No se olviden de Aníbal Ibarra
El hoy legislador opositor gobernó la Ciudad por largos años en los que los casos de corrupción se multiplicaron.
21 de Julio de 2010
Han surgido voces y opiniones recordando los antecedentes del actual jefe de Gobierno y los problemas que tuvo en la Justicia. Esta bien, pero este ejercicio de memoria es necesario nivelarlo con la del resto de los intendentes que lo precedieron. La reflexión viene al caso porque entre los principales que cuestionan el quehacer del titular del Ejecutivo porteño, se alza el fantasma de Aníbal Ibarra, que administró la ciudad durante casi ocho años.
Cuando Macri denuncia el robo al erario público en los sobreprecios de millones de pesos descubiertos en las concesiones de comedores escolares, no queda eximido de las críticas por negar de modo indiscriminado, la renovación del contrato laboral a 2.400 trabajadores, cuya revisión exige el sindicato de los municipales (Sutecba).
Igual criterio debe regir con las críticas de Ibarra y su pasado gobierno. La "oposición sistemática", por ejemplo, niega el mérito del referido señalamiento macrista, a pesar de no registrar antecedentes entre los intendentes de los últimos veinticinco años.
A modo de contrapartida, recordemos las auditorías que en 2002 descubrieron los sobreprecios en las obras de refacción de edificios escolares, pero que fueron sepultadas bajo el silencio impuesto por la generosa publicidad del Ejecutivo. Ibarra lo hizo.
Otro tanto ocurrió con los sobreprecios pagados a los casi cien contratistas a cargo de las reformas del Palacio legislativo de la calle Perú, entre 1998/99. Ibarra pagó esos trabajos, a pesar de que gran parte no estaban concluidos y encima, alrededor de 8 millones de pesos-dólares quedaron con dudoso respaldo contable.
La grave irregularidad, en un principio, fue certificada por la Auditoría de la Ciudad, pero posteriores "acuerdos políticos" legislativos impulsados por la Alianza, "borronearon" el informe final del organismo y todo quedó en nada. Ibarra, lo hizo.
La Legislatura, sin embargo, con mayoría Pro, aprobó en 2007 dos partidas por 8 millones de pesos en total, para terminar las refacciones que el ibarrismo tenía consignadas en el la columna de realizaciones.
Más cuestionamientos
Rememoremos. ¿Sabe alguien que Ibarra, en su gestión, designó un contador por hospital para el manejo administrativo, reduciendo a cada director en simple ayudante? Esos treinta y tres contadores, además, rendían cuentas del manejo de los fondos millonarios de los hospitales ante un primo de Ibarra, responsable del segundo presupuesto de la Ciudad.
En otro orden, ¿se sabe que la mayor entrega a manos privadas de terrenos del Parque 3 de Febrero lo consumó la gestión de Ibarra?
¿Por qué no hablar de los 100 millones anuales que la Ciudad comenzó a dilapidar con Ibarra, pagando a hoteles truchos, verdaderas pocilgas, donde se amontonan "familias sin techo"?
¿Y se recuerda que ese "gran campeón de los derechos humanos" inauguró un enorme galpón en Retiro para albergar a gente de la calle, cuyas condiciones semejan a campamentos de refugiados palestinos o bien los campos de concentración nazi?
Mismas condiciones indignas que se sufren en los "hogares", algunos de los cuales están casi comandados por delincuentes que los usan de aguantaderos. Esto también lo consolidó Ibarra.
Para concluir. A las 196 muertes de jóvenes en el boliche Cromañón durante el gobierno de Ibarra, se sumaron las muertes de cuatro ancianas ahogadas, en la inundación del 2000. El agua las sorprendió cuando dormían en el subsuelo de un geriátrico sin habilitación, ubicado en el barrio Belgrano.
Añadamos los dos nenes que murieron cuando una noche se incendió el hogar para niños de Palermo, debido a que secaban su ropita en estufas sin salida al exterior.
Ni que decir de los 10 mil empleados más de personal contratado que incorporó Ibarra, tema que ahora está tan de moda denunciar.
Si hasta la franja de cuatro cuadras de la avenida Bullrich, en Palermo, frente a la sede del primer Cuerpo de Ejército, fue parquizada por orden judicial. No por decisión de Ibarra. Por el contrario, hasta entonces esos terrenos tenían un uso al margen de la ley, donde se cobraban cánones a favor de una seudo fundación.
El desastre ibarrista registró muchos más casos de corrupción, pero los citados podrán servir para evaluar comparativamente la gestión macrista. Para descubrir la mayor o menor gravedad que pudieran derivar de determinadas contrataciones millonarias en curso.
El sistema democrático tiene su arma de cambio en el voto universal y secreto de cada uno de nosotros. No hay otra. Por consiguiente, lo que vale no es poner un constante "palo en la rueda", sino que la ciudadanía controle al elegido para que cumpla sus deberes y sus promesas.
Y Macri, para testimoniar su voluntad de cambio, tendrá que dar vuelta esta realidad. De otro modo, el consenso que hoy tiene, podría derretirse tan pronto como helado en verano.
En definitiva, habrá que "aggiornar" aquella máxima del líder radical Ricardo Balbín reconciliado con el general Perón en 1973: "El que gana gobierna, el que pierde acompaña". Pasaron 35 años, ya es hora de poner manos a la obra.
Por Roberto Muñoz, La Política Online