Los cuarteles, en estado deliberativo : solo falta el día...
Los más prestigiosos autores que profundizaron sobre el rol de las Fuerzas Armadas en el país -entre ellos Alan Rouquie y el Americano Robert Potash-, refieren claramente en sus estudios a la injerencia que el Ejército Argentino ha tenido sobre la política, desde el nacimiento de la Patria, a diferencia del proceso histórico de otras naciones latinoamericanas. Hoy nos encontramos ante unas Fuerzas Armadas en completo estado de abulia y desmoralización, en espera del desguace final.
21 de Julio de 2010
El poder político continúa exhibiendo carencias en lo que respecta al desarrollo de un proyecto serio de Nación. Diariamente, se observa cómo la presente Administración se ve motivada, en el presente deletéreo accionar de destrucción, por el odio, la venganza, y una de las pasiones más denostables : el resentimiento.
Quien esto escribe y de acuerdo a fuentes castrenses -siempre en modo off the record- manifiestan que el proceder del curso de acción de este gobierno tendría su fin de la peor manera, y tal vez sea aquella menos pensada. Nunca, como en las últimas semanas, se observó un estado deliberativo similar al actual, en el seno de las Fuerzas Armadas. En todos estos últimos 25 años.
La interpretación que los militares otorgan a los anuncios permanentes del poder político en la temática militar, los conducen al razonamiento de que los dirigentes circunstanciales de hoy, solo buscan la destrucción total de las Fuerzas Armadas.
Un artículo periodístico firmado por el reputado periodista Daniel Gallo, del prestigioso diario La Nación, fue el detonante de un malestar generalizado : el profesional mencionado planteó que 170 mil retirados de las Fuerzas Armadas, sumados a las dos fuerzas de seguridad militarizadas -Prefectura Naval Y Gendarmería Nacional- serían derivados próximamente al régimen previsional de ANSES.
Quien esto escribe, estima -desde su óptica personal- que ello no constituye oprobio alguno, pues miles de argentinos aportaron al régimen previsional y le dieron su trabajo y sacrificio a la Nación en igualdad de condiciones a cualquier Argentino, y se encuentran perjudicados notoriamente en sus haberes, dado que, en estos últimos 25 años de democracia, no existió siquiera una sola ley que reconociera una justa movilidad en los haberes : el consabido 82% correspondiente, en relación a la función desempeñada como activo.
Pero el tema que nos ocupa -el militar- es diametralmente opuesto. Como integrantes de las Fuerzas Armadas, los militares aportan en la vida activa, y continúan haciéndolo en la pasiva. Están sujetos a permanentes traslados que no solo los afectan a ellos, sino también a sus familias, como ser cambios de zonas geográficas, ubicación de sus hijos en distintos establecimientos educativos y no llegar jamás a adaptarse completamente a un lugar. A ser trasladados, la familia siempre está sujeta a estas variaciones permanentes. Para los hijos, este escenario dificulta incluso establecer el compañerismo escolar más elemental. Como contrapartida, el militar solo espera una vejez que simplemente les reconozca un haber que les permita vivir dignamente y no un haber paupérrimo, compuesto casi en su totalidad por el eufemismo de sumas fijas no remunerativas, y propiciado por el mismísimo Estado Nacional. Ese Estado que, desde profusas campañas publicitarias del Ministerio de Trabajo, conmina al privado al pago de haberes en blanco. ¿Acaso alguien alguna vez se cuestionó cuánto abonarían de sueldo las empresas privadas a un gerente o supervisor sujeto a las condiciones de trabajo de un militar? Por supuesto que no. Lo que es más, la presente Administración se ha propuesto conducir a los militares a la indigencia -algo incoherente para un gobierno de corte progresista-, y para la misma, el concepto de redistribución de la riqueza no es otra cosa que un mero enunciativo electoral, siempre carente de contenido.
El factor salarial es condición suficiente para motivar el actual estado deliberativo, sobre todo cuando los uniformados activos en la actualidad ven en los mayores lo que les tocará vivir en el futuro.
Esta deliberación es palpable y comprobable desde hace tiempo, tanto a nivel de oficiales subalternos como de Suboficiales, que se perciben traicionados por una superioridad obsecuente y carente del mas mínimo atributo. Y que, aún más, coadyuvan al objetivo de destrucción de las fuerzas, arrojando interés solamente sobre sus negocios personales. Un caso más que paradigmático tiene lugar en la Armada Argentina : Guillermo Tarapow, ayer héroe y Comandante del buque rompehielos Almirante Irízar, ha sido hoy confinado a un escritorio y con un casi confirmado pedido para pasarlo a situación de retiro. No se le perdona por la heroica faena desarrollada al comando del Irízar, y se lo condena por el delito de levantar la moral de las fuerzas y cumplir con su deber de hombre de mar...
Las Fuerzas Armadas deben ser vistas a través de los MCS, como un conjunto de loquitos que en la década del 70 salió a matar indiscriminadamente y sin motivo alguno. Sin lugar a dudas, esta es la idea que el poder político se ha esforzado en imponer. Sin embargo, y siempre de acuerdo a nuestras fuentes, la situación se agravaría a partir de que la conducción de la Nación quede confirmada a manos de "CFK" -como gusta al ex jefe de inteligencia de Montoneros, Horacio Verbitsky, denominar a Cristina Fernándes de Kirchner, en sus columnas dominicales-. Verbitsky, el su delirio senil, ha construído una analogía inverosímil entre la Primera Dama argentina y la estadounidense Hillary Clinton. Pero lo que el intelectual no evalúa es que sus tortuosas columnas son regularmente revisadas por aquellos "idealistas revolucionarios", hoy devenidos en prósperos burgueses capitalistas que pagan por su pluma.
De acuerdo a quien esto escribe, y refiriendo a fuentes de primera línea, la situación de los militares ha alcanzado una suerte de punto final. La gran mayoría se encuentra esperando el momento adecuado que termine con tanto manoseo. Cierto militar de carrera en contacto con El Ojo Digital -cuya identidad nos reservamos por obvias razones- nos decía : "Entremos verdaderamente al túnel del tiempo; volvamos a los setenta, con todo lo que ello implica. Si mal no recuerdo, el país se tiñó de sangre".
Dijo una vez don Miguel de Unamuno : "Entre los pecados capitales no figura el resentimiento, aunque es el más grave de todos; más que la ira y más que la soberbia".
Gregorio Marañón, por su parte, en su notable Historia de Tiberio, agrega : "El resentimiento no es un pecado, sino una pasión de ánimo que puede conducir a la locura y al crimen. Por eso son tan temibles los hombres débiles y resentidos cuando el azar los coloca en el poder".
NOTA : a los pocos días de publicarse este artículo, El Ojo Digital comprobó la repercusión de su contenido. A partir del cuadro de situación descripto, se supo que un promedio de 60 suboficiales de la Armada Argentina piden pasar a retiro cada mes.
Por Sorge, para El Ojo Digital Sociedad
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