El coronavirus y el deleznable juego de culpas fogoneado por China
China ha decidido potenciar agresivamente sus esfuerzos de propaganda...
China ha decidido potenciar agresivamente sus esfuerzos de propaganda, con el objeto de responsabilizar a los Estados Unidos de América por la pandemia de coronavirus.
Menos de tres meses atrás, sin embargo, cuando emergieron los primeros casos de infección por COVID-19, el gobierno chino comenzó a censurar las redes sociales que utilizaban palabras clave o strings como 'neumonía desconocida de Wuhan'. Reprendió a usuarios por 'esparcir rumores' y por fogonear 'turbulencia social'.
Ello consignó una clásica medida autoritaria de línea dura frente a un desastre surgido en el plano doméstico.
La campaña de propaganda comenzó a ganar decibeles hacia el 20 de enero pasado, cuando para China ya no era posible ocultar el brote de coronavirus.
El enfoque utilizado por el régimen comunista, notablemente coordinado, se centró en las siguientes variables:
- Ordenar a diplomáticos chinos en todo el globo que elogiaran los logros de Pekín, a través de centenares de entrevistas y artículos.
- Acusar a los Estados Unidos de América por haber creado al nuevo coronavirus y por haberlo diseminado en Wuhan, capital de la provincia de Hubei.
- Acusar al presidente estadounidense Donald Trump de racismo, por referirse al vector como 'coronavirus chino'.
Aún cuando, por lo general, el gobierno estadounidense ha intentado -y también fracasado- ensayar respuestas comunicacionales comunes a todos sus funcionarios, el gobierno chino no muestra empacho al momento de desplegar la totalidad de sus activos, en una estrategia que normalmente es conocida como 'poder agudo' o sharp power -o también, 'poder inteligente'; smart power, en inglés.
Echando mano de su cuenta de Twitter, durante la semana pasada, el embajador chino ante Sudáfrica, Lin Songtian, replicó la línea oificial de su Cancillería, planteando que la pasada visita de un grupo de trescientos atletas de las fuerzas armadas estadounidenses a Wuhan provocó el brote de coronavirus. Lin es un diplomático clave en el esfuerzo chino en torno de fogonear propaganda, en tanto esta línea ha sido replicada oportunamente por los medios de comunicación tutelados por Pekín y por diplomáticos en todo el concierto internacional.
Asimismo, Lin se mostró de acuerdo con el funesto comentario compartido por la ex Secretario de Estado Hillary Rodham Clinton, al respecto de que Trump 'ha decidido echar mano de una retórica racista', al referirse al virus chino.
'Es cierto. La justicia siempre habla a viva voz', sentenció Lin, incluyendo en su comentario público una captura de imagen del tweet de Clinton, y un artículo del matutino China News que subrayaba la 'retórica racista' del jefe de Estado americano.
Por su parte, Trump se ha rehusado -y con razón- a dejar de decir que el COVID-19 tuvo su origen en China. El miércoles pasado, declaró que dejaría de referirse al 'virus chino', pero volvió a emplear esa terminología en la mañana del jueves, en oportunidad de una conferencia de prensa para reporteros.
'Me refiero al virus chino, y eso es precisamente lo que quiero decir', declaró el mandatario estadounidense. 'Porque de allí provino'.
Por propia cuenta, el gobierno chino había identificado una novedosa enfermedad que comenzaba a diseminarse en Wuhan. Doctores y científicos, como fue el caso del Doctor Li Wenliang, intentaron advertir sobre el riesgo inherente del nuevo patógeno, cuyo origen fue rastreado hasta un mercado de mariscos y pescados de Wuhan.
Los censores del régimen chino, acto seguido, reprendieron y silenciaron a Li y otros. Poco después, Li pereció a consecuencia de infección por COVID-19.
Mientras tanto, la ominosa Administración de China en el Ciberespacio garantizó que las plataformas de redes sociales del país comenzarían por censurar cualquier referencia al nuevo coronavirus, así como también bloquearían cualquier crítica realizada contra el modo en que Pekín respondiera a la epidemia en ciernes.
De acuerdo a un informe desarollado por CitizenLab, núcleo investigativo en temas cibernéticos y vinculado a la Universidad de Toronto, las plataformas de redes sociales en China, como es el caso de YY y WeChat, comenzaron a censurar contenidos desde comienzos del mes de diciembre.
Las firmas dedicadas a la gestión de redes sociales en China están sujetas a una legislación extrema, la cual les impone censurar todo aquel contenido que 'comprometa la estabilidad social', o bien que critique al gobierno central.
De tal suerte que, a continuación, YY sumó 45 frases clave a su lista interna de palabras bloqueadas, incluyendo el string 'neumonía desconocida de Wuhan' y 'mercado de pescado de Wuhan' durante el 31 de diciembre -día después de que ocho personas, incluído el Doctor Li, encendieran las luces de alarma en un grupo de la red WeChat.
El gobierno de los Estados Unidos de América deberá actuar con firmeza, a criterio de exponer el mecanismo de mentiras del gobierno chino, sus métodos de propaganda, y la supresión de la verdad que refiera a este letal virus -vector sobre cuya amplificación el gobierno chino es responsable, inflingiéndolo al resto del mundo.
Los chinos suelen tomarse su trabajo muy en serio. Además de combatir al COVID-19 y de apuntalar a la economía, Estados Unidos deberá involucrarse en esta guerra de información, actualmente en curso.
Artículo original, en inglés
Es Analista Senior en estudios de Diplomacia Pública, para la Fundación Heritage (Washington, D.C.). Desarrolla trabajos relacionados con instituciones y programas del gobierno estadounidense que hacen a la relación con terceros países y diplomacia tradicional, y elementos críticos en la guerra de ideas contra el extremismo violento. Previamente, se desempeñó como Editora en el periódico The Washington Times.