Jorge Telerman y el hambre de poder : el Intendente pretende adelantar las elecciones
Pocos días atrás, el periódico Ambito Financiero reveló las intenciones "tramposas" del Jefe de Gobierno, Jorge Telerman, para "madrugar" al resto de los candidatos, y adelantar las elecciones para julio o agosto, mucho antes de las presidenciales. La política y la voracidad por el poder.
21 de Julio de 2010
Jorge Telerman pudiera ser catalogado como "el menos peor" de los recientes jefes de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires : se presenta ante los medios como una persona de gustos impecables, que aprecia la cultura, y su inteligencia y habilidad de comunicación no son factores para despreciar. Ni bien su impresentable ex jefe, Aníbal Ibarra, falleciera políticamente y debiera abandonar la alcaldía, Telerman comenzó a trabajar sobre su ahora casi segura reelección en 2007, realizando un despliegue importante en materia de obra pública.
Jorge Telerman podrá ser el "menos peor" de entre los recientes intendentes de Buenos Aires, pero ciertamente ostenta los mismos vicios que sus predecesores. Porque hace pocos días debió blanquear -presionado por Ambito Financiero y otros medios- sus oscuras intenciones de adelantar las elecciones para la Jefatura de Gobierno porteña. El objetivo de Telerman no es otro que enquistarse en el poder por, al menos, un período más.
Tremenda cosa debe ser el poder para enceguecer a nuestros funcionarios. Con todo, el caso de la intendencia porteña es especial, pues los mecanismos recaudadores de que dispone cualquier alcalde son ciertamente impresionantes. Aníbal Ibarra fue el intendente con el que la mayoría de esos mecanismos salieron a la luz. En sus tiempos, la mayoría de los inspectores municipales hacían de recolectores de "ofrendas" dinerarias de parte de dueños de boliches, restaurantes y otros, para permitírseles seguir operando. Sobre esto, conoce mucho Fabiana Fiszbin, quien debió poner la cara por su jefe. Ni qué hablar del dinero que los casinos y las casas de tragamonedas aportan en forma periódica -fondos blanqueados en forma de "cánones"-. El Banco Ciudad, a la postre, juega un rol fundamental para procesar estas fortunas, pues ningún sistema de recolección de coimas funcionaría adecuadamente sin su circuito financiero propio. Las víctimas de Cromañón vinieron a desnudar esta realidad que, en forma de cálido colchón, suaviza el pasar político de aquellos que tienen la suerte de ostentar el título de Jefe de Gobierno.
Quienes creen que este sistema ha sido desmantelado con el ingreso de Telerman están equivocados. Aunque con pies de plomo, los engranajes siguen operando y están mejor aceitados. Los ingresos provenientes de la noche se ajustaron hasta tanto el efecto Cromañón -hoy ciertamente amortiguado por Clarín y otros medios- haya pasado definitivamente. Telerman es el dueño entre las sombras de La Trastienda y otros locales nocturnos. Como se descubrió en el caso de República Cromañón, es muy común que los titulares de muchos locales bailables sean sociedades con residencia en las Islas Caimán o páramos localizados en la República Oriental del Uruguay. Los argentinos hemos sido engañados y burlados por nuestra dirigencia de mil y una formas. La pista de Anillaco de Menem, los US$ 700 millones enviados por el Presidente al exterior y los millones que León Arslanián cobró para "mejorar" la seguridad del conurbano son pequeñas puntas del iceberg gigantesco y lóbrego que yace en las frías profundidades.
En lo que respecta a las elecciones, el panorama está difícil para los opositores a Telerman. Sólo una cosa es cierta : Daniel Filmus -el candidato de Kirchner- no sacará más del 5%. Hay una noticia que el Presidente confirmará luego de las elecciones porteñas, y es que la ciudad de Buenos Aires hace tiempo que ha dejado de quererlo. En cualquier ámbito capitalino, la palabra de compradores de supermercado, de encargados de edificios, taxistas, dueños de kioskos y cualquiera que sea, despotrica contra el Presidente a viva voz -cuando no utiliza insultos fuertes-.
El escenario beneficia a Telerman dado que aún no se conoce lo que hará Mauricio Macri con su candidatura. Los análisis más serios indican que Macri esperará una respuesta de Lavagna para acordar un programa común, y si este fuera el caso, el presidente de Boca podría aceptar resignar la candidatura a la Presidencia. Pero si la respuesta de Lavagna es negativa, Macri irá por la porción más grande de la torta y esto traerá como resultado un triunfo kirchnerista. De todos modos, a nadie escapa que Macri sería mejor candidato presidencial, y tendría más chances de vencer al Pingüinato. Para el ex ministro de economía, la situación sería más difícil, dado que ya existen importantes porciones de ciudadanos que ven su actitud de empecinarse en su candidatura como una actitud a todas luces infantil e inmadura. Por otro lado, y retornando al espectro porteño, hay voces que ya aseguran la existencia de conversaciones entre Telerman y el PRO de Macri para llegar a un acuerdo. Próximamente deberían producirse más novedades al respecto.
En cualquier caso, solo la impresentable jueza Servini de Cubría podría entorpecer los planes de Telerman, ya que -tal como ocurrió con Ibarra cuando quiso adelantar las elecciones en Capital- respondió que no era factible dada la imposibilidad de confeccionar los padrones a tiempo. Hoy Servini está controlada por Néstor Kirchner y no es complicado concluir que el Presidente "meterá la cola" para entorpecer el camino del actual alcalde.
Mientras la política sigue haciendo de las suyas, la Capital Federal se halla en el estado más lamentable de toda su historia. Basura y suciedad de perro son la realidad de cada esquina y baldosa de la urbe; delincuentes motorizados, cuidacoches, limpiavidrios y punguistas se hacen su América con total impunidad; piqueteros cubiertos con palos y capuchas vienen desde el Conurbano Bonaerense para molestar a los porteños. Ya los conductores -sin importar sean particulares, motoqueros violentos, colectiveros homicidas y taxistas reprimidos- violan toda ley de tránsito habida y por haber, cuando no pelean con otros en plena calle. Telerman jamás hizo incapié en que la ciudad tenga su propia fuerza de policía. Está claro que la cuestión de la falta de seguridad ni el desorden en el tránsito le preocupan. El actual Intendente sí se preocupó por aumentar los impuestos en forma desmedida, continuando las políticas del inefable Ibarra. Para colmo, se avecina otro revalúo inmobiliario que será importante, y que seguro se confirmará si es reelegido.
Considerar al actual Intendente como el "menos peor" de los recientes, suena a benévolo. Pareciera que los porteños debemos conformarnos con poco.
El Ojo Digital Política