Argentina, un torbellino de improvisaciones, inestabilidad y turbulencia
El gobierno evidencia una ruptura en sus procesos de comando y control.
El gobierno evidencia una ruptura en sus procesos de comando y control. Desde hace semanas, Alberto Angel Fernández ha dejado de ser el Presidente; relegado a funciones que ni siquiera podrían calificarse de decorativas.
Adicionalmente, los hechos consignarán también que tampoco hay Vicepresidente en funciones, con Cristina Fernández reducida hoy a su mínima expresión política. Ocupa su tiempo sopesando los prolegómenos de la Causa Vialidad -que la tiene por principal protagonista- y, por si fuera poco, el atentado ocurrido días atrás la ha forzado a un comprensible ensimismamiento. Curiosidades de una Argentina azotada por la fractura: la viuda de Kirchner tiene problemas a la hora de convencer a opinión pública y a amplios sectores de la dirigencia -propios y ajenos- de que ha sido víctima de una intentona contra su vida.
En ese intrincado marco, Sergio Tomás Massa aceptó el desafío de reencauzar la crisis económica, para alimentar la percepción de que la misma es administrable y, en el ínterin, alejar la nutrida percepción de voladura. Sin embargo, numerosos problemas atentan contra su empresa: no es Massa un entendido en asuntos económicos; apenas es abogado -ignorante de la práctica, e inconfesablemente mediocre. A instancias de sus verdaderos benefactores José Luis Manzano y Daniel Vila (el primero le da órdenes), se ha abrazado a un conjunto de actos de prestidigitación de baja intensidad a efectos de buscar recuperar el enorme capital político perdido en una década. Tal es su exclusiva motivación. Rehén de marchas y contramarchas, implementó un comentado 'Dólar Soja' de doscientos pesos que, en la práctica, se presenta como una nueva Junta Nacional de Granos. Si bien la medida obsequió algo de oxígeno a las castigadas reservas del Banco Central, para el agro, significará la pulverización del financiamiento para la cosecha de 2023. Adicionalmente, Sergio Massa blanqueó su profundo y conocido desprecio por la actividad agropecuaria; tras la zanahoria, llegó el palo: el BCRA incrementó marcadamente los tipos de interés para el apalancamiento de productores de soja, mientras que AFIP (la Administración General de Ingresos Públicos) vio potenciado su poder de policía para ingresar -apremio ilegal mediante- en terrenos y confiscar los contenidos de silobolsas. Nadie podrá achacarle falta de coherencia al ex jefe comunal de Tigre: hace cosa de semanas, la había emprendido contra el analista económico Fernando Marull -cuyos informes suele citar Carlos Pagni en el ciclo Odisea-, a quien acusó de fomentar una devaluación. 'Terrorismo' fue el sugestivo cargo que Massa utilizó para caracterizar la actuación del estadístico; mismo prisma desde el cual el tigrense analiza el comportamiento de los hombres y mujeres del país que trabajan la tierra. El sesgo antiagrícola del Ministro de Economía terminará por quedar expuesto, al certificarse otros aspectos de su brutal intervencionismo, a saber, que el encarecimiento multinivel de los créditos para el sector conducirá sin escalas a la desaparición de pequeños productores dedicados a la industria avícola, láctea y criadores de cerdos.
Así las cosas, Sergio Massa ha decidido promocionar su Operativo Terror también en los Estados Unidos de América. En primer término, azuzando con el trillado recurso de forzar a la tributación de tenencias financieras de ciudadanos argentinos en ese país -sin importar que ese instrumento ya ha fracasado en el pasado, y que ningún estado de la Unión decide levantar el secreto bancario por pedido de funcionarios extranjeros -sólo puede decidirlo un magistrado estadounidense, amparándose en una causal certificada de terrorismo o contrabando de estupefacientes, con anuencia del Fiscal General. Fábula de igual tenor a la patrocinada en su momento por la AFIP de Ricardo Echegaray, cuyos canes habían sido entrenados para olfatear fajos de billetes de cien dólares. Conforme puede apreciarse, en toda ocasión, la desesperación de la dirigencia suele ser imbuída de una cruenta falta de originalidad.
Infortunadamente, siempre emerge algún cisne negro -en este caso, colado furtivamente a partir de desarrollos fortuitos. Obsérvese la secuencia de tropelías: un torpe e ignoto funcionario vecinalista -identifiquémoslo debidamente: Felipe Miguel, jefe de Gabinete de Horacio Rodríguez Larreta- decidió el despliegue de vallados en un cuadrante del barrio porteño de Retiro-Recoleta, a efectos de disuadir una manifestación de simpatizantes kirchneristas que ya habían consensuado expresarse en Parque Lezama. Alertada por la disposición de activos de contención, la militancia frentetodista definió apersonarse allí donde no tenían previsto hacerlo, reconfigurándose el proscenio en una auténtica pesadilla política para el jefe de gobierno. Con el transcurso de las jornadas, un durmiente 'lobo solitario' decidió activar un plan de acción. La magistrada interviniente en el caso se esmera por ocultar lo inocultable, esto es, que la prueba material en vídeo consigna a las claras que el perpetrador de referencia actuó con displicente libertad de movimiento. Convendría obviar la ligereza incurrida por custodios torpes y militantes desentendidos, así como también la presentación previa del perpetrador en ciertos canales de comunicación con llegada masiva. Curioso es que el colorido Abogado Dalbón haya eliminado de sus posts públicos la certeza individual que versaba sobre el 'trabajo interno'; eje casi axiomático sobre el que coinciden al menos dos servicios de información extranjeros que operan con frecuencia en el territorio nacional. Con toda probabilidad, el eje de torsión dirimido por la jueza no carezca de justificativos: de verificarse conspiración, se multiplicarían los objetivos eventuales. Y lo cierto es que, ni el colectivo político ni la opinión público-privada estarían hoy en condiciones de tolerar semejante tenor de perturbaciones.
La Variante Sabag Montiel no constituye en sí misma un desarrollo de significativa centralidad; sí lo es la interoperabilidad demostrada. Su súbita introducción en el concierto doméstico ilustra, con meridiana contundencia, que la Argentina no ha de definirse sino como un torbellino de improvisaciones, inestabilidad y turbulencia.
Puesto en blanco sobre negro: aquí, todo -absolutamente todo- puede suceder.
Es Analista en Medios de Comunicación Social y Licenciado en Publicidad. Es Editor y Director de El Ojo Digital desde 2005.