POLITICA: POR MATIAS RUIZ, PARA EL OJO DIGITAL

Más soberbia : la risible conferencia de prensa de la Presidente Cristina Fernández de Kirchner

La Presidente Cristina Fernández Wilhelm protagonizó una patética conferencia de prensa que apenas pudo catalogarse de tal. Reiteró datos electorales ya conocidos por todos, habló de la crisis política de Honduras y, coronando el papelón de su esposo, desacreditó el triunfo de la oposición. Casi ni mencionó al PRO y a la importancia de su victoria en la Provincia de Buenos Aires y la Capital Federal.

21 de Julio de 2010
La conferencia de prensa que no fue. En el inicio, los trabajadores de prensa que se apersonaron en la Casa Rosada para participar, se toparon con la noticia de que allegados al matrimonio presidencial sortearon el número de preguntas a realizarse, al tiempo que filtraban los contenidos por la vía de formularios. Pero lo más divertido -o el capítulo trágico, según la óptica que se quiera utilizar- llegó de la mano de las palabras de la Presidente Cristina Fernández. La primera mandataria se esforzó al máximo para desacreditar los logros de la oposición, en particular del armado de PRO de Mauricio Macri, Francisco De Narváez y Felipe Solá. Ninguno de los cuales fue mencionado durante el discurso. No obstante, y a pesar de que el cineasta Fernando Pino Solanas había criticado con dureza los desaciertos de la gestión del matrimonio presidencial, su persona fue ampliamente elogiada por la esposa de Néstor Kirchner tras la elección que aquel hiciera en la Capital Federal. "Néstor Kirchner no fue el responsable de la derrota en la provincia de Buenos Aires". ¿Entonces quién fue? Al parecer, y de acuerdo a la palabra oficial, el gobierno no solo no perdió las elecciones, sino que realizó una campaña históricamente buena. Se preguntó la líder nacional sobre si acaso no había que preguntarle a Mauricio Macri si no fue él quien hizo una peor elección el 28 de junio, considerando el 60% que había obtenido en una segunda vuelta años atrás. La soberbia, a flor de piel en el discurso presidencial. A estas alturas, muchos presentían que se les estaba tomando el pelo groseramente. "Hagámosla corta", pidió la Presidente, denotando su clara intención de abandonar la sala lo antes posible. Se la veía demasiado incómoda, y las sonrisas forzadas fueron protagonistas por partida doble. Se enfureció Cristina cuando un periodista de Cadena 3 la inquirió sobre la manipulación de las cifras del INDEC : "Ud. ya está deslizando una opinión personal". Soberbia pura. "Esta pregunta me la han hecho demasiadas veces", musitó Fernández de Kirchner. Incluso intentó disfrazar la patética realidad del INDEC con estadísticas del FMI que, vaya casualidad, la interlocutora no tenía a mano. "Cuando el INDEC da números malos, esos datos se utilizan para decir que todo está mal. Cuando son buenos, tienen manipulación". Punto y aparte. Otro tema. La emprendió también contra Domingo Felipe Cavallo en tiempos en que era el responsable de Hacienda. Como si Cavallo no hubiera asesorado a Néstor Kirchner durante su presidencia. Nuevo tropiezo y chicana. Gatilló la Presidente las carcajadas de los televidentes cuando inició la pseudoconferencia hablando de la crisis política de Honduras. Mencionó que las cadenas de televisión proyectaban dibujos animados mientras los militares de aquel país tomaban de rehén al corrupto presidente. No reparó Cristina Fernández en el hecho de que los asuntos hondureños hoy no interesan a nadie en la Argentina, cuyos hombres de prensa habían ido allí para escuchar otras cosas. Claramente, la esposa de Kirchner intentaba ganar confianza y tranquilidad ante el terror que le causaba la incertidumbre de recibir cuestionamientos o preguntas duras de parte de los trabajadores de prensa. Volvió a mencionar la Presidente la áspera cuestión de la crisis internacional, esa misma crisis de la cual