El Ejército de los EE.UU. bien puede ser 'igualitario', pero no está listo para combatir
Los ciudadanos estadounidenses están acostumbrados a imaginar a los soldados del Ejército...
31 de May de 2022
Los ciudadanos estadounidenses están acostumbrados a imaginar a los soldados del Ejército como individuos increíblemente duros, capaces de correr más rápido y de hacer más extensiones de brazos que el promedio de la gente. Sin embargo, en el Ejército de los EE.UU. de la actualidad, esa percepción ha quedado, oficialmente, atrás.
En oportunidad de desarrollarse una audiencia en el Senado, recientemente, aprendimos que la capacidad de instrucción física en el Ejército ha sido sacrificada en el altar de la igualdad de género, maniobra sobre la cual el ex activo de Infantería, el Senador Tom Cotton -Republicano, por el estado de Arkansas-, concluyó: 'ayudará a que más soldados mueran'.
Christine Wormuth, Secretario del Ejército, reconoció frente a Cotton que el servicio había abandonado los esfuerzos para garantizar la buena condición física de los soldados, al exigirse que carreras dentro del arma -como es el caso de la artillería- eran contínuamente evaluados para garantizar que cumplan con los estándares. Un intercambio posterior reveló que los estándares físicos mínimos dentro del Ejército estaban seriamente comprometidos.
Esto no fue lo que se prometió cuando Ashton Carter, Secretario de la Defensa durante la Administración Obama, abrió todas las posiciones para el ingreso de mujeres, siete años atrás. En ese momento, observó Carter que 'los líderes asignan tareas y carreras en la fuerza, basándose en capacidades -no en género'.
Obviamente, no todas las carreras dentro del Ejército exigen el mismo nivel de condición física. Un sargento de operaciones cibernéticas no necesita correr un kilómetro y medio en siete minutos o menos. Sin embargo, un miembro de artillería debe estar capacitado para levantar y transportar municiones que pesan 45 kilogramos. La mayoría de los ciudadanos en los Estados Unidos, sencillamente no podrían acercarse siquiera a ese estándar.
De tal suerte que, a efectos de garantizar un nivel adecuado de preparación para la fuerza, el Ejército precisaba un modo para lograr que estas evaluaciones recurrentes se acercaran a lo exigido por los lineamientos de Carter, al respecto de que cada soldado contará, efectivamente, con las capacidades necesarias para desempeñar determinadas tareas.
Y aquí es donde hace su aparición la novedosa prueba de aptitud física para el Ejército. Diseñada a lo largo de diez años, la misma consiste en seis eventos, todos ellos elegidos como metodología subsidiaria para cada tipo de fuerza que los soldados necesitan en el moderno campo de batalla. Los estándares se pensaron neutrales respecto al género, a criterio de que pueda evaluarse, con la debida objetividad, quién puede servir en qué posiciones en el arma.
El Ejército de los Estados Unidos invirtió años, sólo para estudiar los estándares necesarios para asegurar el éxito en cada una de sus 190 diferentes carreras.
A diferencia de pruebas anteriores, la prueba de aptitud física del Ejército no exhibió categorías tales como masculino y femenino. Se establecieron bandas con códigos de colores para cada uno de los eventos de pruebas físicas. Para los miembros de artillería, el nivel de desempeño exigido era el más alto; su código: 'Black' (negro).
A los efectos de obsequiarse el estándar 'negro' para un ejercicio de dos millas de trote, por ejemplo, un soldado necesitaba llegar a la meta en dieciocho minutos, y de ser capaz de levantar cien kilos en modalidad peso muerto o 'deadlift'. De igual modo, puntajes similares eran requeridos para otros cuatro eventos.
En rigor, se trataba de un ejercicio de alta exigencia, aunque diseñado científicamente, y que garantizaba que los soldados que pudieran cumplimentar con esos duros requisitos se hallarían en posición ideal para contribuír con efectividad, y tener éxito. Se programó su implementación hacia octubre de 2021. Entonces, fue cuando el Congreso y grupos de activistas irrumpieron en el programa.
