Por qué desapareció el presidente de Interpol; la importancia detrás de la noticia
Casi un mes atrás, Meng Hongwei, presidente de Interpol China, desapareció en oportunidad...
Casi un mes atrás, Meng Hongwei, presidente de Interpol -de ciudadanía china- desapareció en oportunidad de visitar su país de origen, procedente de Francia. Meng -o bien alguien que actuó en su nombre- ha enviado, desde registrarse su desaparición, su renuncia a Policía Internacional, en tanto Pekín ha anunciado que el referido se encuentra bajo investigación por acusaciones de corrupción. Su esposa, quien aún se encuentra en territorio francés, califica a las autoridades chinas como 'crueles', y afirma no estar segura acerca de su Hongwei se encuentra o no con vida. Nada se sabe de él desde el 25 de septiembre.
Meng no se desempeñaba como diplomático. En el pasado, sirvió como viceministro en la oficina de Seguridad Interna de la República Popular China. En otras palabras, supo ser un alto funcionario en el Partido Comunista Chino, y policía político. Casi con certeza, envió a muchas personas a prisión tras ponderar las creencias de aquéllas y, evidentemente, no tenía problema alguno con la crueldad que caracterizaba al sistema que ayudó a regentear. Quizás tanto él como su esposa debieron considerar seriamente la posibilidad de que el cruento sistema comunista lo devoraría, previo a comenzar a trabajar para Pekín.
Para comenzar, era extraño que Interpol contara con un policía político chino como su presidente. Adicionalmente, no deja de ser cierto que el peligro de que Interpol tuviese entre sus filas a la policía política de Pekín no era lo que parecía. En la práctica, el jefe de Interpol nada tiene que ver con las operaciones diarias llevadas a cabo por el cuerpo internacional; mientras tanto, Interpol -a contramano de lo que Usted puede haber visto en más de una película producida en Hollywood- no tiene agentes arrestando gente en todas partes. Interpol, en rigor, no es un cuerpo de policía internacional. Más bien podría describirse como un boletín en donde agencias de policía del orbe postean a sus más 'buscados'.
Lo cual subraya que no fue buena idea contar con Meng en la línea principal del órgano global. La carta de Interpol exige que el cuerpo solo debe trabajar para rastrear a criminales genuinos: está terminantemente prohibido que Interpol se involucre en cuestiones políticas. Pero, si Interpol ha de evitar la política, los países que recurren a su boletín deben reconocer primero que existen diferencias sustanciales entre crímenes políticos y crímenes genuinos. Interpol cuenta con reglas que nada tienen de reprochable pero, al mismo tiempo, el cuerpo no garantiza que los países signatarios respeten esas reglas. Interpol se respalda en la presunción de que los países harán lo correcto.
En las últimas semanas, algunos incluso han especulado con que Meng pudo verse forzado a renunciar porque China no veía con agrado el modo en que el funcionario se desempeñaba en su trabajo. En otras palabras, Meng no estaba facilitándole las cosas a China en la misión de Pekín, la cual consiste en perseguir a sus enemigos en el exterior.
Es posible que Pekín no estuviese satisfecha, pero lo cierto es que China estaba utilizando a Interpol para consolidar sus propósitos políticos antes de que Meng llegara al organismo -y Pekín continúa operando con esa prerrogativa. Si Pekín no veía a Meng como un fracaso, entonces los parámetros de Pekín para el éxito eran perturbadoramente elevados.
Antes bien, todo parece indicar que Meng sencillamente desentonó con la oleada de cambios políticos que comenzaron a verificarse en China. En los últimos años, el presidente chino Xi Jinping ha purgado al aparato de seguridad del Partido Comunista, llenando posiciones vacantes con leales y cercanos. Meng no era un protegido de Xi, de tal suerte que -sin importar la naturaleza de su trabajo en Interpol-, debía irse. La desaparición permite extraer más conclusiones sobre las exigencias de Xi en torno de comprar lealtades, antes que extraer conclusiones sobre Interpol.
Sin embargo, la desaparición del titular del cuerpo internacional sintetiza cabalmente el gran problema de Interpol: muchos de los países suscriptos a sus boletines, incluyendo a la República Popular China, no reconocen diferencias entre la comisión de -como decíamos- un crimen político y la comisión de un crimen genuino. Aspecto que comporta implicancias para los Estados Unidos.
Ahora mismo, en el territorio estadounidense, personas inocentes están siendo retenidas en prisión porque Interpol le ha obsequiado cuotas de credibilidad a la lista de los 'buscados' escrita por el presidente ruso Vladimir Putin, o por la dictadura de Nicolás Maduro en Venezuela, o por cualquier otro referente de gobiernos corruptos que se respaldan en las redes de Interpol para acosar a sus adversarios políticos. Estas víctimas -como es el caso de Alexey Kharis, cuyas empresas fueron confiscadas por Putin, y quien ahora transita su segundo año de detención en el estado americano de California- están sufriendo a consecuencia de los abusos personificados en Meng.
En Interpol, Meng ha sido reemplazado de manera interina por Kim Jong Yang, de Corea del Sur.
Y esto consigna una gran noticia pero, hasta tanto los Estados Unidos y otras democracias tomen medidas para garantizar que Interpol respete efectivamente sus reglas escritas, los abusos registrados en China, Rusia y otros países, continuarán teniendo lugar.
Artículo original, en inglés, en éste link
Egresado de la Universidad de Yale y con un doctorado obtenido en esa casa de estudios, es Analista Senior en Relaciones Británico-estadounidenses. Se unió a la Fundación Heritage (Washington, D.C.) en 2008, luego de oficiar como director asociado de Estudios de Seguridad Internacional en Yale, un centro de investigación y enseñanza dedicado a historia de la estrategia, temas militares y diplomáticos. Ha brindado numerosas conferencias en Historia y, desde 2004, sobre asuntos internacionales. Sus artículos y análisis son publicados regularmente en The Daily Signal.