Líbano: una propuesta de dolarización
'Las luces se apagan en Líbano conforme se acelera el colapso financiero'...
'Las luces se apagan en Líbano conforme se acelera el colapso financiero', sentenció un reciente titular en el matutino estadounidense Washington Post. El título se refería específicamente a los apagones que cada vez empeoran más pero de manera más general a la continua 'implosión económica' de esta nación de Oriente Medio.
El citado colapso se debe en gran parte al caos que ha caracterizado a los sistemas monetario y bancario del país. Desde octubre de 2019, la libra libanesa (también llamada la lira) ha perdido más de 80 por ciento de su valor en el mercado negro, con US$1 cambiándose recientemente por alrededor de 8.100 libras. Existe un mercado negro, porque aunque el Banque du Liban (el banco central libanés) continúa declarando un tipo de cambio oficial de 1.507,5 libras por dólar, que el tipo de cambio ahora solo está disponible a los importadores de unos cuantos productos favorecidos.[1]
El tipo de cambio fijo se volvió insostenible, como suele suceder invariablemente con los tipos de cambio fijos, cuando el banco central creó más dinero de la cantidad que era consistente con la preservación de la paridad entre el poder de compra de su moneda y aquel del dólar de EE.UU. al tipo de cambio fijo. En cambio de restringir la política cuando era necesario para detener el flujo saliente de las reservas de dólares, el Banque du Liban después de 2016 empezaron desesperadamente a pedir prestado a los bancos comerciales de Líbano (a tasas de interés altas) los dólares que necesitaba para mantener la apariencia de un tipo de cambio fijo. Los bancos comerciales atraían dólares trasladando las tasas de interés altas a los depositantes, quienes presumiblemente esperaban obtener una ganancia y retirarse del juego antes de que llegase la devaluación. El esquema, denominado “ingeniería financiera” por Riad Salameh, director desde hace mucho del Banque du Liban, se convirtió en finanzas Ponzi, acumulando aproximadamente $40.000 millones en pérdidas.
Hay casas de intercambio legales en Beirut en las cuales el dólar recientemente se podía comprar por 3.850 libras, pero los residentes solo podían comprar cantidades pequeñas allí, creando una escasez de dólares de gran magnitud. Alrededor de 75 por ciento de los depósitos bancarios estaban en dólares de EE.UU., pero los bancos comerciales desde octubre se han negado a redimir sus depósitos de dólares en dólares (con una notable impunidad legal), permitiendo solamente la conversión de la libra a la tasa de 3.850 libras.
En junio, la tasa anual de inflación de Líbano superó 50%. Los precios de los productos importantes han aumentado a un paso mucho más acelerado frente a la depreciación de la libra.
El caos monetario no está divorciado del desastre de la deuda soberana de Líbano. La relación de la deuda soberana y el PIB es la tercera más alta del mundo (después de Japón y Grecia), por encima de 150 por ciento y aumentando, dado que el déficit del presupuesto anual fue de 11,4 por ciento del PIB en 2019. En marzo de 2020, el gobierno declaró un default en torno a su deuda externa en dólares. Detrás de esta crisis fiscal, está la historia enredada de un Estado construído en base al clientelismo (los escaños legislativos son asignados entre las principales comunidades religiosas) y motivado por una corrupción muy extendida. ¿Existe manera de retornar a un sistema monetario sensato? La dolarización integral ofrece una reforma que ha demostrado ser práctica y eficaz en Ecuador y otros países.
Tipos de dolarización
La 'dolarización' significa la transición, desde utilizar una moneda doméstica fiduciaria hacia el empleo de una moneda externa, tradicionalmente el dólar estadounidense, como estándar monetario. Líbano desde hace mucho ha tenido la dolarización popular o informal, como podemos ver en la popularidad de los depósitos en dólares. La dolarización popular se esparce conforme la tasa de inflación en la moneda local aumenta. Pero un fin del caos actual en Líbano requiere de una dolarización integral u oficial: un evento discreto en el que el gobierno nacional adopta la moneda externa y clausura la moneda local.
