El Gobierno Nacional vs. el Campo : una declaración de guerra, rumbo al suicidio político. El documento del PJ y la ceguera oficial
Lejos de admitir la derrota en el conflicto con el agro, el kirchnerismo lanza el ataque final que intenta doblegar al campo pero que podría, a la vez, destruir la escasa legitimidad conseguida por el Gobierno Nacional en las urnas.
21 de Julio de 2010
La virtual declaración de guerra lanzada en el reciente comunicado efectuado por la "mesa chica" del Partido Justicialista y pergeñado por el ex presidente, ya reduce todo margen para una posible negociación entre el Campo y el gobierno.
La evidente falta de tino político y mesura de este comunicado, a sabiendas de ha sido confeccionado por las verdaderas fuerzas de poder que tiene hoy la Nación es inaceptable, más si se consideran las consecuencias que tiene para la paz social.
En un Estado democrático, se supone que el gobierno tiene la obligación de encauzar los distintos puntos de vista de los distintos actores a través del diálogo, aunque no tengamos un Estado "tradicional" de derecho (desde que el Poder Legislativo se convirtió en una mera escribanía del Ejecutivo o, lo que es igual, de ilegal). Y es que se han deslindado atribuciones indelegables que permiten, por ejemplo, la existencia de las retenciones móviles, presionando al poder judicial.
Ocurre que, quien comanda una Nación, debe tener obligaciones superiores sobre cualquier sector social, como por ejemplo el sector agropecuario, por más que sus dirigentes puedan pronunciar algún discurso desafortunado, so pena de influir negligentemente en la dirigencia.
El acto en Rosario sirvió, de manera contundente, a los efectos de confirmar los datos de la realidad, evidenciados en las encuestas de imagen sobre Cristina Fernández de Kirchner y el grado de adhesión a la protesta del agro, tanto en las capitales como en las demás ciudades del interior del país.
Esa realidad que Kirchner no puede aceptar sugiere como suicida en términos políticos la prolongación del conflicto, a sabiendas de que después del aparato rentado del conurbano bonaerense es el interior rural el segundo factor (y más genuino) de poder político en el andamiaje del voto kirchnerista.
A la postre, el comunicado de guerra trata de golpistas y sediciosos a sus propios votantes...
Todo viene teniendo lugar con una alarmante dosis de profecías autocumplidas desde que se optó por la intransigencia. No hay que olvidar que, si bien el campo es un sector fundamental de la realidad económica nacional, la verdadera fuerza política no reside en un corte de ruta, ni siquiera en el desabestecimiento. Más bien en lograr las adhesiones de los residentes del interior y de la ciudadanía que mayormente se considera ajena al agro.
El antipático factor del desastecimiento solo traerá como resultado una mayor congregación en torno de las decenas de mentiras y manipulaciones que quedaron en evidencia desde los albores del conflicto. La gente común podrá haber votado a quien percibió como "menos malo", pero tampoco es esencialmente ingenua.
Cierto es que en el terreno de la confrontación, Néstor Carlos Kirchner aún conserva cartas en su manga : incontables billetes para continuar cooptando débiles voluntades, el aparato sindical, los grupos de choque (piqueteros y camioneros), un férreo control de la Justicia y el Congreso y un núcleo determinado de medios adeptos. Por otro lado, juega además con el hecho de que resta aún más de un largo año para las próximas elecciones legislativas, aunque es igualmente cierto que pocos gobernantes en el mundo -a no ser que recurran a la represión- puedan permanecer en funciones con menos de 20 puntos porcentuales de aprobación en la sociedad por la que gobiernan. No debe olvidarse, por más que las condiciones con aquel momentum histórico sean diferentes, que Fernando de la Rúa conservaba un 40% de imagen positiva a fines de 2001.
¿Podrá el gobierno llegar a asumir la derrota evidenciada en el acto de Rosario? ¿Acaso el agro acaso terminará cediendo? Y, más importante, ¿deberemos los ciudadanos tolerar o lamentar actos de violencia?
En cualquier caso, el suicidio político ya ha sido consumado, y de extenderse innecesariamente el presente escenario caótico, la gran mayoría de los argentinos terminaremos perdiendo.
Por el Dr. Gastón Rey, Abogado.
Email : estudiojuridico_gr -arroba- yahoo.com.ar.
Por el Dr. Gastón Rey, Abogado, para El Ojo Digital Política