ESTADOS UNIDOS: PHILIP GIRALDI | REALPOLITIK

En EE.UU., espiar para el Estado de Israel no tiene consecuencias; el Caso Arnon Milchan

Durante la primavera pasada, escribí sobre la identidad de Arnon Milchan sin proponérmelo...

11 de Julio de 2019

 

Durante la primavera pasada, escribí sobre Arnon Milchan sin proponérmelo, topándome con su identidad accidentalmente mientras miraba una película, en mi vuelo desde Venecia a Washington. Milchan, según algunos recordarán, es un multimillonario de Hollywood y productor de cine nacido en el Estado de Israel, bien conocido por films tales como Pretty Woman (Mujer Bonita) y Bohemian Rhapsody (Rapsodia Bohemia). También se lo conoce a partir del rol desempeñado en la obtención y transferencia ilegal de tecnología estadounidense que permitió a Israel construir su propio arsenal nuclear. Más allá de haber traicionado al país que lo adoptó, y que lo ayudó a convertirse en millonario y famoso, en 2011, autorizó la publicación de una biografía en formato ghost-writer, la cual fue pomposamente intitulada 'Confidencial: la Vida del Agente Secreto que se Convirtió en un Titán de Hollywood' (Confidential: The Life of Secret Agent Turned Hollywood Tycoon). Porciones del libro fueron escritas en primera persona, relatando Milchan la historia con sus propias palabras.

Arnon Milchan, Corrupción, Espionaje, Israel, Netanyahu, Estados Unidos, Philip GiraldiHe tomado nota sobre los delitos de Milchan a lo largo de no pocos años, mientras especulaba yo cómo era posible que un espía israelí de primer nivel haya podido trabajar activa y exitosamente contra los intereses estadounidenses de no-prolieración, mientras que se las arregló para seguir adelante y construir un hogar y negocios en Los Angeles, en tanto que también se mostraba periódicamente en la ceremonia de los premios Oscar. Me pregunté, entonces, '¿Por qué este delincuente aún hace películas en Hollywood? ¿Por qué no está en prisión?', previo a concluir que, en los Estados Unidos de América, el gobierno federal claramente entiendeque espiar para Israel no es una conducta delictiva, y siendo que rara vez se pone a nadie bajo arresto por estas acciones, y menos se lo somete a proceso judicial. Sin importar haya numerosos -y fácilmente identificables- agentes de inteligencia israelíes pululando por nuestro país.

Milchan fue un espía israelí en actividad en suelo estadounidense, habiendo trabajado para la división de hurto de tecnología en el Mossad (división conocidoa como LEKEM). Con frecuencia, el Mossad emplea el término sayanim en sus actividades de espionaje, para referirse a judíos de la diáspora reclutados sobre la base de una religión común, o de preocupaciones compartidas en torno de la seguridad de Israel. La amenaza que encarnan los operativos que se desempeñan en la Embajada de Israel en los Estados Unidos es de tal porte que, en una oportunidad, el Departamento de la Defensa advirtió que los judíos estadounidenses, en todo concepto, deberían ser listados como objetivos para monitoreo.

En su oportunidad, el presidente John F. Kennedy intentó detener el programa israelí de armamento nuclear, pero terminó siendo asesinado previo a lograrlo. Hacia 1965, de todos modos, el Estado judío se hizo de material crítico para construir una bomba a base de uranio altamente enriquecido, obtenido de una firma situada en Pennsylvania de nombre NUMEC. La misma fue fundada en 1956 y tutelada por Zalman Mordecai Shapiro, director de la sucursal Pittsburgh de la Organización Sionista de Estados Unidos (Zionist Organization of America). NUMEC era proveedora de uranio enriquecido para proyectos del gobierno americano, pero también fue, desde sus inicios, una fachada del programa nuclear israelí, cuyo jefe/fundador David Lowenthal, reconocido sionista, se trasladaba hacia Israel al menos una vez por cada treinta días para reunirse con su viejo amigo Meir Amit, quien regenteaba la inteligencia de ese país.

