Argentina: danza con lobos
El miércoles, por el peso del paro de los gremios del transporte, el país se detuvo una vez más...
31 de May de 2019
Unirse para defender las democracias, para combatir el fascismo. Si hay necesidad de trabajar más, lo haremos porque, de lo contrario, seremos esclavos.
Francisco Pérez Leirós
* * *
El miércoles, por el peso del paro de los gremios del transporte, el país se detuvo una vez más; las fotografías mostraron la escasez de tráfico y la ausencia de personas en los puntos neurálgicos. En la medida de fuerza, convergieron la CGT, las dos CTA y los movimientos sociales, con su habitual parafernalia de cortes de calles, quema de neumáticos y hechos aislados de violencia. Implementada a pocos meses de las elecciones presidenciales, resulta obvio que, más allá de las verdaderas dificultades que trae aparejada la recesión, la huelga general tuvo motivaciones claramente políticas, y dejó algunas lecciones que vale la pena repasar.
La primera de ellas, por cierto, debería ser aprendida de una vez por todas por el Gobierno, que cede con demasiada facilidad a la presión para la obtención de recursos públicos; a esta altura, ya debiera saber que al peronismo hay que cobrarle al contado, y pagarle en cuotas. Sin embargo, abrió recientemente la bolsa para entregarle millonarias sumas para las obras sociales sindicales, la gran caja personal de los eternos caciques, pero éstos siguieron adelante con la protesta, descaradamente aliados al kirchnerismo insurreccional.
Y lo propio sucede todos los días con los titulados líderes sociales que, utilizando mano de obra prácticamente esclava, atormentan con sus piquetes y acampes varios; su máximo exponente es Juan Grabois que, cabeza de la CTEP y asesor del Papa Francisco, es escolta permanente de Cristina Elisabet Fernández cada vez que ésta concurre a Comodoro Py para ser indagada o juzgada por sus innumerables delitos.
El dato que explica la combatividad de los camioneros es el peligro que corren Hugo y Pablo Moyano de ir presos por las estafas cometidas en el Club Atlético Independiente, y por su manifiesta complicidad con las criminales barras bravas del fútbol. Tanta es la preocupación que embarga al jefe del clan que, en busca de la misma impunidad que ansía la ex Presidente, no duda en aliarse con ella luego de insultarla por años.
Como siempre, la danza con los lobos de la política menuda no permite a la sociedad tomar conciencia de la verdadera dimensión de la catástrofe que significaron los doce años durante los cuales ambos Kirchner gobernaron. Amén de las malas noticias relacionadas con la expropiación de YPF, que nos costarán otros US$ 5 mil millones, esta semana el país perdió un juicio en el CIADI –US$ 350 millones- por la re-estatización de Aerolíneas Argentinas, entregada a La Cámpora como botín; ambos procesos fueron conducidos por el ex Ministro de Economía, el recientemente designado a dedo candidato Axel Kicillof.
Después del anuncio de la fórmula Fernández², por ahora sólo un amague, y el fin del debate acerca de la candidatura presidencial de Mauricio Macri (la pretensión de algunos de reemplazarlo por María Eugenia Vidal equivalía al suicidio de Cambiemos que, en otras manos, perdería la vital Provincia de Buenos Aires y, con ella, la Nación), el baile de los presuntos candidatos continúa.
Juan Schiaretti, Juan Manuel Urtubey y Miguel Angel Pichetto parecen personajes de Luigi Pirandello en busca de quien encabece al “peronismo racional”; Sergio Massa sigue dando sus habituales vueltas sobre sí mismo sin encontrar un palenque donde rascarse, ya que su última pirueta lo llevaría a disputar, y perder, una PASO con Alberto Fernández; y Roberto Lavagna se disfraza de vestal para ser ungido por un inexistente consenso. Y José Luis Espert y Juan José Gómez Centurión se presentan como alternativas a Cambiemos para exigir a la coalición gobernante, con su nueva presencia en el Congreso, cumplir los compromisos electorales.
Salvo al Gobierno, que ha mejorado sensiblemente su comunicación y busca la continuidad de su proyecto, a nadie se le ha caído una idea acerca de cómo salir del pantano; las convenciones del radicalismo y de los renovadores no han servido absolutamente para nada, como no sea dejar al descubierto la vocación por aumentar su participación en canonjías y cargos bancados con dineros públicos.
El ciudadano de a pie, mayoritariamente indeciso, se asoma al abismo. Nada hace presumir, a escasos días del inicio legal de la contienda electoral, que pueda disiparse la opción de hierro: Mauricio Macri o Cristina Fernández, es decir, la innegable libertad que gozamos o el fascismo violento del populismo saqueador.
