POLITICA ARGENTINA: SERGIO JULIO NERGUIZIAN

Argentina: spots de campaña; apoteosis de la obviedad y agonía de la propuesta

Los dos frentes principales que se disputarán el acceso a cargos legislativos...

31 de Octubre de 2021

 

Los dos frentes principales que se disputarán el acceso a cargos legislativos el próximo 14 de noviembre, cuando reúnan cerca del 80% de los votos válidamente emitidos, libran en estos días una batalla publicitaria en la que ratifican tácticas comunes de cooptación de voluntades.

Política y corrupciónTanto el Frente de Todos como Juntos por el Cambio hacen decir a sus candidatos y a personajes que interpretarían al ciudadano común, una previsible lista de aspiraciones que resultan escandalosamente intercambiables. Es probable que los votantes potenciales de Juntos compartan mayoritariamente estos enunciados: Sí a la salud pública. Sí a la eduación. Sí a vivir más seguros. Sí a pagar menos Impuesto a las Ganancias. Sí a la igualdad. Sí a bajar la inflación. Sí al trabajo. Sí a proteger el planeta, urgente ley de humedales. Sí a vivir mi identidad. O que los del Frente de todos asientan en la legitimidad de estas pretensiones: Defender a los que trabajan. Defender a los que dan trabajo. Vivir en el barrio sin miedo. Hay una sola salida: trabajar, trabajar, trabajar. Decidir que ningún político nos falte el respeto. Y bien, para qué abrumar el estoico lector con más ejemplos. Dos tesis pueden aventurarse a partir de estas observaciones:

a) No son los fines los que dividen opiniones mayoritarias, sino los medios propuestos para alcanzarlos.

b)Los spots, en consecuencia, plantean opciones donde no es posible hallarlas. Y evitan la referencia concreta, efectiva, sin alambiques de literatura deliberadamente ambigüa, a la espinosa cuestión de los medios -por la sencilla razón que esta es la única discusión que puede dividir aguas. Los productores de publicidad política aplican técnicas de mercadeo de bienes y servicios propios de la actividad económica. En consecuencia, el objetivo no es decir la verdad (proposición de los medios sugeridos), sino seducir al comprador-elector, ofreciéndose como la mejor opción para alcanzar los fines, aunque nadie discuta que los fines son comunes a la mayoría del electorado. Los partidos minoritarios son los únicos que se ocupan de precisar aspectos programáticos en sus mensajes, desde no pagar al deuda al Fondo Monetario, como a sugerir la voladura del Banco Central. Aquí, podemos traer a colación una reflexión formulada por el Diputado de la Unión Cívica Radical Raúl Baglini el 7 de marzo de 1986, como miembro de la Comisión Bicameral de Estudio de la Deuda Externa. Conocida popularmente como 'Teoría de Baglini' sostuvo que ella 'indica que la ligereza en las posturas sobre la deuda externa es inversamente proporcional a las posibilidades de acceso al gobierno de un partido político determinado. Es decir que, a menor posibilidad electoral de ser gobierno, más ligereza en el planteamiento'. Este principio, que parece sostenerse en el más crudo realismo político, pretende a su vez justificar cierta indulgencia con las promesas o expectivas incumplidas en la gestión de gobierno y explicaría a su manera, las dificultades para internarse en plena campaña, en la ciénaga del debate sobre los medios idóneos suficientes para alcanzar los fines comunes. En su momento, Carlos Saúl Menem confesó: 'Si decía lo que iba a hacer al llegar al gobierno, no me votaba nadie', aludiendo -como se sabe- al hecho de que, alcanzado el gobierno en nombre del Partido Justicialista, aplicó una fórmula de administración de la crisis basada en la aplicación de herramientas del liberalismo más o menos ortodoxo.

La cuestión que ahora podemos plantear tiene que ver con la posibilidad real de que los spots de campaña puedan ser vehículos de comunicación diferentes a los que podemos disfrutar en estos días.