Alarmados frente al hecho de que las mujeres no podían desempeñarse igual que los hombres en las pruebas, el Congreso aprobó una nueva legislación para demorarlas, exigiéndose luego una evaluación independiente.
Meses más tarde, la corporación Rand, responsable de confeccionar el estudio, regresó con perturbadoras novedades: los hombres y las mujeres obtuvieron puntuaciones diferentes en pruebas distintas. En consecuencia, una cifra mayor de mujeres no podría calificar para servir en el Ejército, no pudiendo hacer frente a las exigentes demandas físicas del arma en carreras variopintas.
Bajo tremenda presión, el Ejército se rindió. Echó por tierra con la prueba de género neutral, abandonando efectivamente cualquier esfuerzo que vinculara a la capacidad física con cada carrera y, en simultáneo, echando a perder los estándares prefijados para determinar aptitud física.
Al consultar el Senador Cotton por los motivos, Wormuth replicó: 'Queríamos asegurarnos de que no implementábamos estándares injustos para un subgrupo específico de personas que, Usted sabe, no podían desempeñarse adecuadamente. No queríamos que esos subgrupos tuvieran desventajas'.
De manera tal que, ahora mismo, la totalidad del Ejército de los Estados Unidos carece de ventajas; su nivel de preparación ha sido degradado, en defensa de la 'igualdad'. El deseo de interponer resultados 'igualitarios' llevó a reducir las unidades de combate de élite al común denominador más bajo. Es una receta para la derrota.
Peor todavía, no sólo el Ejército eliminó cualquier vínculo entre aptitud física y carrera, sino que también redujo significativamente los puntajes necesarios para aprobar.
La nueva prueba de aptitud física para tolerar la aprobación para grupos de mujeres de entre 17 y 21 años para el running de los cuatro kilómetros exhibe un tiempo más de cuatro minutos más lento que los antiguos estándares. Una mujer soldado puede ahora tomarse, alegremente, 23 minutos para completarlo; un soldado, 22 minutos; ambos igualmente lograrán aprobar. La cifra de extensiones de brazos exigida se redujo en nueve, para quedar en un total de diez. Cotton, incapaz de ocultar su disgusto durante la audiencia, calificó la reducción de estándares como 'absolutamente patética'.
Naturalmente, esto no implica afirmar que las mujeres no puedan alcanzar los estándares físicos con miras a servir en unidades de combate. Más de cien mujeres han logrado graduarse de la cruenta escuela de Rangers -una fuerza especial del Ejército estadounidense-, superando sus más exigentes pruebas físicas.
Una de las primeras graduadas, la Capitán Kristen Griest, expresó recientemente una sólida opinión sobre el particular: 'Mientras que ciertamente debe hacerse frente al tema de la igualdad, la respuesta no consiste en implementar puntajes a la medida de cada género, ni tampoco en reducir los estándares mínimos para ingresar a unidades de combate. El hacerlo observará un impacto inmediato e insidioso sobre la preparación para combatir, así como también sobre la credibilidad de las mujeres en relación a su potencial'.
Algunos podrían creer que el asunto no tiene importancia, conforme la guerra moderna sólo se trata de 'presionar botones'. Piénselo de nuevo. Ahora mismo, en Ucrania, los soldados cargan a diario munición de 45 kilogramos de peso, y equipos Javelin de 25 kilos a lo largo del país, para derrotar a los brutales invasores del presidente ruso Vladimir Putin.
Cotton concluyó su rueda de preguntas, con una advertencia: 'No permitiré que esto continúe así'.
Por el bien del Ejército de los Estados Unidos, esperemos que el legislador tenga éxito.
Artículo original, en inglés
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@TomSpoehr
Sobre Thomas Spoehr
El autor lleva a cabo y supervisa actividades de investigación en temáticas de defensa nacional, como ser presupuestos, adquisición de equipamiento, estrategia y política gubernamental, en su rol de director del Centro para la Defensa Nacional en el think tank estadounidense The Heritage Foundation. Sus artículos son publicados en inglés en el sitio web The Daily Signal.