La anticonferencia de prensa de la Presidente Cristina Fernández de Kirchner. Apuntes sobre el "Operativo Clamor" y las filtraciones políticas del momento
Se aisla el Gobierno Nacional en su burbuja y crecen las referencias sobre el operativo que impulsa Néstor Carlos Kirchner para retomar el amago de la renuncia. La deleznable conferencia de prensa de Cristina y el fortalecimiento de la visión kirchnerista de choque.
21 de Julio de 2010
Patética e incontestable. Estas son las palabras a las que no pocos analistas políticos recurrieron para calificar al pálido intento de la Presidente Cristina Fernández de Kirchner de transparentar su gestión ante los medios.
La "anticonferencia" de la primera mandataria barrió con las hipótesis que intentaban predecir el alejamiento de más figuras de un desgastado Gabinete. Peor aún, terminó de corroborar que el núcleo duro del kirchnerismo se fortalece en el seno de la Casa Rosada y que los peores elementos del Gobierno no tienen siquiera pensado dar un paso al costado.
En pocas palabras, Cristina Fernández dejó entrever que aprueba los mamarrachos del INDEC -continúa negando la inflación real, que hoy refiere a más de 40 puntos anualizados- y confirmó al pendenciero Secretario de Comercio, Guillermo Moreno, al frente de la lucha contra el crecimiento de precios.
Si para algo sirvió el encuentro, fue para confirmar que la Rosada no abandonará los pasos del totalitarismo político y económico, y que en el seno del poder no existe la menor intención de llevar adelante una autocrítica sincera y efectiva. Paralelamente, la propaganda de corte nacionalsocialista de que viene haciendo uso el kirchnerismo desde su llegada al poder retoma su vehemencia : y lo hizo en la forma de novedosas encuestas de opinión publicadas por Ricardo Rouvier y Equis, que reportan una imagen positiva de la Presidenta de más del 50%. Un doloroso cachetazo a una opinión pública que, ya ni siquiera en voz baja, viene solicitando con firmeza cambios radicales en la forma de gobernar y que reprueba en forma categórica al matrimonio presidencial. Es sabido que, por estas horas, el único apoyo que cosecha la primera mandataria proviene de la función pública y sectores del piqueterismo y de los gremios más deleznables del país.
La mentira kirchnerista volvió a cobrar forma también luego del encuentro entre Cristina y el Vicepresidente Julio Cobos. Sergio Massa -con poco tiempo de vida, según comentarios recogidos desde allegados a Néstor Kirchner- tomó la posta al referir que el encuentro había tenido un tono cordial y sin agresiones. A las pocas horas, se filtró la verdad : el Vice y la Presidente se reprocharon absolutamente todo, y como era obvio, Cristina lo castigó con dureza por haber votado en forma "no positiva" en el Senado. Cleto Cobos se agarraba la cabeza al no poder hacer ver a la Presidente que, gracias a su voto, la Argentina no terminó incendiada.
La ceguera de los kirchner se observa hoy en todos los actos oficiales. Ya se habían negado la inflación y la inseguridad. Ahora la Presidente también mintió sobre la proporción de inversiones extranjeras directas recibidas que, según ella, superaron los US$14 mil millones. La cifra real : menos de US$5,000 millones durante 2007, relegando al país al último lugar en los rankings regionales.
Dio su apoyo también la Presidente a la penosa iniciativa del "Tren Bala", en momentos en que las imágenes de los trenes argentinos con pasajeros colgados saturaban las páginas de los diarios más importantes. La anticonferencia se caracterizó por no permitirse réplicas, aunque debe decirse que el cuestionario fue bastante pobre. A nadie se le ocurrió preguntar por qué un gobierno democrático envía partisanos a apalear a manifestantes, quemar comisarías o destruir la propiedad pública y privada con elocuente impunidad.
A estas alturas, cabe ya preguntarse si la principal motivación del matrimonio presidencial no es acaso la locura propiamente dicha. Si este no es el motor de los que hoy gobiernan a la Argentina, pues entonces corresponde discernir que se han visto afectados por el clásico síndrome del dictador, que tiene lugar cuando el líder de un país vive acorralado por las propias mentiras que su entorno y asesores han creado en relación a la propia popularidad. Todo ello mientras, puertas afuera, la revolución se cocina a fuego lento...