La dolarización oficial usualmente viene después de la dolarización informal. En Ecuador, por ejemplo, conforme la tasa de inflación aumentó en sucres a niveles cada vez más altos en 1998-99, los hogares y empresas ecuatorianos cada vez más se ubicaron en el estándar del dólar. Mostraban precios en dólares, aún cuando aceptaban el pago en la moneda local, de tal manera que no tuvieran que volver a poner los precios todos los días. Todos seguían el tipo de cambio a diario. Los vendedores de ítems de precios altos querían recibir el pago en dólares. Eventualmente todas las tiendas de alimentos querían recibir el pago en dólares. La fuerza detrás de este proceso es sencilla: las personas prefieren recibir pagos, y tener, un dinero con poder de compra relativamente estable frente a una moneda que se deprecia rápidamente.
Líbano está en medio del mismo proceso. Los vendedores de ítems importados y de alto costo quieren recibir su pago en dólares, lo cual significa que las transacciones clave están bloqueadas por la escasez de dólares creada por los controles de tipo de cambio y por el congelamiento de los depósitos en dólares.
Al dolarizar de manera informal su contabilidad de ahorro y gasto, la gente desplaza su moneda oficial en deterioro y de manera espontánea establece un estándar de facto del dólar de EE.UU. Un gobierno nacional que depende de la impresión de dinero para obtener su recaudación tradicionalmente responde como lo ha hecho el gobierno libanés, erigiendo una serie de barreras legales para desacelerar el proceso de dolarización espontánea. Estas restricciones legales ponen al gobierno en contra de lo que los ciudadanos que se supone que debe servir. Las protestas populares en las calles de Beirut —dejando al edificio del banco central adornado con grafiti— son un testimonio de este conflicto (“Los manifestantes en las calles, que una vez reverenciaban la habilidad de Salameh de conducir el sistema financiero a través de brotes de agitación, ahora pintan con grafiti los muros del banco central”, reportó Reuters en noviembre).
En enero del 2000, el gobierno de Ecuador dejó de pelear en contra de la voluntad de la gente y oficialmente adoptó el dólar. Una motivación era que la recaudación tributaria nominal en su propia moneda no estaba al día con la inflación, reduciendo la recaudación del gobierno en términos reales. El gobierno de Líbano puede que todavía responda por el mismo motivo. La dolarización oficial es el próximo paso para Líbano si desde una moneda mejor y menos caótica. La dolarización oficial tiene un récord exitoso allí donde se ha intentado: Panamá ha mantenido su economía dolarizada desde 1904; Turks y Caicos desde 1969; Ecuador desde 2000; y El Salvador desde 2001. La dolarización también es tan popular en Ecuador que incluso el gobierno de izquierda de Rafael Correa (2007-17), se quejó de que esta era una “camisa de fuerza” y no se atrevió a acabar con ella.
Los beneficios de la dolarización oficial
¿Por qué la dolarización oficial tuvo éxito? De manera sencilla, con precios en dólares y sin moneda local en circulación, el gobierno nacional ya no puede imprimir dinero para pagar sus cuentas. Los precios de los productos intercambiados, y de los productos y servicios en general, están limitados por los precios en EE.UU. y en otros países que usan dólares. Los dólares saldrán si los precios locales exceden a los precios en otros lugares. La tasa de inflación local está por lo tanto limitada por la tasa de inflación de EE.UU. Antes de la dolarización oficial, Ecuador en 1970-00 sufría de una tasa promedio anual de inflación de 28%. La tasa de inflación llegó a la hiperinflación (>50% por mes) hacia fines de 1999. Ecuador dolarizó oficialmente su economía en enero del 2000. Desde 2004, la tasa de inflación de Ecuador ha promediado 3,1% al año.