había dicho que no llegaría a la Argentina. Pues bien, dijo Fernández Wilhelm que "la crisis continúa con fuerza". Sostuvo también que la moneda argentina, el peso, no había sufrido grandes oscilaciones, sugiriendo una estabilidad que solo ella conoce y olvidándose de que su ineficiente gobierno propugna un deleznable sistema de flotación sucia. Habría que ver cuánto tiempo más el jefe del Banco Central de la República Argentina quedará pegado a este gobierno sin resultados ni ambiciones y tan pleno de mediocridad. Si la Argentina es una nación tan estable, alguien debió preguntarle a la Presidente por qué diablos este país ocupa uno de los últimos escalones de Sudamérica a la hora de considerar la recepción de inversión extranjera directa. Se preguntó luego sobre qué pasaría con la fuga de capitales en la Argentina si se hubiera procedido a devaluar. Pero, increíblemente, olvidó que -desde que ella llegó al poder- ya se fugaron de la nación un total de 25 mil millones de dólares. "Siento que a nosotros nos interrogan, y que a los opositores los escuchan. Tengo esa sensación; puede ser equivocada". Una notable exhibición de hilacha para terminar de corroborar el autoritarismo que al matrimonio presidencial le nace desde la esencia. "El acuerdo no significa que uno tenga que renunciar a sus principios", declaró Cristina cuando un periodista cordobés le planteó cómo se sentaría ante el espectro opositor para garantizar la gobernabilidad perdida. Nueva confirmación de que no está en la mente ni en el horizonte del Gobierno consensuar absolutamente nada con aquellos que lo han derrotado con rigor en la elección legislativa. También a este respecto, Fernández Wilhelm negó la posibilidad de realizar cambios en el Gabinete de Ministros a partir de la derrota electoral. "El resultado de la elección no lo amerita, y además ningún ministro puede ser culpado por el resultado". Señora Presidente, la ciudadanía viene pidiendo un cambio radical sobre sus asesores, dado que la realidad ha probado que son probadamente ineptos a la hora de enfrentar los problemas del país. Elecciones o no, el cambio era necesario. No entendió nada la Presidente. Como dicen en los barrios, la chica "estaba mirando otro partido". Hubo también un espacio para la intolerancia, ni bien apareció la pregunta de una periodista de la agencia estadounidense Bloomberg. "Tenía que ser Bloomberg quien me viniera a pregunta", disparó una ácida Fernández de Kirchner, intentando un juego de palabras con el apellido del autóctono "Ingeniero". Pero a nadie le pareció gracioso. De cualquier forma, la primera mandataria aprovechó la pregunta de tinte económico para echar leña sobre lo que le sucedió a Lehman Brothers. "Tal vez los engualiché yo", respondió. Nuevo látigo para las financieras internacionales, las grandes "enemigas" de la Administración Kirchner. Segundos más tarde, aprovechó la ocasión para aplaudir la gestión del presidente americano Barack Obama. Pero Obama no considera a la Argentina y a los Kirchner dentro de un esquema de liderazgo en América del Sur. Los elogios fueron de Obama hacia Lula da Silva y Michelle Bachelet. Señora Presidente, ¿lee Ud. los diarios? A pesar de que los comentarios de la Presidente eran esperados con expectativa en bares, oficinas y hogares, lo cierto es que todo el mundo quedó decepcionado pues esperaban alguna suerte de reconocimiento por los errores cometidos y que llevaron al kirchnerismo a sufrir una derrota histórica y catastrófica. No hubo nada de eso. La soberbia ganó la partida. Mala noticia, pues la novedad que esperaban los argentinos era un sinceramiento que les permitiera creer que aún contaban con una Presidente con algo de racionalidad y que no optará por llevarse puesto al país entero. Por Matias Ruiz, para El Ojo Digital Política. Email : elojodigital.com -arroba- gmail.com.
Por Matias Ruiz, para El Ojo Digital Política