China: por qué la crisis de los alimentos que sufre el país podría empeorar
A lo largo de los últimos dieciocho meses, el sector agrícola en China se ha visto afectado...
A lo largo de los últimos dieciocho meses, el sector agrícola en China se ha visto afectado por dos fenómenos.
La gripe porcina africana puso fin a la vida de millones de cerdos, conforme se extendió en el sur del país. En el otoño, la invasión del gusano cogollero y otra de langosta invadieron el norte, devorando miles de millones de hectáreas de cultivos en su paso.
Por su parte, las recientes inundaciones masivas en el sector sur de China y el novedoso edicto -dictado por el Partido Comunista- que llamó a los ciudadanos a consumir menos comida, sugieren que la crisis de alimentos en la República Popular está lejos de llegar a su fin.
La gripe porciona africana es una dolencia incurable y fatal, que afecta a la totalidad del ganado porcino. El gusano cogollero, mientras tanto, es un insecto omnívoro con capacidad para consumir enormes extensiones de cultivos -incluyéndose en ese listado al maíz, el sorgo, el arroz y el algodón- en un muy breve período de tiempo.
En 2019, la gripe porciona africana se cobró la vida de 180 millones de cerdos, lo cual equivale a casi el 40% de la población de este animal con que cuenta China. En simultáneo, el gusano cogollero infectó un total de 3 millones de acres de cultivos.
Estos problemas han conducido a un incremento histórico en los precios de los alimentos en la República Popular. Los precios del cerdo en particular se han incrementado más que otros (alcanzando un aumento del 85% solo en el mes de julio), lo cual llevó a su vez a una suba de precios en los alimentos sustitutivos, como la carne de res y de cordero.
El precio de los vegetales frescos se ha incrementado ya en un 8%.
Sin embargo, las preocupaciones chinas en torno a los alimentos no se detienen allí.
Las recientes lluvias y la subsiguiente inundación en la periferia del río Yangtsé han afectado a 13 millones de acres de cultivos, provocando un aproximado de US$ 21 mil millones en daños. Asimismo, ello ha impedido poner un freno a la diseminación de la gripe porcina africana, al tiempo que se han informado nuevos casos.
Estos incidentes han llevado a China a aumentar, de manera significativa, las importaciones de alimentos.
Las importaciones chinas de animales y de productos animales (como ser cerdos) y productos vegetales (como es el caso de la soja y de los aceites vegetales) se han quintuplicado durante la primera mitad de 2020, al comparársela con el mismo período de 2019.
Las importaciones cárnicas de China se incrementaron de 8 mil millones de renminbi (aproximadamente, US$ 1.16 mil millones) en los primeros seis meses de 2019, a casi 108 mil millones de renminbi (aproximadamente, US$15.6 mil millones) en lo que va de 2020.
Las importaciones de semillas (incluída la soja) ha alcanzado a los 117 mil millones de renminbi (US$ 16.9 mil millones).
Aún cuando nada tiene de negativo la importación de alimentos, estos datos sirven para ejemplificar que las granjas chinas están teniendo serios problemas.
El impacto de la reciente inundación, por encima de la epidemia de gripe porcina africana del pasado año y de la infestación del gusano del pasado otoño, ha puesto en estado de pánico al Partido Comunista Chino, llegando ese temor al más alto nivel.
Apenas la semana pasada, Xinhua, medio de comunicación oficial del Partido Comunista Chino, publicó citas del presidente Xi Jinping, urgiendo a la ciudadanía a no desperdiciar comida -llegando incluso a amenazar con reprimendas a aquellos que desoigan el pedido oficial.
De inmediato, esto llevó a que las asociaciones vinculadas al rubro de los alimentos alentaran a los restaurantes a vender menos comida a sus clientes. Asimismo, llevó a un restaurante en particular a pesar a los clientes que llegaban, para que ello los ayudara a determinar cuánto debían ingerir como límite.
El anuncio de Xi también llevó a la aplicación Douyin -hermana de TikTok- a emitir un comunicado que rezaba: 'Penalizaremos todo comportamiento que exhiba desperdicio de alimentos, al ser observado'; escenario que condujo a la inmediata interrupción en la publicación de videos cortos en donde sus protagonistas almorzaban, material que es furor en toda Asia.
El incremento en los precios de los alimentos también hará que la salida de China de la recesión provocada por el COVID-19 sea más cruda, conforme las familias del país deberán invertir más dinero ahora en necesidades tales como alimentos, en lugar de hacerlo en artículos comerciados por el sector minorista.
En China, el comercio minorista aún está en rojo, habida cuenta de que aún se espera que la demanda privada se recupere.
La comercialización de indumentaria, joyería, automóviles, equipo audiovisual y electrodomésticos se han desmoronado en porcentuales de dos dígitos, durante el año en curso.
Mientras tanto, el acuerdo comercial de Fase I entre la República Popular China y los Estados Unidos se ha convertido en una oportunidad. La demanda ampliada por alimentos podría ayudar a los granjeros estadounidenses, quienes esperan que China cumpla con su palabra de adquirir US$12.5 mil millones adicionales en productos agrícolas americanos, tal como lo ha prometido para 2020.
Aún cuando la crisis actual probablemente no termine emulando a la hambruna de 1950, la cual vio cómo casi 30 millones de personas perecieron de hambre bajo el liderazgo del presidente Mao Zedong, el presente escenario de incremento de precios y de represión contra el consumo de alimentos no contribuye a describir un horizonte auspicioso para la estabilidad política interna en la República Popular.
Artículo original, en inglés
Riley Walters es Asistente Investigativo en el Instituto Davis para la Seguridad Nacional y la Política Exterior en el think tank estadounidense The Heritage Foundation (Washington, D.C.). Es colaborador regular en el medio The Daily Signal.