La dolarización oficial beneficia a la gente porque significa que tener dinero ya no implica un costo alto en impuestos. La gente ya no necesita gastar tiempo y recursos demorando pagos, acelerando cobros, y sosteniendo los balances de la moneda local que se deprecia en niveles bajos haciendo frecuentes viajes al mercado de tipo de cambio. Los precios de los bienes y servicios se vuelven menos bulliciosos, más informativos, y más confiables, lo cual permite una planificación del hogar y las empresas a un plazo más largo.
Al reducir el riesgo en torno al poder de compra en el futuro del dinero, la dolarización oficial hace que las tasas de interés sean más bajas y menos bulliciosas, tanto en términos nominales como reales. El riesgo reducido a largo plazo abre un mercado para los préstamos a largo plazo. En América Latina la mayoría de las hipotecas para vivienda en pesos locales tienen una madurez de tan solo 5 años y luego necesitan ser re-negociadas a las tasas de interés actuales. En la economía dolarizada de Panamá, no obstante, las hipotecas con una tasa de interés fija y a 30 años plazo si están disponibles. Aunque los préstamos en dólares desde ya están disponibles en Líbano, es riesgoso prestar en dólares a un prestamista cuyo ingreso está en libras libanesas, porque la devaluación hace que el prestamista sea incapaz de pagar. Con la dolarización oficial, el riesgo de devaluación desaparece para los importadores y exportadores, lo cual es muy importante para una nación pequeña y dependiente del comercio como Líbano.
La dolarización oficial también protege en mayor grado la moneda y, por lo tanto, la economía privada, del caos fiscal del gobierno. Incluso si el gobierno declara un default, como Ecuador lo hizo en 2008, y como Líbano lo hizo en marzo, las empresas todavía pueden continuar con sus negocios. Un gobierno que tambalea al filo de la insolvencia ya no puede recurrir a la impresión veloz de dinero, con su resultante inflación alta y devaluación, para cobrarle un impuesto a sus ciudadanos. Ya no tendría razón para imponer restricciones financieras y comerciales. Cuando tiene una moneda propia que imprimir, en cambio, como el economista John Cochrane dijo, “los problemas del gobierno contagian al resto de la economía”.
Finalmente, la dolarización oficial reduce la inestabilidad en la banca comercial. Como lo muestra el ejemplo de Panamá, los bancos libaneses pueden llamar al Banco de la Reserva Federal de Nueva York para obtener una oferta de billetes frescos de la Reserva Federal, y a importantes bancos comerciales en Nueva York para obtener líneas de crédito en espera. Con la dolarización oficial en Banque du Liban ya no ejercería política monetaria. Ya no podría drenar a los bancos de su liquidez en dólares mediante la “ingeniería financiera”, convirtiendo el sistema financiero en un esquema Ponzi. En Ecuador, la hiperinflación en la moneda local provocó una crisis bancaria, pero dentro de pocos años después de la dolarización los bancos comerciales se volvieron estables y conducidos de manera prudente, y así han permanecido.
Por supuesto que la dolarización oficial no es suficiente para curar todos los problemas económicos. No garantiza que el gobierno mantendrá los tipos impositivos moderados, que equilibrará el presupuesto, que dejará de dar favores a sus clientes, que eliminará la corrupción, obedecerá al Estado de Derecho, permitirá el libre comercio, o le dará la bienvenida a la inversión extranjera.