Vale la pena destacar que la Presidenta también reconoció, días atrás -durante una reunión con legisladores del núcleo oficialista- que la iniciativa de las retenciones agropecuarias obedecía pura y exclusivamente a la necesidad de cancelar deuda pública próxima a vencer y que acumula la una suma no menor a US$20 mil millones de dólares. El dinero contante y sonante para compra de voluntades políticas y subsidios ha expirado, junto con el sueño de imponer el pensamiento único a través de los medios de comunicación. Y Alberto Fernández ya no está en el poder para coordinar el aparato de propaganda oficial. Transportes y combustibles verán disparados sus precios en los próximos meses, hasta arrinconar irremisiblemente a las clases medias y bajas, como ya es cíclico en la Argentina. El Gobierno Nacional se encuentra en una loca carrera por extraer fondos de donde no hay. Se han incrementado los gravámenes a fideicomisos y la renta financiera. Los precios de los alimentos explotan. Y, en el interín, se publican estudios ridículos que reportan a un crecimiento exponencial de la imagen de la ocupante del Sillón de Rivadavia. Un papelón tras otro.
Si acaso la Presidente se mantiene en su cargo más allá de comienzos de 2009, ya se reconoce que volverá a intentar subvertir la agenda para retomar la causa de la Resolución 125, esa misma iniciativa que convirtió al país en un hervidero y que, por obra de la casualidad, no finalizó en una abierta guerra civil.
Para colmo, este medio pudo recopilar información desde el propio kirchnerismo que refiere a que el ex presidente Néstor Carlos Kirchner volverá a echar mano del amague de la renuncia, si acaso la sociedad y la clase dirigente en su conjunto no se suman a la nueva oleada de proyectos totalitarios en carpeta. Ello se ha etiquetado en los pasillos del poder como "Operativo Clamor" y no tardaría ni cuatro meses en hacerse patente. Apremiado el Gobierno por la inflación, la inseguridad, la crisis energética y acosado por la escasez de fondos frescos, tributos y expropiaciones a la renta volverán a la escena para intentar salvar el alicaído prestigio de los hombres y mujeres que hoy ocupan los espacios de poder. Ante la segura resistencia que renacerá frente a estas nuevas intentonas, el propio Kirchner ya analizó volver a recurrir a la amenaza de la renuncia para él y Cristina Fernández, bajo el tristemente célebre lema "Nosotros o el caos". Ojalá pudiera decirse que lo reportado se cataloga en las páginas del rumor pero, infortunadamente, es mucho más que eso. Aunque los detalles solo son conocidos por los íntimos del matrimonio, las filtraciones ya han llegado a los círculos opositores. Eesos mismos a los que constantemente intenta sopapear de "inactivos" el columnista oficial de Clarín, Eduardo van der Kooy, con irritante cadencia. Próximamente, los medios arremeterán con este dato pero, a diferencia de lo sucedido anteriormente, esta vez la fiesta de los kirchneristas duros será aguada con la fuerza de un vendaval.
En otro orden de cosas, también llueven los comentarios desde el riñón duhaldista. Desde allí se reporta que, si el panorama político vuelve a ennegrecerse como en los peores días de la crisis con el agro, referentes del peronismo disidente y de la oposición impulsarán la convocatoria para un nuevo llamado a elecciones presidenciales, a los efectos de poner fin a la pesadilla "K". Y ya hay candidato : este sería, nada menos, que el cordobés José Manuel de la Sota, hoy con un importante visto bueno de la opinión pública a partir de su posición mesurada aunque plenamente contraria al oficialismo. Como fuere, el destino de los Kirchner ya está sellado porque les será imposible vencer en cualquier elección de cara al futuro. Cualquier iniciativa oficial deberá hoy pasar por un Congreso sacudido y permanentemente iluminado por una suerte de nuevo rigor público. Resta aprobar lo decretado respecto a la reestatización de Aerolíneas Argentinas y poner bajo tratamiento la cuestión de la nueva Ley de Radiodifusión, que se anticipa ácida. Aunque esta última movida apunta claramente a fragmentar el negocio del Grupo Clarín. Dicho de otra manera, se acabaron los fondos y solo queda la herramienta del apriete. Pero este jugoso temario deberá ser planteado por los Kirchner antes de las próximas elecciones parlamentarias, luego de las cuales su poder en las Cámaras terminará diezmado. Guste o no, a la forma de operar de este gobierno totalitario y oportunista no le queda más de un año de vida.
