Los Estados Unidos de Merrick Garland
El Departamento de Justicia pone la mira en los que piensan distinto.
En el mundo online, se han conocido una serie de alegatos, en el sentido de que el retiro de tropas estadounidenses desde el exterior obedece al plan de utilizar a esos mismos soldados contra individuos y grupos que hoy se encuentran en la mira del Departamento de Justicia, en territorio de los EE.UU. La posibilidad goza de cierta coherencia, siendo que contamos hoy con una Casa Blanca que cree que le asiste el derecho de inflingir procedimientos médicos sobre cualquier persona que resida en el país. Sin embargo, la prerrogativa falla, conforme los soldados podrían tomar parte por los disidentes mientras estos son enviados a campos de reeducación y, consecuentemente, despojados de sus perspectivas políticas -incluso llegándose al punto de monitorear subrepticiamente sus redes sociales. ¿Quis custodet custodes?, uno quizás debiera preguntarse.
Si hay algo con lo que todos los ciudadanos estadounidenses deberían mostrarse satisfechos frente al Partido Republicano y su performance, es que el senado -dominado por este partido- se mostró capaz de obstaculizar la designación de Merrick Garland en la Corte Suprema de Justicia. Lo malo de esto es que, por cierto, Garland es hoy fiscal general de Joe Biden, adecuadamente posicionado para ejecutar travesuras que potencialmente afecten a todos los ciudadanos del país. En rigor, ha probado ser un cómplice más que predispuesto para la implementación de la ingeniería social en la que Biden se ha embarcado, incluyendo su declaración de guerra contra supremacistas blancos, señalados como la más importante amenaza terrorista a la que hoy deben hacer frente los Estados Unidos de América.
Bien vale la pena recordar el comentario reciente de Taki Theodoracopulos, cuando señaló: 'Si los Estados Unidos sobreviven a su actual formato, en algunos años, la gente se preguntará cómo la sociedad fue esclavizada por una minoría de personajes privilegiados capaces que se rendirían y serían capaces de entregar a sus madres ante cualquier réplica o ataque'. Esto define perfectamente a Garland y a todos aquellos que lo rodean, aunque el mencionado es calificado por los medios de comunicación como un moderado, judicialmente hablando. Dado que me cuesta confirmar sus perspectivas sobre cualquier tema, yo no disputaría ese argumento, aunque observcaría que ciertamente Garland se muestra como un personaje progresista corriente del Partido Demócrata desde que fue designado como Fiscal General, un individuo muy tolerante frente a la bizarra cultura progresista 'woke', y quien se hace cargo de emprenderla contra lo que él considera terroristas en el orden doméstico. Según se ha admitido, la lista de enemigos incluye a supremacistas blancos que, ipso facto, son etiquetados de extremistas, aunque el listado ha terminado por incluír también a padres que no se muestran de acuerdo con la Teoría Crítica de la Raza (CRT, o Critical Race Theory) en las escuelas públicas del país.
El senador de Kentucky Rand Paul ha apuntado el modo en que 'la lucha del Departamento de Justicia contra padres furiosos es un verdadero testamento que ilustra sobre la naturaleza autoritaria de la Administración Biden y, en efecto, sobre la que porta consigo la totalidad de la izquierda. Hace falta una importante cuota de síndrome de Hubris para declarar que uno sabe más sobre cómo educar a un niño que los padres, rematando el episodio con las autoridades persiguiéndolo a uno cuando se decide a protestar'. Sin lugar a dudas, el planteo CRT ha sido justamente criticado, conforme se propone como un antídoto contra el racismo sistémico aún cuando es racista desde sus cimientos, al oponerse a un sistema racial neutral que beneficie genuinamente a todos. Propone esa teoría que los órganos gubernamentales de los Estados Unidos y sus infraestructuras son racistas de base y que respaldan al 'supremacismo blanco', y que deben ser deconstruídos. El esquema CRT exige que todo sea reexaminado bajo la lupa de un sistema de valores determinado por una política identitaria y racial, en función de que ve a blancos y a sus instituciones como insalvablemente corruptas, cuando no diabólicas. Esto es lo que se enseña a los niños, y esta es la razón por la cual los padres protestan.
Uno debería preguntarse si acaso un jurista 'moderado' respaldaría una medida desde la cual, empleando los recursos de seguridad de la nación, reprendería a personas corrientes, la mayoría de las cuales estaría cometiendo lo que podría calificarse como delitos 'de pensamiento'. Los medios de comunicación tradicionales tienen muy poco para decir sobre el particular, muy probablemente porque Garland es una especie muy especial, protegida, acaso por su ascendencia judía, y porque sirve a una Administración Demócrata de corte progresista. En particular, uno observa que Garland nada tiene para decir al respecto de la posibilidad de que el FBI identifique, arreste, confine y procese a elementos criminales de Black Lives Matter que destruyeron, incendiaron y saquearon en territorio estadounidense durante 2020, provocando miles de millones de dólares en daños, apaleando e incluso asesinando a quienes se resistían. ¿Podría ser porque todos estos componentes son instrumentales a la coalición del Partido Demócrata?
Parte de la cobertura de prensa sobre Garland es vergonzante, porque exculpa frente a lo que podría ser una grosera violación de la Constitución por parte de un gobierno que, sin temor al error, podría caracterizarse como neototalitario. En efecto, el pronunciamiento más reciente de Garland sobre perseguir a los críticos de la CRT dio lugar a una pieza celebratoria desde Newsweek, que alguna vez fue calificada como una muy confiable revista de noticias.
