Los F-16 y la antesala del Estado Libre Asociado Virtual
En los años noventa, el politólogo argentino Carlos Escudé instaló una concepción geopolítica...
27 de Abril de 2024
En los años noventa, el politólogo argentino Carlos Escudé instaló una concepción geopolítica que distinguía entre tres tipos de Estados:
a) Los que dictan las normas de aplicación mundial;
b) Los que obedecen;
c) Los que se rebelan
Esta quizá provocativa e irritante diferenciación, trabajada para la misma época en prestigiosos cenáculos de Harvard, era articulada por nuestro compatriota con dos observaciones adicionales que la completaban. En primer lugar, los Estados que se rebelaban fracasaban en su intento, y el 'costo social' para su comunidad era notablemente gravoso. En segundo orden, los Estados débiles debían obtener ventajas a partir de la negociación. La inteligencia y la astucia puesta de manifiesto en esta tarea hacía la diferencia entre los poderosos y aquellos que económicamente (y generalmente también geográficamente) se hallaban en la periferia del planeta: nacía, así, la teoría del Realismo Periférico de pronta difusión, y naturalmente generadora de polémica. Desde ya que resultaba inevitable pensar en la Argentina, y más aún cuando el R.P. establecía la siguiente tesis:
El grado de libertad para decidir la política de Relaciones Exteriores se exhibe en relación inversamente proporcional a la calidad de la democracia real vigente en un Estado periférico. En consecuencia, los gobiernos autocráticos o despóticos o en los que la democracia es una burda farsa, tienen mayor posibilidad de generar tensión mundial a través de su resistencia al orden determinado por la naciones dominantes. Entre nosotros, la Junta criminal que gobernaba el país, lo embarcó en la aventura demencial de desafiar a la OTAN en la guerra por las Islas Malvinas. Desde ya que la intención secreta de la Dictadura utilizaba una reinvindicación sacra para estirar -y aún perpetuar- el régimen.
La teoría del R.P. también incluía una profecía: Occidente sería finalmente derrotada por los países del Este, en los que las autocracias dominantes (léase: el sistema de Partido Único) explotarían para propio provecho la libertad emergente de sistema en los que no rigen las libertades democráticas.
El Desarrollo Malvinas genera dos hechos decisivos: lleva a los Estados Unidos de América a sustituir el fomento y la asistencia a dictaduras militares por la instalación de democracias dóciles que habrán de girar en torno a un eje impensado, como lo fue la defensa irrestricta de los Derechos Humanos. Alrededor de 1990, toda América del Sur se mostraba 'democratizada' y los capitales altamente concentrados se hacían del control de los medios masivos de comunicación para consolidar el discurso homogenealizador en el concierto subcontinental. En segundo lugar, y ya referido a la Argentina, se procede a desmantelar sus fuerzas armadas, mediante el estrangulamiento presupuestario y la descalificación social de la tarea militar. Tanto radicales como peronistas terminan asociados el programa del Departamento de Estado: el desmantelamiento de los militares se convierte en un elemento notable para ahunyentar el peligro de un golpe de Estado. Cuando, a raíz de un homicidio perpetuado en un cuartel en el que la víctima fue un conscripto, se dirime el fin del sistema de servicio militar obligatorio, se habrá completado el mecanismo desalentador de los levantamientos militares. Claro que, desde la derrota de 1982, Londres se convierte en la fuente de poder desde la cual se regula el desarme argentino: los convenios firmados por el menemismo en Madrid y París llevan la subordinación al extremo de establecer que todo movimiento de naves de la Armada debe ser anunciado con antelación para conocimiento del Foreign Office. A título complementario, Escudé dictamina el nuevo status argentino: 'Ahora, somos un Protectorado de los Estados Unidos'.
La teoría del R.P. también incluía una profecía: Occidente sería finalmente derrotada por los países del Este, en los que las autocracias dominantes (léase: el sistema de Partido Único) explotarían para propio provecho la libertad emergente de sistema en los que no rigen las libertades democráticas.
