EE.UU. y la interferencia externa en las elecciones: ¿realidad o ruido político?
Una investigación parlamentaria desarrollada recientemente en el Reino Unido...
Una investigación parlamentaria desarrollada recientemente en el Reino Unido ha determinado que Rusia pudo haber interfeido en el referendo del Brexit de 2016, el cual resultó en la salida de la Gran Bretaña de la Unión Europea. Pero, irónicamente, el informe también coligió que Rusia pudo no haber interferido, dado el hecho de que el gobierno británico nunca de preocupó por intentar si, en efecto, había tenido lugar un involucramiento del Kremlin con miras a manipular el referido comicio.
El Comité de Inteligencia y Seguridad del Parlamento, según se ha informado, se ha mostrado perplejo por la falta de interés oficial en lo que podría haberse tratado de una operación extranjera de inteligencia que tuvo marcado impacto, todo lo cual era demasiado plausible, habida cuenta de que es popularmente planteado que Moscú le hubiese dado la bienvenida al Brexit coom primer paso de lo que, eventualmente, hubiese significado la llegada a su fin de la unidad económica y política del Viejo Continente.
De tal suerte que nadie sabe si Rusia o algún otro país interfirió efectivamente en la Gran Bretaña, y lo propio sucede con las investigaciones respecto de los comicios de 2016 en los Estados Unidos, pesquisa que al momento no ha devuelto resultados sino confusión y ausencia de pruebas fehacientes. Y, por cierto, subyace también la pregunta en torno de lo que se define por interferencia. Millones de libras esterlinas fueron invertidas en publicidad por quienes estaban a favor y en contra del proceso Brexit -y de igual manera, miles de millones de dólares se invirtieron en anuncios políticos en suelo estadounidense. Gran parte de la 'información' ofrecida al respecto fue deliberadamente sesgada, propiciando pánico tanto en el Reino Unido como en los EE.UU., lo cual sugiere que el problema es bastante más abarcativo que el intentar influenciar el voto por parte de un país -si acaso este acto tuvo lugar.
Asimismo, se conocieron afirmaciones similares en torno de 'fake news' generadas por Rusia, y al respecto de un 'masivo ataque cibernético' durante la elección presidencial en Francia de 2017, mientras que las Elecciones Federales en Alemania se caracterizaron por una notable ausencia de interferencia identificable desde el Kremlin, muy a pesar de las advertencias planteadas por diferentes observadores, quienes dijeron que Berlín sería objetivo de acciones similares.
De forma tal que, mientras que los alegatos que remiten a la interferencia rusa en elecciones se han vuelto corrientes, son difíciles de probar con seriedad. Y uno debería reconocer que los gobiernos que se han 'victimizado', así como sus partidos políticos, cuentan con motivos de sobra para conjurarse contr un enemigo externo, a efectos de explicar al público que las cosas no marchan bien, ya fuere por culpa del coronavirus o por la ineptitud política generalizada. Con seguridad, conforme el costumbrismo de responsabilizar a Rusia ha disminuído, en favor de la acusación permanente contra China por parte de dirigentes en los EE.UU., lo cual certifica que siempre habrá un enemigo externo disponible a quien culpar por los propios problemas.
La más reciente exteriorización de aquéllo ha provenido del Congreso de los Estados Unidos, en la persona de Adam Schiff, titular del Comité de Inteligencia en la Cámara de Representantes. En una entrevista concedida a la cadena MSNBC, Schiff reveló que la inteligencia estadounidense había obtenido información que sugería que varios países intentaban inmiscuírse en las elecciones de 2020, involucrando ello la diseminación de desinformación -o 'lavado' de la misma- a través del mismísimo Congreso.
Schiff explicó el modo en que una serie de naciones recurría a tácticas distintas para diseminar mensajes basados en 'fake news' a los votantes estadounidenses. Algunos gobiernos abiertamente respaldan a un candidato en particular -o política pública-, mientras que otros, como sería el caso de los chinos, replican desinformación sobre las negociaciones comerciales con Washington. Observó Schiff que 'los rusos podrían haberse involucrado en piratería cibernética y en operaciones de dumping, o bien en campañas de redes sociales. Los iraníes podrían tener también sus propias tácticas y técnicas, tal como los norcoreanos tienen las suyas'.