En primer lugar, sería pertinente precisar el término 'diferentes',es decir, cuál sería el contenido que habría de distinguirlos de la chatarra audiovisual con la que nos saturan. Una lista tentativa podría ser ésta:

1. Reducción del culto de los nombres y de los rostros. Espacios monumentales como las gigantografías sobre las grandes avenidas y los spots televisivos y radiales invierten el escaso y valioso tiempo en exhibir rostros y voces. Así y todo, menos del 5% del electorado es capaz de mencionar dos candidatos de cada uno de los partidos más importantes. 

2. Cita somera de Proyectos de Ley a presentar, y obligación jurídicamente exigible de llevar la cuestión a la Cámara correspondiente. Un argumento de los que se oponen al presente consejo consiste en afirmar que adelantar proyectos pone en guardia a los potenciales perjudicados por el alcance de las medidas, quienes dispondrían así de tiempo suficiente para arbitrar contramedidas defensivas o elusivas. La refutación de esta estratagema acomodaticia es simple: la decisión política de llevar adelante un proyecto debe incluir un arsenal de recursos legales para perseguir la evasión ilícita de las consecuencias derivadas de su aplicación efectiva. La idea central es que la palabra compromiso represente no sólo la voluntad de impulsar un programa sino y, fundamentalmente, la obligación de responder por su abandono por negligencia, táctica o mera rosca

3. La idea plebiscitada por la opinión pública de que una administración austera y prudente es la única garantía para sacar a la República del berenjenal en que se halla enredada, debe derivarse también del uso medido de la publicidad política. El despilfarro de recursos en este campo comunicacional es siempre erogación de recursos públicos. El Estado remunera a los Partidos Políticos según su perfomance en las contiendas electorales, con una suma de dinero por voto válidamente emitido. Tanto esta suma como el espacio cedido gratuitamente en los medios constituyen activos del erario público, aunque esta observación haya sido siempre disimulada o invisibilizada por los intereses permanentes del esclesorado status quo que suele ahogar las mejores posibilidades de la sociedad argentina.


El pantanal de la ambigüedad

Copiamos este texto:

'Nuestro Gobierno buscará normalizar la economía y sentar las bases para el desarrollo a largo plazo. Esta normalización no va a impactar negativamente en sectores económicos, ni en sectores sociales específicos: se puede lograr progresivamente y de forma tal que promueva el bienestar general y el progreso de todos'.

Y, ahora, éste:
 
'Las políticas de desarrollo productivo deberán priorizar aquellos proyectos que generen un incremento de las exportaciones y sustituyan importaciones de manera genuina. Entendemos como manera genuina una sustitución de importaciones cuando el resultado neto de la sustitución implica un ahorro efectivo de divisas y la efectiva (sic) implementación de nuevas prácticas productivas y tecnológicas'.
  
El juego, acaso simplón, consiste en contestar esta pregunta: Los textos, ¿se corresponden con la plataforma de un mismo Frente, o bien pertenecen  a cada uno de los principales que se enfrentan el 14/11? En este último caso, ¿puede Usted indicar a cual corresponde cada texto?
 
Las llamadas Plataformas contienen una literatura infestada de adjetivos, lo que finalmente impide desbrozar de vaguedades el texto y, consecuentemente, hace dificultoso el análisis minucioso. Los spots, diseñados por profesionales de la comunicación, terminan colonizados por los virus de sus fuentes, y condicionados primordialmente por la justificación de la tarea en razón del número de voluntades seducidas.

Los spots, lejos de su tediosa inocencia, constituyen una manifestación elocuente de nuestra anemia democrática. La menesterosa imaginación con que son concebidos hacen que el  individuo al que están destinados los soporte cada dos años con conmovedora resignación.

Por el momento, la comunicación masiva no puede despegarse de las formas anquilosadas de la práctica política nativa. No es sino una de sus manifestaciones más notorias, y toda esperanza de un giro copernicano de sus métodos e instrumentos dependerá de una previa reformulación de los sistemas de representación política que, torpes y anacrónicos, se pasean aún entre nosotros, ante la indiferencia de la mayoría y la protesta sin eco de los fastidiados.


 
Sobre Sergio Julio Nerguizian

De profesión Abogado, Sergio Julio Nerguizian oficia de colaborador en El Ojo Digital (Argentina) y otros medios del país. En su rol de columnista en la sección Política, explora la historia de las ideologías en la Argentina y el eventual fracaso de éstas. Sus columnas pueden accederse en éste link.