Podría ser un golpe para el orgullo nacionalista el renunciar a la moneda nacional, que alguna vez fue respetada a nivel internacional. Sin embargo, vivir en el pasado es una indulgencia costosa. Los ciudadanos libaneses deberían considerar las palabras de un partidario de la dolarización para la República Argentina —y ex director del banco central argentino— Pedro Pou: 'No sugerimos que cada país debería producir todos los productos buenos posibles. Estamos contentos con la idea de que deberíamos importar autos o televisiones de productores más eficientes; ¿por qué no deberíamos aplicar el mismo razonamiento al dinero?'[2]
Podemos esperar oposición a la dolarización oficial en Líbano por parte de los banqueros centrales y sus asesores, quienes sinceramente piensan que pueden realizar un mejor trabajo de conducir sofisticadamente la economía —a pesar de toda la evidencia que indica lo contrario. Podemos esperarla también de los políticos que piensan que el poder de imprimir dinero del Banque du Liban todavía puede beneficiarlos personalmente. No importa que el pueblo libanés claramente esté votando con sus billeteras y cuentas de ahorro a favor del dólar. Tales diseñadores de las políticas públicas o no logran pensar en la dolarización como el veredicto del mercado que resulta de las decisiones de las familias y empresas individuales, o simplemente no creen que esas decisiones merecen respeto. Ellos conciben el sistema monetario solamente como una herramienta a ser diseñada y manipulada por los diseñadores de políticas públicas y analistas (presumiblemente, ellos mismos).
¿Cómo podría Líbano implementar la dolarización oficial?
El primer paso para Líbano es eliminar su escasez de dólares eliminando la fijación del tipo de cambio y el racionamiento de dólares. El gobierno solo necesita eliminar las barreras legales a la compra y venta de dólares en un precio determinado por el mercado, a la importación y exportación de dólares en cantidades sin restricción, y la escasez de dólares se acabará. También debería permitir que los contratos que hacen un llamado a pagos en dólares sean específicamente cumplidos en dólares, esto es, no permitir que los deudores o inquilinos estafen a los acreedores o propietarios obligándolos a aceptar pagos en libras al obsoleto tipo de cambio oficial. Dejar que la gente exprese libremente sus preferencias en cuanto a las monedas. El segundo paso es aprobar legislación que dolarice oficialmente, convirtiendo la tributación y el gasto público al dólar y fijando un camino hacia el fin de la libra. Como ventaja, se pueden ahora estudiar los ejemplos de Ecuador y El Salvador. Estos recomiendan declarar una conversión de una sola vez a la tasa del mercado liberado (la cual probablemente estará por debajo de la tasa del mercado negro actual), y hacer que el Banque du Liban redima sus obligaciones en libras con dólares a esa tasa.
Hay una complicación: no queda claro que el Banque du Liban tiene suficientes activos para librarse de sus obligaciones en libras. Puede ser insolvente cuando sus activos, especialmente sus bonos soberanos, sean avaluados a precios de mercado. El gobierno libanés dice que el banco central ha perdido cerca de $50.000 millones. Por su parte, el Sr. Salameh cuestiona que esa cifra y dice que el banco tiene un valor neto positivo, pero el Banque du Liban no ha publicado una hoja de balance creíble para mostrar su solvencia. De cualquier modo, el banco es propiedad del gobierno. Consecuentemente, la Asociación de Bancos en Líbano en mayo hizo un llamado al gobierno a que venda suficientes activos del estado para pagar los préstamos del Banque du Liban a los bancos comerciales, para permitirle a los bancos resarcir a sus depositantes. La misma propuesta puede ser extendida de ser necesario para redimir las obligaciones del Banque du Liban en billetes de libra con dólares.
Una vez que la libra sea retirada, el Banque du Liban será removido de la toma de decisiones de política monetaria. Si continúa existiendo, su papel puede ser re-dirigido hacia aquel de supervisar y auditar a los bancos comerciales.
¿Tendría más sentido una caja de convertibilidad?
La caja de convertibilidad funciona en las jurisdicciones donde se puede confiar en que las autoridades obedezcan reglas estrictas. Ha funcionado muy bien en Hong Kong, donde hasta ahora China ha mantenido sus manos fuera de la Autoridad Monetaria de Hong Kong. Tiene la ventaja, donde funciona, de generar algo de ingreso para el gobierno del interés generado sobre los bonos de la Tesorería de EE.UU. que sostiene como activos de reserva. Por supuesto, ese interés es cercano a cero hoy y probablemente lo será durante los próximos años. De manera que la elección entre la dolarización y la caja de convertibilidad se decide en torno a la cuestión de si el pueblo libanés confía en que su gobierno respetará estrictamente las reglas y se resistirá ante la tentación de meterle mano al frasco de dinero que se encuentra sentado en la caja de convertibilidad.