Una misiva firmada por Schiff, por la Vocera de la Cámara de Representantes Nancy Pelosi (Demócrata, California) por el Líder en el Senado por la Minoría Chuck Schumer (Demócrata, Nueva York), y por Mark Warner (Demócrata, Virginia), miembro del Comité de Inteligencia del Senado, han exigido un resumen de contrainteligencia para el Congreso en relación a los esfuerzos externos con miras a interferir en la elección por venir. Cita el texto: 'Mostramos nuestra grave preocupación, en particular frente al hech9o de que el Congreso parece ser objetivo de una campaña concertada desde el extranjero para interferir, la cual busca lavar y amplificar desinformación, con el objeto de influenciar la actividad legislativa, el debate público, y las elecciones presidenciales de noviembre próximo'.
El presunto candidato presidencial por el Partido Demócrata, Joe Biden, también ha confirmado que recibió informes referidos a supuestos planes rusos con la meta de interferir en noviembre, citando Biden: 'Los rusos aún continúan involucrados en un esfuerzo por deslegitimar nuestro proceso electoral. China y otros se hallan involucrados también, en actividades diseñadas para que los estadounidenses perdamos la confianza en los resultados'.
Naturalmente, hay una serie de cosas que podrían decirse con relación a las afirmaciones de que terceros países estén, posiblemente, interferir con los comicios. En primer lugar, el listado de probables naciones presentado por Schiff y otros resulta demasiado conveniente, casi una suerte de soñada lista negra de chicos malos. Rusia aparece allí, en función de los reiterados planteos en ese sentido, pero China emerge como un nuevo protagonista, porque todo cierra perfectamente con un nuevo paquete, incluyendo al 'Virus de Wuhan', y su recurrente desafío contra la supremacía naval estadounidense en el Mar del Sur de China. Y, por cierto, también revistan allí Irán y Corea del Norte.
Uno debería preguntarse qué es lo que ganarían exactamente China, Irán y Corea del Norte al intentar 'interferir' con los comicios. ¿Qué mensaje podrían estar enviando estas naciones, y cuáles serían los mecanismos empleados para promocionar sus puntos de vista en torno de un público estadounidense cada vez más escéptico? En una campaña que, sin lugar a dudas, costará miles de millones de dólares en publicidad y otros 'mensajes', ¿qué podrían lograr realmente Irán y Corea del Norte?
Adicionalmente, emerge una ausencia de 'realismo' en los comentarios de Schiff. Por lejos, el país que más ha interferido con la política estadounidense ha sido el Estado de Israel. Tel Aviv y su lobby doméstico han dado forma a la legislación emparentada con Oriente Medio, mientras que diplomáticos, lobbistas y soldados israelíes cuentan -todos ellos- con acceso libre a Capitol Hill y al Pentágono. Si un congresista se atreviese a mencionar siquiera los delitos del Estado judío, él o ella serían aniquilados sin piedad en los medios de comunicación y, eventualmente, eyectados de sus respectivos despachos, a manos de algún muy bien financiado oponente pro-Israel. Ningún otro país se ha salido con la suya, como Israel. Y es altamente probable que Benjamin Netanyahu, primer ministro, hará todo lo posible para que Donald Trump sea reelegido en noviembre. Sin embargo, ¿por qué Tel Aviv no figura en la lista de Schiff?
Y luego está la cuestión de la desinformación que sería 'lavada' a través del Congreso. Es difícil imaginar a qué se refiere exactamente Schiff, cuando los bolsones de corrupción en el Congreso ya dan forma a una de las mayores fuentes de desinformación, solo seguidos de los medios estadounidenses de comunicación, totalmente cooptados.
En cualquier caso, si algunos países que tienen por costumbre ser puestos en la mira por los Estados Unidos, efectivamente estuvieran intentando sacar provecho de una oportunidad para, de alguna manera, influenciar la capacidad estadounidense para involucrarse en el escenario global, a nadie debiera sorprender. Aunque ciertamente es una fantasía motivada políticamente el plantear el esquizoide argumento de que Estados Unidos se haya convertido hoy en víctima de una conspiración multinacional cuya meta es interferir en su elección presidencial.
Artículo original, en inglés; traducido y republicado con permiso del autor
Especialista en contraterrorismo; ex oficial de inteligencia militar de la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos de América (CIA). Se desempeña como columnista en medios estadounidenses, y como Director Ejecutivo en el Council for the National Interest. Giraldi es colaborador frecuente en Unz.com, Strategic Culture Foundation y otros. En español, sus trabajos son sindicados con permiso en El Ojo Digital.