Corea del Sur, socio vital de los Estados Unidos en la estrategia para el escenario Indo-Pacífico

En su reciente periplo a Corea del Sur, el presidente estadounidense Donald Trump conversó con su par surcoreano, Moon Jae-in, sobre una miríada de temáticas que hacen a la relación bilateral.

Uno de los puntos menos observados por los analistas, pero que en rigor involucra resultados potencialmente críticos, fue el reconocimiento hecho por Moon a la estrategia estadounidense para el escenario Indo-Pacífico, que remite al modo en que Washington se relaciona con varias potencias de la región.

Moon declaró, en conferencia de prensa: 'Hemos llegado a un consenso, a los efectos de promocionar una cooperación armoniosa entre la Nueva Política para el Sur de Seúl, y la estrategia para el Indo-Pacífico de los Estados Unidos'.

El comentario fue, en el plano oficial, la primera oferta realizada por Corea del Sur en torno de respaldar la estrategia americana para la región del Indo-Pacífico. Lo que es digno de destacarse es que Moon vinculó la estratagema estadounidense con la Nueva Política Sur de Seúl, la cual permitió que esa nación contara con una posición más sólida en lo que respecta a oportunidades comerciales en el Sudeste de Asia, reduciendo su dependencia de otros socios comerciales -como es el caso de China.

Al describir a la alianza surcoreano-estadounidense como variable central para la paz y la seguridad en la región del Indo-Pacífico, Trump y Moon acordaron profundizar la cooperación bilateral en las estrategias de ambos países.

En décadas recientes, Estados Unidos y Corea del Sur crearon un marco práctico para consolidar asociaciones comerciales exitosas, y que ya está compartiendo beneficios concretos y mensurables tanto para los ciudadanos estadounidenses como para sus pares surcoreanos.

El dinamismo en el vínculo comercial y en las actividades de inversión han profundizado y ampliado la relación económica, en tanto ambos aliados tendrán aún mucho más por ganar si trabajan en conjunto con el fin de reforzar los valores inherentes a los mercados abiertos y el libre comercio en el teatro Indo-Pacífico.

En un mundo en el que la asistencia en materia de desarrollo evoluciona velozmente, dado el mayor énfasis en el rol crítico del sector privado en la consolidación de un crecimiento económico sustentable, la optimización de la cooperación internacional entre Washington y Seúl presenta una oportunidad única para coordinar la asistencia en el desarrollo de ambas naciones, de manera más estratégica, maximizándose el impacto favorable de la diplomacia económica.

Como ex receptor de asistencia estadounidense para el desarrollo, Corea del Sur, hoy una de las naciones más ricas del planeta, ofrece una perspectiva única, y lo propio sucede con su credibilidad, al concierto internacional.

Una sociedad estratégica entre ambos países que persiga el objetivo de desarrollar a las naciones en el escenario Indo-Pacífico, comprometidas éstas con asistencia para el desarrollo orientada a resultados, comportará un invaluable potencial en el fortalecimiento de la eficiencia de las relaciones económicas.

A su vez, esa asociación estratégica reforzará los vínculos económicos y diplomáticos existentes entre los dos aliados. Corea del Sur ha probado ser un aliado firme y confiable para Washington en la promoción de las libertades individuales, oportunidades y prosperidad en la región -y en todo el globo.

Pero aún puede lograrse mucho más, conforme Estados Unidos y Corea del Sur tienen mucho para ofrecer en esta asociación, 'para ambientes que nutran un capitalismo favorable y productivo' en la citada región.

Artículo original, en inglés, aquí