La estrategia comunicacional de la Administración Kirchner, bajo las influencias goebbelianas
No pocos analistas de medios se han ocupado en observar el peligroso elemento hitleriano que caracteriza a la comunicación oficial en tiempos de Néstor Kirchner. Desde los actos de gobierno hasta la descalificación de los opositores políticos, se esboza un autoritarismo que augura tiempos tenebrosos para el futuro, si el actual presidente volviera a quedarse con el poder.
21 de Julio de 2010
Es demasiado para el propio Presidente Néstor Kirchner negarlo. Lo que es más, no se ha esforzado notablemente en hacerlo. Luego de casi cuatro años de mandato, el actual Presidente no puede decir que ha provocado un cambio importante en la forma en que se vive en la Argentina. Yendo a los detalles concretos, muchos podrían decir -y con razón- que los méritos de la estabilización de la economía pertenecen, más bien, a Eduardo Duhalde y al candidato Roberto Lavagna.
Sin embargo, los expertos que colaboran con el sistema de comunicación presidencial se han ocupado de promocionar lo contrario, y siempre a base de mentiras. "Mientras más grande la mentira, más gente la creerá", solía decir Adolf Hitler.
Néstor Kirchner logró imponerse en las últimas elecciones presidenciales con un 22% de los votos, y previamente, gracias a la manipulación de las elecciones internas del justicialismo, ocasión en la que Eduardo Duhalde debía evitar a toda costa que Carlos Menem se presentara como el único contendiente por parte del partido peronista.
Una vez en el poder, Néstor Kirchner arrinconó a cada uno de sus asesores en materia comunicacional -donde el oscuro personaje Horacio Verbitsky se encuentra a la cabeza- a los efectos de generar artificialmente en la ciudadanía la sensación de popularidad aplastante. El dibujo porcentual de la popularidad del Presidente llegó a ser del 80% y más, cifra que no se ha visto en sistema democrático alguno, y cuyo único antecedente es durante el gobierno del tristemente célebre Saddam Hussein.
La "Operación Popularidad" se orquestó aceitadamente mediante la manipulación de fondos públicos, distribuidos periódicamente y en forma planificada a encuestadores de opinión y a distintos medios, entre los que se destacó siempre Diario Clarín y todo el grupo de empresas que comprenden al multimedio. Los encuestadores -prácticamente todos ellos- colaboraron dibujando en forma exagerada las intenciones de voto tanto del Presidente en su momento como la de cada uno de sus candidatos en cada distrito donde se presentaban. A la vez, Clarín promocionaba en primera plana, y a grandes letras, los escasos logros del gobierno como si fueran obras imponentes e imposibles. Clarín y encuestadores también aportaron su cuota, a los efectos de descalificar a los opositores políticos.
El gobierno de Néstor Kirchner se asemeja demasiado al de Adolf Hitler. El santacruceño tiene sus S.S. -la S.I. o ex SIDE, que sigue a opositores políticos, a la vez que tiene no menos de 30 mil teléfonos intervenidos, estando los de Mauricio Macri y Elisa Carrió a la cabeza-, y su guardia pretoriana -D Elía y sus grupos de piqueteros y violentos, duchos en la generación de manifestaciones violentas y que, por su sola presencia, intimidan a todo tipo de oposición política-. Su equipo de propaganda política arroja las primeras piedras y señala con dedo acusador a los enemigos del régimen. A partir de allí, estos son acosados, vilipendiados y descalificados en todo foro público. Uno de los mejores ejemplos, a los efectos de ilustrar el funcionamiento de este sistema, tiene que ver con lo sucedido con los piqueteros que fueron a bloquear estaciones de servicio de la angloholandesa Shell, dos años atrás. El Presidente atacó a la empresa por aumentar las naftas en unos pocos centavos. Ante el temor de que otras compañías hicieran lo propio, el Presidente decidió agitar las aguas, acusando a Shell de ser "enemiga de los argentinos". Inmediatamente después, D Elía y sus secuaces irrumpieron en estaciones de servicio de la marca, atacando a empleados y a clientes que sólo querían cargar el combustible que siempre habían consumidos. El Diario Clarín también se ocupó de dar grandes espacios al ataque oficial contra Shell, situación que, lejos de ser cuestionada, fue aplaudida por el medio.
