Estados Unidos va a la guerra
Combatir en simultáneo contra China, Rusia y al-Qaeda exigirá más dinero.
Algunos creen que la Guerra Fría llegó a su fin en 1991, instancia en la que la ex Unión Soviética se desintegró. En retrospectiva, numerosos observadores también entienden que se perdió una oportunidad dorada para permitir que se curen las heridas inflingidas durante más de 45 años de hostilidades entre Washington y Moscú. Antes que alentarse el desarrollo de una Rusia que podría adherir a la normativa de la Europa Occidental coincidente con elecciones, transparencia y libertades individuales, algunos en el Viejo Continente y en los Estados Unidos buscaron hurtar los recursos naturales y otros activos de ese país, en un proceso que tuvo lugar por algunos pocos años bajo la presidencia de Boris Yeltsin. El saqueo se vio acompañado por las iniciativas particularmente ineptas de parte del presidente estadounidense Bill Clinton, que ignoró todo acuerdo existente relativo a la clausura de la Guerra Fría -los convenios imponían no utilizar el hecho de la ruptura de la ex URSS como excusa para acercar a sus ex repúblicas hacia la OTAN ni hacia ninguna otra alianza militar declaradamente hostil contra Rusia. El proceso de expansión de OTAN continúa hasta el día de hoy, junto con la recurrencia de maniobras militares y el despliegue de novedosos sistemas misilísticos a lo largo de la frontera rusa, incrementando la justificable paranoia de Moscú en torno de su propia seguridad.
Las maniobras militares se han visto acompañadas de un profundo congelamiento de las relaciones políticas, lo cual es particularmente irónico por cuanto el presidente Donald Trump, en oportunidad de hacer campaña electoral, prometió mejorar las relaciones diplomáticas con Rusia. Ahora mismo, éstas se encuentran en su peor momento desde los días más calientes de la Guerra Fría, incluyendo también este detalle a la tontería de sancionar a funcionarios del gobierno ruso bajo la maliciosamente concebida Acta Magnitsky y la recurrente saga del RussiaGate, que culpa a Moscú por haber interferido en el proceso electoral estadounidense de 2016 -hasta este mismo momento, sin presentarse evidencias concretas sobre ello.
Aquellos que piensan que todo esto es teatro, deberían pensárselo de nuevo. Algunos críticos han comenzado a reconocer que Estados Unidos se ha convertido en un país adicto a la guerra y, para certificarlo, simplemente basta con atender al presupuesto federal, en donde todo gasto es recortado con excepción del gasto militar -el cual está llamado permanentemente a incrementarse, aún cuando ningún país ni grupo de países estén amenazando genuinamente a los Estados Unidos de América.
Dos recientes relatos ilustran, en particular, qué tan lejos Washington ha ido, a la hora de aceptar que la guerra es más o menos una condición natural que hace a su esencia. El primero es un artículo intitulado 'Tras años de combatir insurgencias, el Ejército se reorienta hacia el entrenamiento para una guerra más amplia', que fuera mayormente ignorado, y que se trata del modo en que las fuerzas armadas estadounidenses están modificando su doctrina y entrenamiento, a criterio de combatir una guerra de magnitud contra un poderosos oponente nacional. Previamente, las fuerzas armadas venían poniendo énfasis en agentes hostiles no-gubernamentales como al-Qaeda o ISIS, en lo que fuera la denominada doctrina de contrainsurgencia o COIN. De acuerdo a voceros del Pentágono, el cambio se debe al reconocimiento del hecho de que, por sobre el horizonte, los conflictos bélicos de magnitud no son tan impensables como alguna vez lo fueron.
De acuerdo a este artículo, los comandantes estadounidenses están comenzando a centrarse en el tipo de entrenamiento que supo prevalecer en épocas de la Guerra Fría: tanques versus tanques, bombardeos de artillería, y empleo de apoyo aéreo de precisión. El cambio en la referida doctrina se deriva de la evaluación sobre Estrategia para la Defensa Nacional (Edición 2018), la cual identificó a cuatro jugadores de peso nacionales que podrían ir a la guerra con los Estados Unidos. Se trata de las potencias Rusia y China, suplementadas por una Corea del Norte nuclear y por un Irán dotado de armamento convencional.
