SOCIEDAD: CARTAS DE LECTORES - POR MIRTA SANCHEZ, DIRIGIDA A EL OJO DIGITAL

Confirmado por una lectora: el Concejo Deliberante de La Plata entorpece la promoción de emprendimientos. El Intendente Pablo Bruera brilla por su ausencia

Ser emprendedor parece ser un pecado capital en la Argentina de hoy. En La Plata, esta realidad parece comprobarse sin vueltas. Tal vez, los únicos "bendecidos" sean aquellos "bienaventurados" que tienen llegada a algún concejal o al mismísimo alcalde platense, don Pablo Bruera. Viaje por el laberinto burocrático que conoció nuestra lectora Mirta Sánchez y comprenda por qué, en La Plata, crear y desarrollar es una actividad penada de facto por la ley.

21 de Julio de 2010
Quisiera saber en qué feria platense, una "artesana" que elabora dulces, jaleas y mermeladas (en forma 100% ARTESANAL), cumplimentando toda norma de salubridad e higiene, envasando en contenedores de vidrio nuevos, no reciclados -y con cierres termo sellados-, garantizando la pasteurización y evitando la contaminación del producto (tal como lo recomienda la Facultad de Agronomía de la Universidad Nacional de La Plata a través de sus cursos de conservación de frutas, que he realizado), y siguiendo estrictas recetas heredadas mis familiares (abuela y bisabuela) sobre gustos y combinaciones frutales, puedo exponer, ofrecer y vender mis productos. Por supuesto, sin pasar inicialmente por toda la tramitación vigente para los que elaboramos alimentos "artesanales" de las características mencionadas. Desarrollar las instalaciones para elaborar -tal cual lo demandan las ordenanzas municipales- más las inscripciones en el Ministerio de Salud para obtener el número de establecimiento elaborador, sumado al número del Registro Alimentario por producto, se hace imposible en razón de los onerosos costos. Estos, que superan los $ 50.000., resultan exagerados para cualquier microemprendedor. La legislación vigente solo permite a las autoridades municipales y provinciales darle a los "artesanos de productos alimentarios" el mismo tratamiento que se otorga a compañías de la talla de Arcor, La Campagnola y similares, sin diferenciar que estas son "fábricas elaboradoras masivas de productos". Quien suscribe es una simple "artesana elaboradora de alimentos" que prepara sus productos como si fueran para "mi propia" familia y cuyo objetivo para nada coincide con el de inundar el mercado con su producción. Los hechos refieren, obviamente, que mi capacidad para la elaboración está limitada y solo busca -a través de este medio- una salida laboral decente, con posibilidad de desarrollo y crecimiento, que a futuro podría, no sin gran esfuerzo- cumplir con todas las ordenanzas, reglas y condiciones inherentes a la "legalización" de este microemprendimiento. Hablo de un crecimiento que podría darme la oportunidad de crecer en lo individual y, llegado el caso, dar trabajo a otras personas que lo necesiten. Tengo conocimiento de que en otros distritos de la provincia de Buenos Aires -al igual que en numerosas comarcas y regiones de todo el país-, la "elaboración artesanal de alimentos" por parte de microemprendedores está contemplada y está permitida en su producción elaboradora, exposición y venta a través de canales o lugares que los contienen (ferias, exposiciones, negocios de ventas de artículos regionales) a través de una habilitación precaria que permite iniciar el trámite para dar cumplimiento al Artículo 3º de la Ley 18.284 del Código Alimentario Nacional, en lo concerniente a la inscripción por parte del Laboratorio Central de Salud Pública de cada uno de los productos. En mi caso particular, el trámite de inscripción del establecimiento y de productos requiere pago de aranceles por casi $300 cada uno, totalizando $3600. La Municipalidad de la Ciudad de La Plata no contempla en sus ordenanzas la "elaboración artesanal de alimentos"; por lo tanto, no permite la exposición y venta de este tipo de desarrollos sin contar su responsable con todos los requisitos que deben figurar en las etiquetas de los mismos (código de barras), al menos en forma oficial. Pues, si recorremos algunas de las ferias de fin de semana que existen en la Ciudad, nos encontraremos con vendedores de todo tipo de alimentos, elaborados en el lugar o envasados en frascos de sospechosa procedencia y no reciclables (me estoy refiriendo especialmente a confituras y escabeches). Dejo constancia que fui amablemente atendida en todos los ámbitos municipales, por atentos y solícitos funcionarios y funcionarias que trataron de hallar el resquicio legal que me permita desarrollar mi microemprendimiento, pero -infortunadamente- nada se pudo hacer. Ya que, al no existir ordenanzas que contemplen este tipo de emprendimientos, les fue imposible hallar una solución. Indefectiblemente, estos huecos que cercenan la libertad de trabajo deberán ser tratados por las autoridades ejecutivas de la Municipalidad y el Concejo Deliberante de La Plata. Espero que la exposición de mi problema no afecte a los cientos de emprendedores alimentarios que se hallan en mi misma situación y se arriesgan a vender sus productos sin los permisos correspondientes. Mi única intención consiste en llamar la atención de quien corresponda a nivel municipal, provincial o nacional, a los efectos de hallar una solución que seguramente será beneficiosa para todos. Digo esto pues "legalizar" la actividad de personas de bien que solo quieren ganarse decentemente su pan de cada día, también hará que el sistema los contemple y los incluya. Solo de esta forma, dejarán de ser considerados desocupados o semi-ocupados. También me gustaría dejar constancia de que ni siquiera las pseudo "fundaciones de artesanos" atienden nuestros reclamos o proceden en nuestra defensa. Por Mirta Sanchez, para El Ojo Digital Cartas de Lectores. Email : mirtas -arroba- sanchez.net.ar.
Por Mirta Sánchez, para El Ojo Digital Cartas de Lectores