El Congreso de la Nación, por su parte, no puede cerrarse de un día para el otro, ejercicio intelectual que ya ha intentado el impresentable presidente venezolano Hugo Chávez -del cual Kirchner es su más firme aliado en la región-. Pero el primer mandatario argentino ha recurrido a la compra masiva de legisladores, y el Congreso rara vez ejerce una notable oposición, por más en desacuerdo que sus miembros estén con las políticas oficiales.
Pero hay otra característica que acerca demasiado peligrosamente al gobierno de Kirchner con el del Führer : tanto Néstor Kirchner como su esposa son fuertemente antisemitas. En privado han sabido despotricar contra la comunidad judía de la Argentina -y en los peores términos- a raiz de los cuestionamientos que esa colectividad hiciera respecto del desinterés de la Administración en relación al caso AMIA, dados los papelones monumentales que el Presidente cometió oportunamente. "Si queremos ganar en octubre, hay que llevarse bien con estos", se les ha escuchado decir. A partir de allí es que han cambiado su posicionamiento frente a la comunidad judía : para satisfacer las necesidades comunicacionales, diseñadas para obtener un triunfo electoral en octubre.
El terreno de la descalificación de los enemigos fue una de las herramientas favoritas del encargado de la propaganda nazi, J. Goebbels, en especial el empleo de la denominada "falacia ad hominem", que sostiene que, al momento de recibir una crítica, el emisor debe ser atacado en función de sus características personales, pero nunca debe responderse a la idea. Un par de ejemplos : ante las críticas de Elisa Carrió al gobierno por una serie de cuestiones concretas, el encargado de responder fue el Ministro Aníbal Fernández, quien inmediatamente la atacó por ser un "mamarracho" y apelando generalmente a apelativos que descalificaban a su persona. Lo mismo se hace con Mauricio Macri, que, luego de poner énfasis en que la Administración Kirchner no tiene plan de seguridad, fue atacado por el Ministro Alberto Fernández por ser "una persona sin ideas, que se aferra a su único caballito de batalla -la inseguridad- porque no tiene nada más". En definitiva, los funcionarios kirchneristas no respondieron a los temas puntuales por los que su gobierno fue criticado, sino que respondieron atacando a la persona que emitió el comentario. Equivale, literalmente, a reconocer el error implícitamente, pero el objetivo en definitiva es desviar la atención para que no haya debate.
En la víspera de las elecciones, comprobaremos la utilización en el terreno, cada vez más regularmente, por parte de funcionarios oficialistas, con el objetivo de atacar a adversarios políticos. El motivo : no hay en el actual gobierno una intención de debatir ideas; por el contrario, el objetivo final es descalificar a todo opositor, a los efectos de conservar el poder.
Desde los medios se intenta arengar a la ciudadanía para que comulgue con las ideas de la Administración actual. Pero el mecanismo de propaganda se vuelve, a veces, violento contra aquellos elementos que no se subordinan. Recientemente hemos asistido a uno de los episodios institucionales más graves en relación al INDEC -Instituto de Estadísticas y Censos, encargado de medir, entre otras cosas, el índice de inflación o de precios al consumidor-. En pocas palabras, fue el Secretario de Comercio -Dr. Guillermo Moreno- el triste protagonista del capítulo. El personaje en cuestión decidió remover a los directivos encargados de presentar los índices de precios de cada fin de mes, dado que disgustó al Presidente que se revelaran cifras tan elevadas. La mencionada, fue una medida que ni siquiera los militares se atrevieron a llevar a semejante extremo. Dados los tropiezos del gobierno en materia económica, y a la consecuencia obvia del incremento notorio de la inflación, el recurso final fue continuar la propaganda, ahora en la herramienta de la medición de la inflación. El índice debió dar más del 2% en enero, lo propio en febrero, y en marzo sería aproximadamente del 1,5% -cifras que remiten a una inflación altísima-. Pero la operatoria del Secretario de Comercio -faena encargada por el propio Presidente- hizo que los números finalmente revelados fueran demasiado inverosímiles, dado a lo bajo de estos. Se calcula que la inflación de febrero dará un 0,4% en la visión oficial, mientras que los analistas -que rara vez difieren demasiado de las cifras del INDEC- esperan un 1% como mínimo.
