¿Por qué logró sorprendernos la pandemia sanitaria?

La irrupción de la pandemia del COVID19 resultó impredecible, pues los seres humanos somos incapaces de comprender la vertiginosa conjunción de fuerzas centrípetas y centrífugas llamadas a configurar el caos posterior en forma de pandemia viral que se extendió por el orbe, sumiendo a la Humanidad en un traumático shock, con lo que parafraseando el iconoclasta economista John Kenneth Galbraith, puede afirmarse: 'Existen dos clases de expertos: los que no tienen ni idea, y los que no saben ni siquiera eso'.

 

A efectos de comprenderse el caos, habría que recurrir al llamado Efecto Mariposa, esbozada por el meteorólogo estadounidense Edward Lorenz en 1972, y que se basaría en que 'La secuencia interminable de hechos, aparentemente desencadenados entre sí, acaban por tener consecuencias completamente impredecibles'. Dicho efecto mariposa, trasladado a sistemas complejos como la Detección y Prevención de Epidemias, tendría como efecto colateral la imposibilidad de detectar con antelación un futuro mediato, en razón de que los modelos cuánticos utilizados serían tan sólo meras simulaciones basadas en modelos precedentes.

 

Así las cosas, la inclusión de tan sólo una variable incorrecta, o bien la repentina aparición de una variable imprevista, provocan que el margen de error de dichos modelos se amplifique en cada unidad de tiempo simulada, hasta exceder incluso el límite estratosférico del cien por cien y, finalmente, generar un cisne negro. La teoría del Cisne Negro fue desarrollada por Nicholas Taleb, en su libro 'El Cisne Negro' (2010), en el que intenta explicar los 'sesgos psicológicos que hacen a las personas individual y colectivamente ciegas a la incertidumbre, e inconscientes al rol masivo del suceso extraño en los asuntos históricos'.

 

En consecuencia, la irrupción en el escenario mundial de una novedosa pandemia viral no fue apercibida con antelación debido a que nuestra mente es capaz de secuenciar únicamente fragmentos de la secuencia total del inmenso genoma del caos, frente a hechos que se escapan de los parámetros conocidos. Adicionalmente, hemos sido incapaces de reconocer nuestra ignorancia, pues la diferencia entre un sabio y un ignorante es que el primero es capaz de reconocer que la sabiduría procede del reconocimiento de la ignorancia, plasmada en la icónica frase atribuida a Sócrates ('Sólo sé que nada sé').