La citada transición fue tratada por funcionarios de carrera retirados y en actividad, en el reciente encuentro anual de la Asociación del Ejército de los Estados Unidos, espacio en donde se verificó la particular preocupación acerca de las 'lecciones aprendidas' durante los últimos diecisiete años de guerra antiinsurgencia; y merodeó allí la necesidad de no desaprender esas lecciones mientras la milicia retorna a un modelo más convencional. De igual manera, se asistió a la preocupación de que el ejército estadounidense no estaría lo suficientemente dotado de recursos a la hora de combatir a insurgencias mientras que, al mismo tiempo, hace frente a un componente convencional de peso. Algunos oficiales entendieron que el ejército está en condiciones de, hoy día, ocuparse de ambas cuestiones; mientras que otros no están tan seguros, atendiéndose que uno precisa, en realidad, de dos ejércitos diferentes: uno entrenado para la guerra convencional, y otro entrenado para operaciones antiinsurgencia, las cuales son de probabilidad de ocurrencia superior y más difíciles al momento de enfrentar.
Así las cosas, el General Stephen Townsend, jefe del Comando de Doctrinas y Entrenamiento del Ejército de EE.UU., explicó: 'El futuro de la guerra será de naturaleza híbrida. Habrá de todo, desde tanques, misiles y bombarderos, hasta pandillas criminales, terroristas, combatientes suicidas y células guerrilleras (...) Y tendremos que ocuparnos de todo eso, del espectro completo del conflicto'.
El General David Petraeus (para algunos, el 'modelo más acabado de importante general moderno' que jamás ha conocido el combate, ha puesto el dedo en las razones que llevan a la guerra convencional a tener lugar ahora mismo. Todo se trata de dinero o, como él mismo lo ha sentenciado: 'Se trata de obtener recursos. Y las grandes guerras le otorgan a Usted esos recursos'.
El Teniente General (R) Guy Swan explicó los desafíos para el Ejército en idioma castrense, citando la carrera de su propio hijo, un primer teniente que naciera en West Point... 'que no ha sido desplegado en Afganistán ni en Irak, y que solo ha estado ocupándose de aprender cómo disparar tanques. Se ha estado enfocando en los rusos y en otros competidores de magnitud '[N. del T.: en inglés, el autor utiliza la expresión 'de high-end'].
Entre el comentario de Petraus que se refiere a 'grandes' recursos y los de Swan -que habla de enemigos a los que hay que liquidar, dada su condición de 'competidores de magnitud', uno bien podría comprender de qué se trata ese ampliado establishment de la Defensa: de más dinero y jerga digna de escuela de negocios con el objeto de eufemizar a las operaciones bélicas y al homicidio, con escaso o nulo aprecio por las eventuales consecuencias, incluyendo la posesión -por parte de esos competidores de magnitud- de armamento nuclear, y de la capacidad que aquéllos cuentan a la hora de redirigirlas hacia los objetivos que se propongan. Ya mismo, Rusia ha advertido que, si sucediera que es atacada por una fuerza superior (OTAN), emplearía armas nucleares tácticas como recurso primigenio para defenderse. Y hasta aquí llegó el aprendizaje sobre cómo disparar tanques.
El segundo texto, que también recibió escasa atención, dejó en claro que el 'competitivo' ejército estadounidense que ahora se encuentra en pleno proceso evolutivo no será un mero y bonito juguete que uno dejará en un estante, sin uso. El ex comandante estadounidense para Europa, ahora retirado, Teniente General Ben Hodges (foto) habló en el Foro de Seguridad de Varsovia el pasado 24 de octubre, instancia en la que afirmó a los líderes de OTAN que deberían incrementar sus gastos en la Defensa porque Estados Unidos no podrá protegerlos contra la 'reemergencia de Rusia' mientras que se ocupa de combatir a China. El uniformado predijo que, probablemente, Estados Unidos entre en guerra con China dentro de los próximos quince años, a los efectos de proteger los intereses de Washington en laregión del Pacífico.