Ya contando con el uranio necesario, el hurto de tecnología de avanzada necesaria para construir un arma nuclear es el subcapítulo en donde Milchan comienza a tomar parte del relato. Arnon Milchan nació en Israel, pero se mudó de joven a los EE.UU. y, eventualmente, se convirtió en dueño y fundador de una fima de producción de películas, New Regency Films. El 25 de noviembre de 2013, en una entrevista con la tevé israelí, Milchan admitió que había invertido muchos años en Hollywood, trabajando como agente para la inteligencia israelí, ayudando en la obtención de tecnologías y materiales prohibidos que habilitaron a Israel para desarrollar un arma atómica.

Milchan, quien claramente aún tiene significativos intereses comerciales en los Estados Unidos, conforme lo ha evidenciado Rapsodia Bohemia, explicó en aquella entrevista: 'Lo hice por mi país, y estoy orgulloso de ello'. Asimismo, afirmó: 'Otros grandes nombres de Hollywood se relacionaron con acciones clandestinas'. Ciertamente es interesante cómo Milchan admite el haber cometido delitos, en un momento en que viajaba periódicamente a EE.UU. y residía en California, pero su creencia en la propia vulnerabilidad que lo caracteriza se desprende del hecho de que el gobierno federal fracasó a la hora de actuar contra él, durante las cinco décadas en que Milchan vivía mayormente aquí, y sin importar en lo más mínimo que su actividad como espía fuera bien conocida.

Entre otros éxitos, Milchan obtuvo -por intermedio de su firma Heli Trading- 800 krytons, sofisticados gatillos para empleo en armas nucleares. Estos dispositivos fueron adquiridos por la muy secreta firma (contratista de defensa) MILCO International. En persona, Milchan reclutó como agente al presidente de MILCO, Richard Kelly Smyth, previo a entregarlo a otro empleado de Heli Trading, Benjamin Netanyahu. Eventualmente, Smyth sería arrestado en 1985, cooperando durante su interrogatorio con el FBI, previo a ser sentenciado a prisión. Lo cual implica que el gobierno federal de EE.UU. lo sabía todo sobre Milchan y Netanyahu en aquel entonces, pero ni siquiera se propuso investigar al mencionado y, a fin de cuentas, nada hizo.

De tal suerte que Milchan era un espía israelí que se salió con la suya, y que aún continúa haciendo dinero con el país al que victimizó (Estados Unidos). ¿Es éste el final del relato? Haaretz -matutino progresista líder en Israel- recientemente publicó un exposé sobre su involucramiento en altos niveles de corruptela política, así como también en actividades contrarias contra la no-proliferación nuclear a favor de Sudáfrica -cuando este país había sido sujeto a un régimen de sanciones. Haaretz observa el modo en que '... este magnate de Hollywood nacido en Israel acopió dinero en todo tipo de rubros: haciendo acuerdos con armamento, como ser aviones, misiles y equipo para desarrollar armas nucleares en Israel, y luego otros países. Para hacer negocios, se ve que no hay necesidad de contar con amigotes en algún gobierno; pero, para tener éxito en el comercio de armas, las conexiones gubernamentales son un tema obligatorio'.

Milchan se vio envuelto en un mar de controversias en el propio Israel, país en donde la policía aconsejó que fuera acusado por sobornos en conexión con una investigación de corruptela, en donde el primer ministro Benjamin Netanyahu es actor central. Según se ve, Milchan invirtió un millón de shekels (un aproximado de US$ 250 mil) en artículos de lujo que obsequió a Bibi, en razón de un quid pro quo que lo eximía de un sustancial ingreso derivado de impuestos en EE.UU., cuando retornó a Israel para vivir durante 2013 y 2014.

Para demostrar que la corrupción protagonizada por Milchan observaba un carácter internacional, la investigación policial determinó que, hacia 2014, Netanyahu se acercó al Secretario de Estado americano John Kerry, a criterio de lograr una intervención desde la cual garantizar a Milchan una visa estadounidense de largo plazo, a raíz de que, en ese instante, Milchan acusaba problemas con su residencia. Según se informó entonces, Milchan confeccionó el arreglo yendo directo al domicilio privado de Netanyahu, con las ya acostumbradas cajas de carísimos habanos y con champagne, tras aguardar la llegada del primer ministro a su hogar. Al arribar Netanyahu, Milchan exigió que, de inmediato, Bibi contactar a Kerry para garantizarle un nuevo visado. En tal oportunidad, la visa fue arreglada, y Milchan siguió haciendo películas -y ganando dinero- en Los Angeles.