El artículo se intitula 'Merrick Garland hace frente amenazas a educadores, en medio del furor por la CRT' (Merrick Garland Tackles Threats to Educators Amid Critical Race Theory Furor), que es todo lo que Usted necesita para guiarse frente a lo que le sigue. En la perspectiva de News-weak y de Garland, los educadores están siendo amenazados por racistas. Los párrafos principales del texto explicitan: 'El Fiscal General Merrick Garland está tomando cartas en el asunto de la intimidación y las amenazas de violencia dirigidas contra educadores y administradores de escuelas, que trabajan para brindar a los niños una 'educación adecuada en un ambiente seguro'. Garland emitió un memorando al Director del FBI, Chris Wray, y a fiscales federales -hace pocos días.-, afirmando que se ha registrado un 'crecimiento perturbador' en las amenazas contra personal de las escuelas, y promete tomar medidas para atender al problema. La maniobra desde el Departamento de Justicia sobreviene luego de escenas de pugilato en reuniones de dirección de varias escuelas en todo el país, con acalorados intercambios en relación a las regulaciones anti-COVID-19 y la CRT'.
Según se informara, las acciones de Garland sobrevinieron en respuesta a una carta remitida por la Asociación de Comités Escolares Nacionales (National School Boards Association, NSBA, de filiación izquierdista) al presidente Joe Biden, el pasado 29 de septiembre, comparando las amenazas contra el staff escolar con acciones de 'terrorismo doméstico'. Señala el texto: '(...) numerosos funcionarios de escuelas públicas están hoy (...) haciendo frente a amenazas, vinculadas a propaganda que describe una falsa inclusión de la teoría crítica de la raza en la instrucción y la currícula educativa. Conforme estos actos de malicia, violencia y amenazas contra funcionarios de las escuelas se han incrementado, la clasificación de estas ruinosas acciones podrían ser equivalentes a terrorismo doméstico y a delitos de odio'.
Garland moviliza lo que, en su opinión, se refiere a una 'sociedad entre las fuerzas de la ley a nivel federal, estatal, local, tribal y territorial'. El memorándum del FBI reza: 'En los últimos meses, se ha registrado un perturbador incremento en el acoso, la intimidación y las amenazas de violencia contra administradores de escuelas públicas, miembros de sus comités, maestros y personal que toma parte del trabajo vital de administrar las escuelas públicas del país. Mientras que un debate nutritivo en torno de las políticas públicas está protegido por la Constitución, esa protección no se extiende a actos de violencia ni a esfuerzos que buscan intimidar a otros en razón de sus perspectivas. Las amenazas contra servidores públicos no solo son ilegales; son contrarias a los valores centrales de la nación. Aquellos que dedican su tiempo y energía a garantizar que nuestros niños reciban una educación apropiada en un ambiente seguro merecen que se les garantice puedan realizar su trabajo sin temores por su seguridad individual. El Departamento toma estos incidentes con seriedad, y se compromete a utilizar su autoridad para desalentar esas amenazas, a identificarlas cuando tengan lugar, y a pedir procesamientos cuando sea apropiado. En los próximos días, el Departamento anunciará una serie de medidas, diseñadas para lidiar con el aumento en conductas criminales dirigidas contra personal de las escuelas'.
Merrick Garland, al igual que Newsweek, fija posición de cara al particular, y es más que entretenido verlo escribir sobre los 'valores centrales de la nación' que él y sus cómplices intentan hoy subvertir y destruir. Los comités escolares, según uno presume, claman inocencia, mientras que los padres que protestan contra los 'valores' son atacados por los fanáticos de la cultura progresista 'woke'. Si Garland hubiese prestado mayoratención, hubiese descubierto que gran parte del acoso y la intimidación procede, en rigor, de los miembros de los comités escolares y de sus aliados políticos presentes en los gobiernos locales y en los medios de comunicación -conforme se evidenciara en el Condado Loudoun, en el estado de Virginia. En efecto, mientras Garlanda subraya su intención de detener a aqueloos que 'intimidan a individuos en razón de sus perspectivas', esto es exactamente lo que él y sus amigos en el mundillo educativo intentan hacer, y lo cierto es que han tenido éxito en muchos sitios. Una 'educación adecuada en un ambiente seguro' es precisamente lo que los estudiantes hoy no conocen, al tiempo que conceptos como racismo y transgénero dominan los contenidos de las currículas, asistido este esfuerzo por hipócritas como Merrick Garland y por su jefe nominal, el perpetuamente extraviado presidente Joe Biden.
Nadie podría compartir una evaluación superior a la planteada por el ex congresista Ron Paul. En un reciente artículo intitulado 'Los padres deberían poner a la educación bajo su control' (“Parents Should Control Education”), Paul observó: 'En contraste con una sociedad autoritaria, una sociedad libre reconoce que a los padres les cabe tanto la responsabilidad como el derecho de proporcionar a sus hijos una educación de calidad, que refleje los valores de sus padres. Los maestros que utilizan su posición para indoctrinar a niños en sus creencias, contradicen la perspectiva de que los padres son quienes cruzan los límites. La restauración del control de la educación a manos de los padres debería ser una prioridad para todos aquellos que creen en la libertad. Si el gobierno tiene la capacidad de eludir los deseos de los padres en nombre de la 'educación' o de 'proteger la salud de los niños', entonces, ¿qué espectro de nuestras vidas está libre de la intrusión gubernamental?'.
En efecto, Doctor Paul, con Merrick Garland al comando del barco y con el Capitán Queeg en la Casa Blanca, ningún aspecto de nuestras vidas se encuentra a salvo frente al gobierno.
Artículo original, en inglés
Especialista en contraterrorismo; ex oficial de inteligencia militar de la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos de América (CIA). Se desempeña como columnista en medios estadounidenses, y como Director Ejecutivo en el Council for the National Interest. Giraldi es colaborador frecuente en Unz.com, Strategic Culture Foundation y otros. En español, sus trabajos son sindicados con permiso en El Ojo Digital.