Hodges se refirió a la aumento de las tensiones entre Washington y Pekín en el Mar del Sur de China, al supuesto y 'constante robo de tecnología por parte de los chinos', y a la perfectamente legal adquisición que Pekín lleva a cabo en Africa, en América Latina y en Europa, por intermedio de la financiación y la inversión en proyectos. No hubo mención que certificara que China estuviese amenazando verdaderamente a los Estados Unidos, y las citadas eran las razones de presunto peso para, en opinión de Hodges, ir a la guerra contra una poderosa potencia nuclear.
Por estas horas, Hodges oficia como experto en estrategias para el Centro para Análisis Europeo de Política Pública (Center for European Policy Analysis), think tank con base en Washington que es financiado notablemente por globalistas, por gobiernos OTAN, y por promotores de democracia. Entre los aportantes, se cuentan a la National Endowment for Democracy (NED, financiada por el gobierno estadounidense), a la Misión de Estados Unidos ante OTAN, a la División Estadounidense de Diplomacia Pública ante OTAN, al Departamento de Defensa, al Departamento de Estado, a Lockheed Martin Corporation, Raytheon Company, la Agencia Europea de la Defensa, Chevron Corporation, Bell Helicopter, Textron Systems y BAE Systems (Reino Unido).Y -oh, por supuesto- al poderosamente neoconservador United States Institute of Peace (Instituto de Estados Unidos para la Paz. Los 'expertos' del Centro y su personal se llevan muy bien con europeos del este que han puesto el foco en la amenaza rusa, y lo propio sucede con el instituto. Las donaciones para el Centro son ciento por ciento deducibles ante el IRS estadounidense (la agencia impositiva).
El carácter horrendo de ambos artículos citados debería caerse por evidente. El Ejército solo tiene 'escasez de recursos' si uno considera que el rol apropiado para el Arma es combatir de manera contínua contra naciones del Asia y Europa que no representan amenaza alguna para los Estados Unidos. Y la realidad es que no existen razones para que Rusia y China sean vistas, en lo absoluto, como amenazas. Simplemente están convirtiéndose en enemigos debido a las acciones de EE.UU. en sus propios vecindarios, incluyendo en este aspecto a la ampliación de OTAN y a otras provocaciones en Oriente Medio. En relación a China, Estados Unidos claramente entiende que tiene derechos sobre una esfera de influencia que incluye a la totalidad del Océando Pacífico, mientras que China no puede (ni debe) afirmar interés alguno en su propia puerta, en el Mar del Sur de China.
Y luego está el Strangeloveano General Hodges y su think tank perteneciente al establishment pro-guerra. Es lícito preguntarse cuánto dinero percibe por ser un parlanchín dedicado ciento por ciento a la agresión recurrente. El General 'predice' una guerra contra China, en los venideros quince años. Y, ¿cuáles son los temas que justificarían arriesgar una guerra nuclear? El robo de tecnología por parte de los chinos y la manera en que resguardan sus propios intereses en Asia. E invertir en el tercer mundo para adquirir recursos, que es precisamente lo que Estados Unidos y los europeos han venido haciando para su propio provecho durante muchos, muchísimos años. Smedley Butler dijo alguna vez: 'La guerra es una estafa'. Si caminase hoy mismo por estas tierras, probablemente diga que, en realidad, la guerra es un negocio de bajo riesgo y elevados costos, diseñado para que 'héroes' como Petraeus, Swan, Townsend y Hodges siempre tengan empleo.
Artículo original, en inglés, en éste link | Traducido y republicado en El Ojo Digital (Argentina) con permiso del autor y del Editor del sitio web The Unz Review (Estados Unidos)
Especialista en contraterrorismo; ex oficial de inteligencia militar de la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos de América (CIA). Se desempeña como columnista en medios estadounidenses, y como Director Ejecutivo en el Council for the National Interest. Giraldi es colaborador frecuente en Unz.com, Strategic Culture Foundation y otros. En español, sus trabajos son sindicados con permiso en El Ojo Digital.