INTERNACIONALES: ROBIN SIMCOX

Tras un intervalo, el terrorismo islamista retorna a Europa

En Washington, mucho se está conversando por estas horas en relación a la política de la Administración Trump frente a Siria.

13 de Octubre de 2019


En Washington, mucho se está conversando por estas horas en relación a la política de la Administración Trump frente a Siria y al Estado Islámico. Sin dudas, esos son temas importantes, pero solo son parte de la discusión en torno de las acciones contraterroristas en las que los Estados Unidos de América se han involucrado.

Atentado terrorista en París, Emmanuel Macron, Terrorismo en FranciaConsidérense los eventos registrados en Europa, pocos días atrás. El pasado 3 de octubre, un especialista en tecnología de la información, Michael Harpon, apuñaló a cuatro de sus compañeros de trabajo hasta matarlos, e hirió a otros dos previo a recibir disparos de parte de las fuerzas de seguridad. Harpon, quien se había desempeñado en el cuartel central de policía en París y tenía credenciales de acceso de seguridad, en apariencia se vio inspirado por el Estado Islámico, conocido también como ISIS.


El mencionado era un convertido al Islam quien, irónicamente, fue empleado en el departamento de policía que debió lidiar con la amenaza islamista que amenazaba a Francia. Según se supo, Harpon exteriorizó sentimientos pro-extremistas, incluyendo una cerrada defensa del letal raíd de elementos de al-Qaeda contra la revista Charlie Hebdo en enero de 2015. También estuvo en contacto con profetas de filiación radical.

Naturalmente, este contexto motorizó preguntas en Francia, al respecto de a qué tipo de personas empleaban las fuerzas de policía.

Entonces, en una mañana de lunes, un refugiado sirio secuestró un camión de carga, y lo embistió contra automóviles que aguardaban detenidos en una intersección en Limburg, al oeste de Alemania. El perpetrador hirió a ocho personas, en un incidente que fue catalogado por las autoridades como una acción terrorista. El refugiado, quien había llegado a Alemania en 2015, ya había sido arrestado previamente por delitos no vinculados a terrorismo.


En rigor, muchos de estos episodios nada tuvieron de sorprendente. Mientras que, en Europa, la amenaza terrorista se redujo -al menos por ahora- desde el cénit registrado entre 2016 y 2017, los complots aún tienen lugar de manera recurrente, y ciertamente alarmante.

En tal sentido, una serie de trabajos de investigación desarrollados por el think tank estadounidense The Heritage Foundation prueban que Francia es la nación que más ha sido puesta en la mira por acciones terroristas y, entre 2014 y 2018, un 16% de los atentados en Europa involucraron a refugiados extranjeros o a postulantes para convertirse en asilados. Periódicamente, Alemania ha sido tomada por objetivo por parte de este elemento, en donde también son protagonistas refugiados y buscadores de asilo. En el escenario alemán, los refugiados de origen sirio superan, por mucho, al resto de las nacionalidades.


Así, pues, activos terroristas se han mostrado dispuestos a emplear una miríada de armas, sin importar lo poco sofisticado de sus características. La investigación de Heritage supo enfocarse específicamente en cómo impedir la ocurrencia de ataques con vehículos terrestres, los cuales han sido desplegados con frecuencia y pertenecen al andarivel de conspiraciones terroristas más difíciles de impedir.

Los eventos más recientes tuvieron lugar en Europa, aunque también pudieron perfectamente haberse registrado en suelo estadounidense, país que simboliza el mayor desprecio para el terrorismo, a raíz de la defensa estadounidense de valores occidentales como Estado de derecho, democracia, o libertades individuales). EE.UU. continúa siendo el objetivo más atractivo para este tipo de elementos.

Se han registrado, entonces, más de un centenar de conspiraciones islamistas para acometer atentados, desde el 11 de septiembre de 2001. En el caso más reciente, el pasado 30 de agosto, un ciudadano estadounidense oriundo de Paquistán fue acusado y sentenciado por haber planeado un atentado inspirado en ISIS, en la ciudad de Nueva York.

Si bien el complot ideado por aquel eventual perpetrador fue fallido en sus resultados, los ataques que han tenido lugar en años recientes -como ser los de San Bernardino, California (2015); Orlando, Florida (2016); y New York (2017, en dos oportunidades) -han quedado al margen de la atención de parte de las autoridades contraterroristas en los Estados Unidos.

Adicionalmente, civiles estadounidenses han perdido la vida en atentados terroristas registrados en suelo extranjero. Entre 2015 y 2017, nueve ciudadanos de los Estados Unidos perdieron la vida en ataques terroristas que tuvieron lugar en Bélgica, Francia y el Reino Unido. Dos ciclistas estadounidenses fueron asesinados por atacantes inspirados en la ideología extremista de ISIS en Tayikistán, durante 2018.

El resguardo de la seguridad de los Estados Unidos comienza por casa, aunque ciertamente no se termina allí.

Estados Unidos no puede estar presente en todas partes, como tampoco está en capacidad de combatir en todas las guerras. Más aún, el gobierno estadounidense tiene la razón al decidir enfocarse en una política exterior de magnitud y que contemple el cuadro más amplio. Corea del Norte, Rusia, Irán y China -todos por igual- merecen que Washington les preste la debida atención.

Sin embargo, eso no significa que la amenaza recurrente que cobra forma y empuje en el terrorismo islamista de proyección transnacional deba minimizarse. Obviamente, Siria consigna una preocupación relevante al caso. Y, nuevamente, también lo hacen Afganistán, Yemén y Somalia. Y ese rol analítico también debe centrar sus esfuerzos en los movimientos islamistas desplegados a lo largo del Africa, el sur de Asia y el sudeste de Asia.

Núcleos tales como ISIS y todos aquellos que se arrojen a ideologías saturadas de peligroso extremismo, comportan una marcada predisposición a asesinar a grandes cifras de personas, toda vez que les sea posible hacerlo. El gobierno de los Estados Unidos de América deberá estar listo para ayudar a que ello no suceda; tanto en el orden doméstico como en el extranjero.



Artículo original, en inglés, aquí

 

 

Sobre Robin Simcox

Simcox es analista en el think tank estadounidense The Heritage Foundation (Washington, D.C., EE.UU.). Publica sus artículos (en inglés) en The Daily Signal.