El mundo entero nos mira, una vez más, con asombro: no puede creer que la viuda, que carga sobre sus espaldas con once procesamientos y cinco prisiones preventivas firmes por la enorme corrupción de su gobierno y el encubrimiento del terrorismo islámico, varias muertes dudosas y alianzas perversas con los regímenes totalitarios de Venezuela, Rusia, Cuba e Irán, aún tenga la posibilidad de volver a conducir la Argentina pues, si lo lograra sería el definitivo final de un país tan autodestructivo y suicida.
La primera de ellas, por cierto, debería ser aprendida de una vez por todas por el Gobierno, que cede con demasiada facilidad a la presión para la obtención de recursos públicos; a esta altura, ya debiera saber que al peronismo hay que cobrarle al contado, y pagarle en cuotas. Sin embargo, abrió recientemente la bolsa para entregarle millonarias sumas para las obras sociales sindicales, la gran caja personal de los eternos caciques, pero éstos siguieron adelante con la protesta, descaradamente aliados al kirchnerismo insurreccional.
Y lo propio sucede todos los días con los titulados líderes sociales que, utilizando mano de obra prácticamente esclava, atormentan con sus piquetes y acampes varios; su máximo exponente es Juan Grabois que, cabeza de la CTEP y asesor del Papa Francisco, es escolta permanente de Cristina Elisabet Fernández cada vez que ésta concurre a Comodoro Py para ser indagada o juzgada por sus innumerables delitos.
El dato que explica la combatividad de los camioneros es el peligro que corren Hugo y Pablo Moyano de ir presos por las estafas cometidas en el Club Atlético Independiente, y por su manifiesta complicidad con las criminales barras bravas del fútbol. Tanta es la preocupación que embarga al jefe del clan que, en busca de la misma impunidad que ansía la ex Presidente, no duda en aliarse con ella luego de insultarla por años.
Como siempre, la danza con los lobos de la política menuda no permite a la sociedad tomar conciencia de la verdadera dimensión de la catástrofe que significaron los doce años durante los cuales ambos Kirchner gobernaron. Amén de las malas noticias relacionadas con la expropiación de YPF, que nos costarán otros US$ 5 mil millones, esta semana el país perdió un juicio en el CIADI –US$ 350 millones- por la re-estatización de Aerolíneas Argentinas, entregada a La Cámpora como botín; ambos procesos fueron conducidos por el ex Ministro de Economía, el recientemente designado a dedo candidato Axel Kicillof.
Después del anuncio de la fórmula Fernández², por ahora sólo un amague, y el fin del debate acerca de la candidatura presidencial de Mauricio Macri (la pretensión de algunos de reemplazarlo por María Eugenia Vidal equivalía al suicidio de Cambiemos que, en otras manos, perdería la vital Provincia de Buenos Aires y, con ella, la Nación), el baile de los presuntos candidatos continúa.
Juan Schiaretti, Juan Manuel Urtubey y Miguel Angel Pichetto parecen personajes de Luigi Pirandello en busca de quien encabece al “peronismo racional”; Sergio Massa sigue dando sus habituales vueltas sobre sí mismo sin encontrar un palenque donde rascarse, ya que su última pirueta lo llevaría a disputar, y perder, una PASO con Alberto Fernández; y Roberto Lavagna se disfraza de vestal para ser ungido por un inexistente consenso. Y José Luis Espert y Juan José Gómez Centurión se presentan como alternativas a Cambiemos para exigir a la coalición gobernante, con su nueva presencia en el Congreso, cumplir los compromisos electorales.
Salvo al Gobierno, que ha mejorado sensiblemente su comunicación y busca la continuidad de su proyecto, a nadie se le ha caído una idea acerca de cómo salir del pantano; las convenciones del radicalismo y de los renovadores no han servido absolutamente para nada, como no sea dejar al descubierto la vocación por aumentar su participación en canonjías y cargos bancados con dineros públicos.
El ciudadano de a pie, mayoritariamente indeciso, se asoma al abismo. Nada hace presumir, a escasos días del inicio legal de la contienda electoral, que pueda disiparse la opción de hierro: Mauricio Macri o Cristina Fernández, es decir, la innegable libertad que gozamos o el fascismo violento del populismo saqueador.
El mundo entero nos mira, una vez más, con asombro: no puede creer que la viuda, que carga sobre sus espaldas con once procesamientos y cinco prisiones preventivas firmes por la enorme corrupción de su gobierno y el encubrimiento del terrorismo islámico, varias muertes dudosas y alianzas perversas con los regímenes totalitarios de Venezuela, Rusia, Cuba e Irán, aún tenga la posibilidad de volver a conducir la Argentina pues, si lo lograra sería el definitivo final de un país tan autodestructivo y suicida.
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@EGAvogadro
Sobre Enrique Guillermo Avogadro
Abogado. Columnista de temas políticos de Argentina, y colaborador en otros medios nacionales. Sus artículos completos pueden repasarse en el blog del autor, o en el enlace http://www.elojodigital.com/categoria/tags/enrique-guillermo-avogadro.