Estados Unidos: poderío omnipresente
Las noticias de las últimas semanas, referidas a los Estados Unidos de América...
06 de Marzo de 2019
Las noticias de las últimas semanas, referidas a los Estados Unidos de América y a su participación en diversos escenarios, han propiciado una discusión en el mundo mediático, académico y político, con dos posiciones fundamentales acerca del poderío estadounidense: la primera plantea que sus días como superpotencia están contados, y que el ascenso de la República Popular China, La Federación Rusa y la República de la India en el sistema internacional es indetenible, con lo cual estamos ante una especie de nueva era en lo atinente a la competencia por la preeminencia global. También, que resulta incuestionable la incapacidad del país a la hora de contrarrestar las amenazas a su seguridad interna o para enfrentar el terrorismo -con el mayor desafío localizado en el denominado Entorno Operativo Regional del Medio Oriente.
Algunos analistas y comentaristas de asuntos internacionales, portadores de un marcado entusiasmo frente a lo que estiman sería el declive de los Estados Unidos, pero también con una evidentísima carencia de información que respalde sus deseos, afirman que China y Rusia, por ejemplo, en el caso de Venezuela, le propinarían a Estados Unidos una formidable derrota, de desatarse una confrontación mayor que trascienda eventualmente el ámbito latinoamericano e involucrase a los tres actores. Con la reunión del miércoles 26 de febrero en Hanoi, Vietnam, entre el presidente Donald Trump y el dictador norcoreano Kim Jong-un, que se levantó sin la firma de un acuerdo, nuevamente sonaron las alarmas por la sorpresiva interrupción de la cumbre, por el mandatario estadounidense, al considerar desproporcionada la exigencia de su contraparte, que buscaba el levantamiento total y definitivo de las sanciones impuestas a Pyongyang, sin que aún termine de verificarse el cumplimiento de los compromisos adquiridos por este último, relativos al desmantelamiento del programa de desarrollo de armas de destrucción masiva. El mensaje general, transmitido a la opinión pública mundial, es que, si los Estados Unidos se van de tan trascendental reunión sin firmar un acuerdo, es porque están en franca retirada y Corea del Norte, como país y como idea, ha probado su superioridad.
La segunda postura mantiene intacta la convicción de que todavía no se ha conocido un claro relevo para esta superpotencia, e incluso, que no lo habrá en el futuro cercano. Si bien nos hallamos en un momento multipolar de las relaciones internacionales, es indudable la omnipresencia de los EE.UU. en prácticamente todos los frentes de actuación, con capacidad tal para tomar decisiones rápidas y contundentes, que exigen altas inversiones y un despliegue de fuerza que ninguna otra nación puede llevar a cabo. Así lo detalla el Indice sobre Fuerza Militar de Estados Unidos, edición 2019, publicado por la Heritage Foundation, cuando explica particularmente el concepto de Revolución en los Asuntos Militares (o RMA, en Inglés), sintetizado en un conjunto de innovaciones tecnológicas, tácticas, doctrinarias y organizacionales, orientadas a dar un nuevo enfoque al plano de la guerra. Según este estudio, Estados Unidos se encuentra casi tres décadas por delante de China y Rusia, en lo referente a su tecnología militar, de modo que estas dos potencias solo pueden adaptarse a los avances impulsados por el competidor al cual aspiran superar.
Si a esa conclusión ha llegado el documento para China y Rusia, igual que para Corea del Norte, debería ser aún más claro para quienes hacen caso a la fanfarronería tropical diseminada por la tiranía chavista, que ya anticipa la caída del Imperio y se imagina a la FANB, a las Milicias Bolivarianas y a los Colectivos conquistando Washington.
Algunos analistas y comentaristas de asuntos internacionales, portadores de un marcado entusiasmo frente a lo que estiman sería el declive de los Estados Unidos, pero también con una evidentísima carencia de información que respalde sus deseos, afirman que China y Rusia, por ejemplo, en el caso de Venezuela, le propinarían a Estados Unidos una formidable derrota, de desatarse una confrontación mayor que trascienda eventualmente el ámbito latinoamericano e involucrase a los tres actores. Con la reunión del miércoles 26 de febrero en Hanoi, Vietnam, entre el presidente Donald Trump y el dictador norcoreano Kim Jong-un, que se levantó sin la firma de un acuerdo, nuevamente sonaron las alarmas por la sorpresiva interrupción de la cumbre, por el mandatario estadounidense, al considerar desproporcionada la exigencia de su contraparte, que buscaba el levantamiento total y definitivo de las sanciones impuestas a Pyongyang, sin que aún termine de verificarse el cumplimiento de los compromisos adquiridos por este último, relativos al desmantelamiento del programa de desarrollo de armas de destrucción masiva. El mensaje general, transmitido a la opinión pública mundial, es que, si los Estados Unidos se van de tan trascendental reunión sin firmar un acuerdo, es porque están en franca retirada y Corea del Norte, como país y como idea, ha probado su superioridad.
La segunda postura mantiene intacta la convicción de que todavía no se ha conocido un claro relevo para esta superpotencia, e incluso, que no lo habrá en el futuro cercano. Si bien nos hallamos en un momento multipolar de las relaciones internacionales, es indudable la omnipresencia de los EE.UU. en prácticamente todos los frentes de actuación, con capacidad tal para tomar decisiones rápidas y contundentes, que exigen altas inversiones y un despliegue de fuerza que ninguna otra nación puede llevar a cabo. Así lo detalla el Indice sobre Fuerza Militar de Estados Unidos, edición 2019, publicado por la Heritage Foundation, cuando explica particularmente el concepto de Revolución en los Asuntos Militares (o RMA, en Inglés), sintetizado en un conjunto de innovaciones tecnológicas, tácticas, doctrinarias y organizacionales, orientadas a dar un nuevo enfoque al plano de la guerra. Según este estudio, Estados Unidos se encuentra casi tres décadas por delante de China y Rusia, en lo referente a su tecnología militar, de modo que estas dos potencias solo pueden adaptarse a los avances impulsados por el competidor al cual aspiran superar.
Si a esa conclusión ha llegado el documento para China y Rusia, igual que para Corea del Norte, debería ser aún más claro para quienes hacen caso a la fanfarronería tropical diseminada por la tiranía chavista, que ya anticipa la caída del Imperio y se imagina a la FANB, a las Milicias Bolivarianas y a los Colectivos conquistando Washington.
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@JuanDavidGR82
Sobre Juan David García Ramírez
Columnista regular en el periódico El Colombiano (Medellín) y en El Quindiano (Armenia, Colombia). También se desempeña como analista político para diversos programas radiales y televisivos en América Latina, compartiendo apuntes y notas sobre temas políticos vinculados a Colombia, y asuntos internacionales.