La corrupción de Netanyahu ha sido difundida extensamente, pero Bibi es, apenas, el más reciente líder en ser manipulado por el multimillonario de Hollywood. De igual modo, Milchan se hizo 'amigo' de Ehud Olmert, Ariel Sharon y Shimon Peres, así como también de funcionarios de primer nivel en la defensa, y de líderes extranjeros de Sudáfrica y Canada. Milchan siempre supo sorprender a los políticos, y ganárselos con onerosas cenas y resplandecientes obsequios, presentando a su debido tiempo al gobierno en Tel Aviv, a otros ejecutivos de Hollywood de origen judío. Tal es el caso del presidente de Disney, Michael Eisner, y al cofundador de Dreamworks, Jeffrey Katzenberg.

Peres afirma haber reclutado -en persona- como espía a Milchan y que, desde que contaba 21 años de edad, Milchan utilizó una firma química de su familia como cobertura para involucrarse en el comercio de armamento y tecnología. Desde los inicios, Milchan se hallaba comprometido ya en compras clandestinas para respaldar al programa nuclear del Estado de Israel.

Adicionalmente, Milchan se convirtió en comprador de armamento, en casos en donde el gobierno de Tel Aviv juzgaba conveniente no participar directamente de tales operaciones. En todos los casos, Milchan se quedaba con una comisión sobre las ventas, y de allí la pretensión de que, solo en menor medida, su riqueza proviene de la fortuna por él construída en Hollywood. En oacasiones, se vio a sí mismo comprando armamento Made in USA, utilizando fondos del gobierno israelí que originalmente provenía de asistencia militar pagada por los contribuyentes estadounidenses, quedándose con el 10% en el proceso.

Desde los albores de los años setenta, Israel -operando secretamente a través de Milchan- le vendió sistemas de armas a Sudáfrica, recibiendo a cambio dinero y uranio. Sudáfrica bien sabía cómo devolver el favor: en septiembre de 1979, permitió que Israel condujera una prueba nuclear en una isla administrada por el gobierno de Pretoria, en el Océano Indico.

El artículo de Haaretz condena duramente a Milchan por sus acciones de corruptela al lidiar con políticos israelíes, lo cual es ciertamente justo. Pero también está el costado americano del relato. Hasta lo que pudo determinarse, Milchan aún cuenta con un visado activo para residir en los Estados Unidos; tiene una casa en Los Angeles; y quizás se traslada periódicamente a sus oficinas en Hollywood. En el mejor de los casos, es culpable por haber violado el Acta sobre Espionaje, legislación que, según uno recuerda, fue utilizada contra Julian Assange -quien no ha construído redes de connivencia para robar secretos militares estadounidenses y, sin embargo, está siendo perseguido por razones políticas.

Milchan, en comparación con Assange, cuenta con la protección del bien conocido espectro establishment que, en EE.UU., juega para Israel. No se conoce de esfuerzo alguno en pos de imputarle delitos, ni por arrestarlo, siendo que EE.UU. cuenta una serie de presidentes pusilánimes que no desearían tocar a un prominente y bien conectado multimillonario israelí que, en su rol de espía, inflingió gravísimos daños a este país. En marzo de 2015, Milchan fue un invitado VIP en Capitol Hill, para ser testigo del comentado discurso compartido por el primer ministro Netanyahu, ante una sesión conjunta del Congreso. Ni un sólo congresista objetó esa ponencia, tras lo cual sería interesante averiguar cuál de esos representantes, ciertamente corrupto, patrocinó al espía israelí de referencia. Infortunadamente, no existe agente del Servicio de Alguaciles, ni del FBI, esperando a las puertas para arrestar a Milchan ni bien abandone de su domicilio.



Artículo original, en inglés, aquí | Traducido y republicado con permiso del autor y de The Unz Review (Estados Unidos)



 

Sobre Philip Giraldi

Especialista en contraterrorismo; ex oficial de inteligencia militar de la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos de América (CIA). Se desempeña como columnista en medios estadounidenses, y como Director Ejecutivo en el Council for the National Interest. Giraldi es colaborador frecuente en Unz.com, Strategic Culture Foundation y otros. En español, sus trabajos son sindicados con permiso en El Ojo Digital.