Gran parte de esta monumental arquitectura de la mentira irá tomando mayor color al acercarse las elecciones. De hecho, esta ya ha comenzado a movilizar sus engranajes desde el preciso momento en que Mauricio Macri decidió presentarse a elecciones por la Capital Federal. El Presidente ya se encuentra exhibiendo sus característicos rasgos de incontinencia verbal y furia, a partir de esa noticia, y de que sabe que el oficialismo perderá en forma humillante el distrito federal. Los mecanismos de propaganda oficial atacarán a Macri en forma despiadada, como no se ha visto antes, y este proceder estará sin dudas acompañado de otros no menos graves. Habrá que observar la generación de incidentes en las canchas de Boca, y hasta cierto punto, la interferencia para que el equipo de la Ribera no sea demasiado exitoso. De hecho, mucho se ha hablado del partido que Boca perdiera en la final del torneo argentino contra Estudiantes de la Plata, y de las reuniones que tuvieron lugar entre Julio Grondona, Sebastián Verón y el propio Presidente Kirchner, con el escenario de la violencia como excusa.
Los opositores al Gobierno son acusados por el oficialismo de "especular electoralmente", simplemente porque se niegan a jugar el juego de Kirchner. ¿Cuál es el origen de la furia del primer mandatario? Desde siempre, su intención fue consagrarse electoralmente con la preferencia del electorado general. Pero esto jamás ha sucedido. En ocasión de las presidenciales, ganó con un 22% miserable y con el abandono de su rival. Y en las últimas elecciones para legisladores, su performance fue bastante pobre. En Provincia de Buenos Aires, su esposa solo obtuvo el 40% -piso histórico del peronismo-, y fue necesario recurrir a masivas campañas con uso de dineros públicos, y a alianzas con candidatos que ni siquiera eran de la propia extracción política del Presidente. El temor es que, dado que la oposición sabe que será difícil imponerse en octubre -a raíz del monumental mecanismo de propaganda nazi que deben vencer, pero que todo lo controla-, los principales candidatos han optado por presentarse en la Capital Federal. Las elecciones presidenciales tendrán como protagonista principal a un deslucido y caprichoso Roberto Lavagna, quien deberá pedir de rodillas el apoyo de Mauricio Macri, a quien maltrató muy recientemente y en reiteradas oportunidades.
El Presidente Néstor Kirchner ya vislumbra el fin de fiesta. Podrá imponerse como presidente en octubre pero no tendrá la Capital Federal de su parte. Y habrá que ver si Juan Carlos Blumberg no se impone en la provincia de Buenos Aires. Otros distritos importantes también están en juego.
Pero la "magia" de los encuestadores no podrá utilizarse en esta oportunidad, luego del ostentoso papelón que cometieran en las elecciones misioneras, donde todos erraron por más de 25 puntos.
De todos modos, la preocupación que más concierne a la ciudadanía es qué sucederá con las libertades individuales y de información si el Presidente logra quedarse con la victoria en octubre. Los habituales comentadores de El Ojo Digital en la Casa Rosada y otros edificios públicos no dejan de entrever que, si Kirchner se mantiene en oficina luego de octubre, el objetivo que sigue serán los opositores políticos y la prensa. Comenzaremos a ver en prisión a muchos de los primeros, que serán acusados de complot.
Por otro lado, el Presidente se propone perseguir judicialmente a todos aquellos periodistas y medios que investiguen sobre él, su pasado y que realicen críticas "exageradas" -siempre en su modo de ver-. En tal sentido, su principal objetivo será ejecutado ni bien logre consagrarse : destruir al multimedio Clarín para deshacer la madeja de su poder.
El Ojo Digital Política