Ecuador: enfoque estadocéntrico
Los políticos y sus asesores suelen padecer de un enfoque estadocéntrico.
05 de Abril de 2019
Los políticos y sus asesores suelen padecer de un enfoque estadocéntrico. Todo gira alrededor del Estado y, si llegase el día en que no pudiesen gastar —con el dinero de otros, por supuesto— lo que se han propuesto, nos dicen, se caerá el cielo o sobrevendrá la dolarización.
Infortunadamente, numerosos analistas y el propio Fondo Monetario Internacional concentran demasiada atención en los desequilibrios financieros del gobierno y del banco central, y muy poco en el crecimiento de la economía. Ven como problema el déficit, cuando éste es, simplemente, uno de los resultados del verdadero problema: el gasto excesivo.
Los técnicos del FMI se muestran excesivamente preocupados por el nivel de las reservas, cuando éstas no sirven para defender el precio de la moneda doméstica, dado que usamos el dólar y así el banco central se quede sin reservas el dólar, y los contratos en dólares seguirán valiendo lo mismo -aquí y en cualquier otra parte del mundo. Tampoco es necesario que el banco central administre la liquidez de la economía, conforme lo ha certificado el funcionamiento de la dolarización en Panamá o los primeros catorce años (2000-2014) de dolarización en Ecuador, cuando los bancos gestionaban la liquidez de manera descentralizada.
En la práctica, la función que se le otorgó al banco central a los efectos de gestionar la liquidez de la economía, sirvió para que éste satisficiera la voracidad de liquidez del gobierno, nuevamente, con el dinero de otros. Si el banco central no hubiese tenido esa función o, mejor aún, no existiera, no estaríamos hablando de esto, y nos enfocaríamos en el problema del gasto.
La proforma del presupuesto 2019 proyecta que la economía permanecerá estancada hasta 2022: con una tasa promedio de crecimiento para 2019-2022 de 1,4%. El Observatorio de la Política Fiscal estima que siendo así las cosas, el PIB per cápita de 2022 estará ligeramente por debajo del de 2014. A quienes venimos diciendo que el enfoque debe estar en aumentar la tasa de crecimiento de la economía vía reducción de impuestos y del gasto público nos han dicho que ignoramos el 'costo social' de los ajustes.
Sucede que la fiesta de la revolución tuvo una resaca inevitable que alguien tenía que pagar. Ese alguien no ha sido el sector público, donde se origina el problema, sino el sector privado. Veamos: mientras que la economía en general ha perdido 283.723 empleos adecuados entre 2014 y 2018 (caída de 8%), el empleo en el sector público ha crecido en 45.124 puestos (aumento de 9%). [3] Todo esto mientras que los políticos nos hablaban de 'sacrificios' y 'austeridad'. Se perdieron todos esos empleos, y no se ha caído el cielo. Así, podemos empezar a ver que el costo social de mantener un Estado obeso es muy superior al de disminuir el tamaño del Estado. Es ciertamente confortable realizar un ajuste a velocidad de tortuga, si el dolor lo soportan otros.
Mientras que el gobierno aplaza el requerido ajuste en recortes del gasto corriente del Estado, el resto de la economía seguirá estancada. A criterio dinamizar la economía ecuatoriana, se requiere estimular la inversión -y eso se logra reduciendo impuestos. No podrán reducir impuestos mientras no reduzcan el gasto, dado que el reducir impuestos sin bajar el gasto implicará más deuda, es decir, impuestos a futuro.
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@GabriCalderon
Sobre Gabriela Calderón
Es Magister en Comercio y Política Internacional de la George Mason University y graduada con un título de Ciencias Políticas con concentración en Relaciones Internacionales de la York College of Pennsylvania. Se desempeña como Editora de ElCato.org. investigadora del Cato Institute y columnista de El Universo (Ecuador) desde enero del 2006. Sus artículos y papers son publicados regularmente en otros periódicos de Latinoamérica y España.