El ejemplo de la Argentina nos advierte acerca de los peligros de un gobierno haciendo trampa con una caja de convertibilidad no ortodoxa. En 1991, el banco central argentino creó un nuevo peso, con un tipo de cambio fijo de 1 a 1 con el dólar de Estados Unidos, y se suponía que debía mantener un 100% de respaldo en activos de dólares de EE.UU. Sin embargo, el gobierno lo obligó a comprar la deuda denominada en dólares del gobierno argentino, la cual se comerciaba por debajo de su valor nominal debido al riesgo de un default. En consecuencia, el banco central comenzó a prestarle al gobierno, y sus reservas cayeron por debajo del nivel requerido en términos de valores de mercado. Hubo una corrida en contra del peso por dólares, y el sistema rompió su promesa de re-compra de los pesos al tipo de cambio 1:1 (Peor áun, el gobierno argentino tomó el control de todos los depósitos en dólares en los bancos comerciales y los devolvió en pesos 1:1, mientras que simultáneamente devaluó, de manera que solo canceló 30 centavos por dólar).
La dolarización integral, en cambio, elimina la libra y, con ella, cualquier amenaza de devaluación y cualquier conversión forzada de los dólares en territorio nacional a la libra. No es imposible deshacer la dolarización oficial, pero es imposible deshacerla tan repentinamente y mucho más difícil deshacerla incluso gradualmente.
¿Qué hay del estándar del bitcoin?
Algunos libaneses ya tienen bitcoin, y deberían gozar de una libertad total de hacerlo. Otros pueden ahorrar acumulando oro. Pero pocos encontrarán al Bitcoin o al oro como monedas que actualmente sean adecuadas como un medio de intercambio para transacciones del diario vivir. A diferencia de los dólares, difícilmente algún vendedor de bienes y servicios dentro del país aceptará el pago en bitcoin o en oro (Un artículo de 2019 en Coindesk acerca de “Cómo la crisis económica de Líbano resalta las limitaciones del bitcoin” menciona solo un comerciante, un concesionario de autos en Beirut, ofreciendo aceptar Bitcoin). El poder de compra del bitcoin sigue siendo demasiado volátil como para ser un medio de intercambio de todos los días. Es imprudente tener bitcoin como parte de su salario mensual con el cual planea pagar su renta, dado el riesgo de que el valor del Bitcoin caiga en un 10% o más antes de que le toque pagar la renta.
Un país pequeño con un estándar de bitcoin u oro tendría tipos de cambio dramáticamente volátiles frente al resto del mundo. Un estándar del dólar de EE.UU., en cambio, elimina la volatilidad del tipo de cambio frente al medio dominante a nivel mundial del comercio internacional.
Conclusión
El dólar de EE.UU. no es una moneda perfecta. Pero no necesita ser perfecta para proveer una gran mejor frente al status quo caótico de Líbano. Una inflación anual de 2 por ciento es mucho mejor que una de 50 por ciento. Un mercado libre de monedas es mucho mejor que uno con controles de precios y un racionamiento discriminatorio. La dolarización integral ofrece la mejor esperanza para volver a encender la luz en Líbano.
Referencias
[1] Este ensayo contiene mi intervención realizada vía Zoom ante una audiencia en Líbano, el sábado 18 de junio de 2020. Con agradecimiento a Forrest Partovi y Jalil Hasbini, respectivamente, por organizar el evento y por moderar la conversación.
[2] Pedro Pou, "Is Globalization Really to Blame?". En J. S. Little y G. P. Olivei (eds.) Rethinking the International Monetary System (Boston: Federal Reserve Bank of Boston, 2000).
Es Académico Titular en el think tank The Cato Institute (Washington, D.C.). y Profesor de Economía en la George Mason University. Periódicamente, publica sus trabajos en el sitio wen en español del Instituto Cato.