INTERNACIONALES: JAMES JAY CARAFANO

'¿Existe una guerra fría entre los EE.UU. y China?', no es la pregunta correcta

Llamar 'guerra fría' al ecosistema de competencia entre los Estados Unidos de América y China...

10 de Noviembre de 2022

 

Llamar 'guerra fría' al ecosistema de competencia entre los Estados Unidos de América y China no es correcto. Este conflicto, hoy en progreso, debería contar con nombre propio.
 
Estados Unidos, China, Guerra Fría, Carafano, HeritageEl sólo hecho de abrazarse al término 'Guerra Fría' conduce a antiguos modelos de pensamiento. Sugiere que hemos estado allí antes y, por lo tanto, que podremos lidiar con ese desafío tal como lo hiciemos en el pasado -exitosamente- en el enfrentamiento de décadas versus la Unión Soviética.
 
Y se trata de una idea arriesgada. El presente duelo con Pekín es diferente, tal como la Segunda Guerra Mundial fue distinta a la Primera. 
 
La Unión Soviética era una monumental maquinaria bélica y, en simultáneo, una potencia económica en dificultades. China es un competidor económico de primera magnitud, y representa un creciente desafío militar. Las amenazas han de ser ponderadas de modo diferente.
 
Sencillamente, los Estados Unidos de América no 'contendrán' a China. En efecto, Pekín ya encarna una amenaza global, más allá de la perspectiva que Moscú llegó a significar en el pasado.
 
Acto seguido, lo que ambos competidores compartimos es que nuestro objetivo es 'ganar sin combatir'. Naturalmente, esto no significa que la fuerza no tenga sitio en la ecuación.
 
Durante la Guerra Fría, por ejemplo, Moscú impulsó conflictos bélicos contra los EE.UU. en Corea y en Vietnam, tal como alentó un formato de terrorismo con proyección global, e insurgencias en Africa y América Latina
 
De igual manera, China ha mostrado una alegre predisposición a la hora de favorecer la invasión rusa en perjuicio de Ucrania. Con todo, Pekín y Washington no desean involucrarse en una guerra abierta, en razón de que a nadie le interesa arriesgar a las eventualmente horrendas consecuencias
 
En este sentido, ergo, una comparación con la Guerra Fría pasada parecería acertada. Ambos contendientes actúan como si se tratase de una maratón, siendo su objetivo el llegar primero a la meta. En la década de 1940, George Kennan calificó a este ensayo de competencia como 'medidas sin guerra'; derivando ello en una relación competitiva entre adversarios sin intenciones de disparar un conflicto armado.
 
Ahora, bien; en lo personal, no me interesa el nombre que le otorguemos a este tipo de conflicto, siempre y cuando reconozcamos que, en los hechos, es una variante bélica. Y, hasta el momento, la Administración Biden no ha procedido de tal manera. El actual gobierno sigue actuando como si China fuese un mero problema de política exterior con el que puede lidiarse 'compitiendo cuando corresponde, y cooperando cuando es posible'.
 
Esa es una lectura por completo errada frente a lo que es menester hacer. Washington habrá de comprender que nos encontramos hoy en medio de una competencia de naturaleza existencial versus China. Nuestros intereses y los de Pekín nada tienen en común, y jamás coincidirán.
 
A efectos de sobrevivir y florecer, los Estados Unidos habrán de llevar a cabo -y ganar- una guerra económica contra China. ¿Por qué motivo? Porque China ya está haciendo eso mismo en nuestra contra. El diseño del Partido Comunista Chino es serio y peligroso. El objetivo de Pekín es consolidar la construcción de un mundo sin los Estados Unidos. Conforme no se le hace frente, Pekín tiene  la visión y los recursos para lograr ese objetivo.
 
La protección de la economía estadounidense frente a lo actuado por Pekín, que busca debilitarla y, para tal fin, se abraza a un accionar malicioso, exige el diseño de un programa basado en una combinatoria de acciones ofensivas y defensivas. Washington habrá de resguardar a la ciudadanía americana y proteger sus intereses frente a las acciones chinas, que buscan poner en jaque la competitividad y la prosperidad de los Estados Unidos. Asimismo, Washington habrá de tomar medidas disuasivas acordes para, de manera significativa, morigerar la capacidad de Pekín para amenazar a los EE.UU. y a sus aliados. Washington deberá contar con un plan sustentado en agresividad económica, que haga comprender a China que no valdrá la pena hacer frente a sus costos. En simultáneo, los EE.UU. habrán de permitir que su economía progrese y florezca.
 
A efectos de salir victoriosos de este tipo de conflicto, los Estados Unidos deberán contar con una década -o más- de crecimiento económico sin precedentes. Esto significa que Washington habrá de poner fin a toda auto-restricción implementada contra sus posibilidades de crecimiento, por ejemplo, proceder con el restablecimiento de la supremacía energética americana (por supuesto, esto incluye a los combustibles fósciles y a la energía nuclear). También en simultáneo, restringir el gasto del gobierno federal y morigerar la pesada carga que representa la deuda nacional.
 
De manera equivalente, esto redundará en un fortalecimiento de las fuerzas armadas estadounidenses, de forma tal que China comprenda que no podría sobrevivir -mucho menos, ganar- en un eventual conflicto militar. Washington ha tolerado que nuestras fuerzas armadas se reduzcan al punto en que, por primera vez en su historia, el Indice Anual de Fuerza Militar, califica a nuestro ecosistema de defensa como 'débil' al comparárselo con una colección de amenazas globales. Y esta tendencia deberá ser revertida.
 
Asistimos a un novedoso formato bélico. Ni frío, ni caliente -pero críticamente importante. Es hora de que Washington reconozca los peligros y tome el asunto con la debida seriedad; para replicar de manera acorde, y alzarse con la victoria. 


Artículo original, en inglés


 
Sobre Dr. James Jay Carafano

Poseedor de master y doctorado en la Universidad de Georgetown, Carafano es un reconocido experto en temáticas de seguridad nacional y desafíos en política exterior. Es vicepresidente de Estudios en Políticas de Defensa y de Política Exterior en la Fundación Heritage, y Director del Instituto Kathryn y Shelby Cullom Davis de Estudios Internacionales. Es también historiador e investigador; su publicación más reciente es "Wiki at War: Conflict in a Socially Networked World" ('Wiki en Guerra: el Conflicto en un Mundo Socialmente Interconectado', 2012), obra que examina el impacto revolucionario del Internet en la seguridad nacional. Es Teniente Coronel del Ejército de los Estados Unidos. Recientemente, se ha desempeñado -asesorando en temas sobre los cuales es experto- en el equipo de transición del presidente estadounidense Donald Trump.