El Desarrollo Malvinas genera dos hechos decisivos: lleva a los Estados Unidos de América a sustituir el fomento y la asistencia a dictaduras militares por la instalación de democracias dóciles que habrán de girar en torno a un eje impensado, como lo fue la defensa irrestricta de los Derechos Humanos. Alrededor de 1990, toda América del Sur se mostraba 'democratizada' y los capitales altamente concentrados se hacían del control de los medios masivos de comunicación para consolidar el discurso homogenealizador en el concierto subcontinental. En segundo lugar, y ya referido a la Argentina, se procede a desmantelar sus fuerzas armadas, mediante el estrangulamiento presupuestario y la descalificación social de la tarea militar. Tanto radicales como peronistas terminan asociados el programa del Departamento de Estado: el desmantelamiento de los militares se convierte en un elemento notable para ahunyentar el peligro de un golpe de Estado. Cuando, a raíz de un homicidio perpetuado en un cuartel en el que la víctima fue un conscripto, se dirime el fin del sistema de servicio militar obligatorio, se habrá completado el mecanismo desalentador de los levantamientos militares. Claro que, desde la derrota de 1982, Londres se convierte en la fuente de poder desde la cual se regula el desarme argentino: los convenios firmados por el menemismo en Madrid y París llevan la subordinación al extremo de establecer que todo movimiento de naves de la Armada debe ser anunciado con antelación para conocimiento del Foreign Office. A título complementario, Escudé dictamina el nuevo status argentino: 'Ahora, somos un Protectorado de los Estados Unidos'.
Llegan los F-16
El Ministro de Defensa argentino ha dicho que la compra de los F-16 Fightinghawk constituye el acto de reequipamiento más importante de las fuerzas armadas desde el retorno de la democracia. Aún considerando que la entrega de las 24 aeronaves se completará en 2028, cabe preguntarse las razones por las cuales, en esta oportunidad, Londres no hizo valer sus calladas aunque imaginables objeciones. Será lícito, entonces, considerar algunas:
a) El material danés debía ser radiado de servicio, en razón de que no cumplía las exigencias de la OTAN;
b) El Reino Unido continúa invirtiendo ingentes sumas en la base de Mount Pleasant de Malvinas, por lo que hoy el gigantesco portaviones de piedra y turba estacionado en un punto vital del Atlántico Sur desalienta a la más febril de las alucinaciones para recuperarlas por la fuerza;
c) La alineación de la Gestión Milei con la dupla Washington-Jerusalén deviene en esencial para el propósito de frenar la marea china, cuya velocidad de expansión parece asombrar aún a los analistas más avezados;
d) Washington garantiza, acaso hoy con más fuerza que en otras oportunidades, que no tolerará quiebre alguno del equilibrio regional. Se sabe que un sector de la derecha chilena, siempre activa -aunque de bajo perfil mediático en la actualidad-, estima un asunto pendiente como tarea nacional, la incorporación de parte de la Patagonia argentina. Desde 1840, cuando domingo Faustino Sarmiento, devenido en ciudadano chileno, reunió argumentos a favor de la soberanía en el estrecho de Magallanes pasando por el acuerdo de límites obtenido por Julio Argentino Roca cuando los trasandinos enfrentaban a la coalición peruano-boliviana, la hipótesis de conflicto alcanzó su climax en 1978, instancia en la que las dictaduras de ambos países se mostraron los dientes a ambos lados de la Cordillera. A su vez, Brasil -que, históricamente, ha llevado sus planes expansionistas hacia el oeste y el sur- es hoy una una nacion de 220 millones de habitantes que perfectamente podría ocupar la provincia de Misiones sin que la Argentina pueda siquiera insinuar una invertebrada resistencia. La moneda de cambio de la alineación automática franca y explícita del mileismo exhibe, como contrapartida, el franco interés del Departamento de Estado -al respecto de que nadie alborote su patio trasero.
Muy probablemente, nos encontremos en la fase posterior al Protectorado informal pero efectivo de las últimas décadas. El ascenso hacia el siguiente nivel de subordinación implicaría constituir a la Argentina en un Estado Libre Asociado Virtual de los Estados Unidos.
En apariencia, el R.P. sugeriría que el modelo de Estado-Nación, deslumbrante invención del siglo XIX, se aproxima a publicitar su abandono del mito de la soberanía nacional. Si nuestra gravitación internacional nos ubica sin clemencia en los arrabales del planeta, quizás llegue la hora de construir un nuevo relato para ilustrar nuestro lugar en el mundo -allí donde la resignación adquiera la forma sutil, velada y cruel de un ritual colectivo de sinceramiento.
En apariencia, el R.P. sugeriría que el modelo de Estado-Nación, deslumbrante invención del siglo XIX, se aproxima a publicitar su abandono del mito de la soberanía nacional. Si nuestra gravitación internacional nos ubica sin clemencia en los arrabales del planeta, quizás llegue la hora de construir un nuevo relato para ilustrar nuestro lugar en el mundo -allí donde la resignación adquiera la forma sutil, velada y cruel de un ritual colectivo de sinceramiento.
Seguir en
@Atlante2008
Sobre Sergio Julio Nerguizian
De profesión Abogado, Sergio Julio Nerguizian oficia de colaborador en El Ojo Digital (Argentina) y otros medios del país. En su rol de columnista en la sección Política, explora la historia de las ideologías en la Argentina y el eventual fracaso de éstas. Sus columnas pueden accederse en éste link.