Carlos Mesa continúa al frente de Bolivia
Ganador en la pulseada contra cocaleros e indigenistas, Mesa logró el apoyo prácticamente unánime del Congreso para continuar como presidente. Su estrategia fue clara : lograr adhesion para aislar a Evo Morales y los piquetes. Hay espacio para un nuevo diálogo social.
21 de Julio de 2010
El presidente boliviano, Carlos Mesa, fue ratificado en el cargo por el Congreso, que rechazó en forma unánime la renuncia presentada el domingo pasado ante el clima de falta de gobernabilidad derivado de las protestas sociales y bloqueos de caminos de sectores políticos y sociales opositores.
Mesa agradeció el Acuerdo que compromete a los poderes Legislativo y Ejecutivo a atender en conjunto los principales problemas del país y dijo que gobernará "codo a codo" con el Congreso, con el que hasta ahora mantuvo tensas relaciones.
Poco después de que el Congreso le rechazara la renuncia, en una sesión en la que estuvieron presentes los 130 diputados y los 27 senadores que lo integran, Mesa fue invitado a la reunión de ambas cámaras para explicar los alcances del Acuerdo concertado horas antes con los jefes de bancada.
En la sede parlamentaria, el presidente agradeció al pueblo "porque ha respaldado la continuidad, no ya de Carlos Mesa sino de la democracia" y "una vez más le ha dicho no al bloqueo de Bolivia, a la violencia, y le ha dicho sí a destrabar los problemas más importantes que enfrentamos".
"No vamos a poder lograr el resultado que esperamos si no trabajamos juntos. Estoy dispuesto a trabajar con el Congreso nacional. Si hay un éxito será del Congreso y del Poder Ejecutivo", sostuvo Mesa al convocar a la unidad entre el presidente y el parlamento.
En su discurso, Mesa convocó a toda la ciudadanía a salir a las calles el jueves, en todo el país, para manifestarse "contra de los bloqueos" y a desterrar "el racismo y la intolerancia".
Además, anunció como primera medida de su relanzada gestión el impulso a la aprobación de una nueva ley de Hidrocarburos que respete lo aprobado por el referendo del 18 de julio de 2004.
Mesa pidió una "Ley de Bolivia y para Bolivia", que dará "un giro histórico fundamental, ideológico, de forma y de contenido",porque respetará, dijo, "el concepto de propiedad del estado boliviano de la totalidad de los hidrocarburos".
Ahora Mesa se encamina a iniciar una nueva etapa de su gobierno en el país altiplánico. Ha logrado lo que Sánchez de Losada no pudo : lograr amplias adhesiones en su conflicto con los cocaleros e indigenistas y ailar a los violentos. Y todo ello sin recurrir a las fuerzas armadas. Incluso manifestaciones espontáneas de la ciudadanía boliviana ha salido a apoyar al presidente.
Pero Mesa ha abierto un espacio más que aceptable para un diálogo que Bolivia necesitaba. Un diálogo que considere a todos los sectores sociales con interés en consensuar y que por lo menos atenúe el clásico aislamiento de las clases altas dominantes, un porcentaje ínfimo de la población.
Será interesante observar a partir de aquí, la reacción de Evo Morales. Claramente aislado y sindicado como escaso de proyectos, no tendrá ya la fuerza para recurrir a piquetes o manifestaciones de violencia contra las autoridades nacionales. Es un escenario que él ciertamente no hubiera esperado.
El Presidente Néstor Kirchner aprovechó nuevamente para expresar su "más firme apoyo" a Mesa. Y esta medida no es poco inteligente : el objetivo no sólo es evitar un posible desmembramiento y una guerra civil en Bolivia. Kirchner sabe que la reunión que oportunamente sostuvo con Evo Morales no fue bien vista por Washington, y cualquier hábil observador de la política sabe que el presidente argentino ha hecho poco o nada que irrite a los estadounidenses, desde el inicio de su mandato. El problema boliviano es una prueba más en este sentido.
El Ojo Digital