La insana percepción que el kirchnerismo tiene de la realidad lo ha llevado recientemente a remitir partidas de militantes artificialmente embravecidos a la capital cordobesa para destruir toda propiedad pública y privada que sea posible en tiempo récord. Lo insólito es que los violentos protestaban por la reducción de jubilaciones VIP o de montos elevados. El Gobernador Schiaretti lo ha comprobado a partir de informes que le llegaron desde su propia policía, que en ocasión de las protestas puso bajo la sombra a incontables jóvenes rebeldes que procedían desde el conurbano bonaerense y que no tenían nada que hacer allí, salvo provocar descontrol. Ya había recurrido a este lamentable proceder la Administración Kirchner cuando intentó desestabilizar la provincia de San Luis a partir de la manufactura de protestas violentas de un grupúsculo de docentes puntanos inexistentes, que se manifestaron contra Rodríguez Saá pocos años atrás. Sonará un tanto maquiavélico, pero el mismo dolor de cabeza debió padecer el ahora oficialista Daniel Scioli cuando, apenas asumido en Buenos Aires, un ejército de piqueteros tomaron y destruyeron el Ministerio de Trabajo platense. Los revoltosos se movilizaron en forma planificada y exhibieron la clásica estructura celular. El episodio tuvo lugar días después de que Scioli intentara independizarse de la Nación, de la mano de un discurso que ponía énfasis en la seguridad y el reequipamiento de la Policía Bonaerense. El mensaje desde la Casa Rosada fue claro : "Ud., señor Scioli, no está en control de la situación. Lo estamos nosotros". En tiempos de la crisis con los sectores productivos del Campo, se presionó y amenazó al Gobernador de Buenos Aires hasta el hartazgo, para que no recibiera a los referentes de las Cuatro Entidades.
Es que los Kirchner no perdonan a la tropa de "infieles" que les dieron la espalda en ocasión de la pelea con el Campo. El brazo político oficialista procede cortando el envío de fondos primero, y fabricando escenarios de conflicto social en los distritos rebeldes, en segunda instancia.
Retomando el temario del "Operativo Clamor", baste decir que, en esta oportunidad, la iniciativa es conocida por opositores clave como Elisa Carrió y Mauricio Macri. Muy a pesar del kirchnerista van der Kooy, el núcleo opositor no se encuentra tan inactivo y con la guardia baja. Salvo Lilita, todos sostienen ruedas de consulta con el ex presidente Eduardo Duhalde y ya coordinan acciones en común. Por lo pronto, la primera acción coordinada parece tener que ver con la insistencia pública para remover a Guillermo Moreno y otros impresentables. Como es más plausible que el oficialismo haga oídos sordos, el resultado directo será que los índices de aprobación de los Kirchner continúe yendo en picada tras mantener al polémico Secretario de Comercio en funciones. Por ese flanco, el matrimonio ya no tiene posibilidad de maniobra. De su respuesta ya hemos comentado : cobró forma en la publicación de estudios de opinión falseados. Reconoce el Gobierno, recurriendo a tan pobre táctica, que no tiene margen de acción posible. La idea ahora es "escupirle el asado" del "Operativo Clamor" para advertir con tiempo prudencial a la sociedad y a la opinión pública, para así terminar de confinar al matrimonio a la desesperación y la parálisis. Después de eso, sobrevendrá el tiro de gracia. Y, como Duhalde suele decir a puertas cerradas, "la gente nos apoya".
Por Matías Ruiz, para El Ojo Digital Política.
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Por Matias Ruiz, para El Ojo Digital Política