gubernamental de las denominadas "bombas de racimo" contra civiles.
Peter Ford, Embajador del Reino Unido en Damasco entre 2003 y 2006, describió recientemente al grupo MEK en una entrevista de audio, sentenciando: "Los Cascos Blancos son yijadistas auxiliares. No son, como lo dicen ellos mismos y sus simpatizantes... simples rescatistas. No son voluntarios. Son profesionales pagos de la desinformación". El ex funcionario diplomático observó particularmente el amplísimo "departamento de prensa" de la organización, afirmando: "Esto nos da una idea acabada de cuál es la prioridad para esta muy dudosa organización... La totalidad de sus actividades se enfocan hacia movilizar a la opinión internacional a favor de los yijadistas con los que se han asociado. Localizan sus nodos junto a la organización vinculada a al-Qaeda y que se conoce como al-Nusra, y con otros grupos militantes, como ser Jaish al-Islam. En el pasado, se han vinculado con ISIS, y han flameado sus banderas".
Hoy día, el grupo es ampliamente financiado por una cifra bien conocida de organizaciones no-gubernamentales (ONGs), así como también por gobiernos, incluyendo a Estados Unidos, la Gran Bretaña y algunos Estados de la Unión Europea. En forma directa, Estados Unidos les ha canalizado US$ 23 millones, a través de USAID (la Agencia de EE.UU. para el Desarrollo Internacional) a 2016, y también Washington los ha respaldado de modos indirectos. Con mayor detalle, Max Blumenthal ha explorado las numerosas fuentes de financiamiento y las relaciones que la organización atrae, mayormente en Europa y los Estados Unidos.
Pero acaso la acusación más seria contra Cascos Blancos consista en la evidencia de que ellos mismos han participado activamente en atrocidades, incluyendo tortura y asesinato, ejecutado por sus consignatarios de al-Nusra. Se han conocido numerosas fotografías de los Cascos Blancos operando directamente en mancomunidad con terroristas, e incluso celebrando sobre los cuerpos de individuos ejecutados, como ser soldados iraquíes. Los socios yijadistas del núcleo consideran a los Cascos Blancos como "compañeros mujahadines" y como "soldados de la revolución".
De tal suerte que el celebrado rescate que Israel hizo de los Cascos Blancos ha sido poco más que una actuación, cuya meta coincidió con perpetuar el mito de que el gobierno de al-Assad fue derribado, en un intento de capturar, y, posiblemente, asesinar, a un honorable grupo compuesto no por partisanos sino involucrado en asistencia humanitaria para aquellos que se encuentran atrapados en un sangriento conflicto, y que buscan eyectar a un impiadoso dictador. La realidad es bastante diferente. Los Cascos Blancos fueron parte fundamental del intento por expulsar a un gobierno legítimamente elegido, para instalar luego un régimen amigable para Occidente, y para los intereses de estadounidenses e israelíes. Para Israel en particular, el recurrente caos en Siria fue, y es parte, de un plan que busca fragmentar la realidad interna de todos sus vecinos en varias sectas y etnias, convirtiéndolos en naciones menos viables a la hora de amenazar al Estado judío.
Según se ha informado, los 800 Cascos Blancos rescatados serán relocalizados en los Estados Unidos, la Gran Bretaña y Alemania. Uno imaginaría que los que lleguen aquí, a Estados Unidos, terminarán en Los Angeles, donde presumiblemente se acercarán a las grandes luminarias de Hollywood mientras trabajarán en su próximo documental. Conforme algunos de ellos son ciertamente yijadistas extremistas, será interesante atender a cómo se desarrollará esta cuestión.
Artículo original, en inglés, publicado en éste link * Traducido y republicado con permiso del autor y del Editor en el sitio web The Unz Review (Estados Unidos)
Especialista en contraterrorismo; ex oficial de inteligencia militar de la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos de América (CIA). Se desempeña como columnista en medios estadounidenses, y como Director Ejecutivo en el Council for the National Interest. Giraldi es colaborador frecuente en Unz.com, Strategic Culture Foundation y otros. En español, sus trabajos son sindicados con permiso en El Ojo Digital.